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Mostrando entradas de agosto, 2008

POR FAVOR NO LO HAGAS.

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Iván Luis Sánchez Córdova. Por favor no lo hagas. Acuérdate de esa colita que tu madre solía hacerte en tu cabello. Ella siempre se sintió, se siente y se sentirá orgullosa de ti. Hagas lo que hagas, busques lo que busques. Pero, por favor no lo hagas. Tu padre tiene dinero para comprarse otro auto, mas, ya no tiene las fuerzas para seguir luchando, ya no depende de él. Tu padre, ahora, se suele preguntar: ¿qué sentido tiene mi vida cuando veo a mi hija en esa situación?, por favor no lo hagas. Déjame decirte que eres la persona más bonita que he conocida. Tienes el cuerpo que yo quisiera alguna vez a mi lado tener, tener ese cuerpo en mi cama, sentirlo y amarlo. No te olvides que el mejor espejo, es el espejo del alma, y no ese al que sueles mirarte con frecuencia. Ten en cuenta que ese espejismo (espejo) solamente a la tierra le rinde cuentas. Y eso es, lamentablemente, cuando ya estamos muertos. Entonces, cabe señalar que, si tú sigues con esa costumbre de hacerte daño, creo yo, me...

Y YO SIEMPRE ME DEJÉ IMAGINAR.

Lágrimas, porque no tengo con qué llorar, soledad, la difícil inspiración, es amar, cabellos lacios y ondulados… mi lecho sí que sabe volar. El whisky y la coca, me saben dar, la pena, la gloria, la sal. Escribo para no llorar, no soy escritor, pero sí sé tocar. No sé cómo te llamas, oscuridad, mas, ayer besé tus labios ¡Dios!, siempre te dejaste amar… Y yo siempre me dejé imaginar. Sueño repetido, pero ya hace frío, urgente necesito tu abrigo: piel, necesito ese adiós, otra vez dímelo, necesito rock y una buena canción. … Ya amaneció, la cabeza al dolor, tu recuerdo me sigue haciendo, el amor, pastillas, humo y sol, vuelvo a empezar, camisa corbata y pasión… Y yo siempre me dejé imaginar. Ivanseru.

ELLA Y LA CERVEZA.

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Iván Luis Sánchez Córdova. I Querida amiga, amiga bella: -¿Cuéntame si te sigue gustando la cerveza? A mí sí me sigue gustando, me sigue fascinando, me sigue deprimiendo y me sigue emborrachando. Te acuerdas cuando éramos adolescentes, solíamos encerrarnos en cualquier lugar a beber a escondidas un par de botellas de cerveza. Siempre llevábamos chicles, esos grandes, para que a la hora de regresar a nuestras casas nuestros padres no nos sintieran el olor a cerveza ya súper fermentada en nuestras barrigas. ¿Sabes?, ahora que me acuerdo se te vía hermosa con el vaso en la mano discutiendo de cualquier tema, las controversias eran tu fuerte. En cambio yo, era un mamarracho con el vaso en la mano, me acuerdo que después de romper tantos vasos de vidrio de tu lindo bazar de la sala de tu casa, un día saliste con un vaso de plástico para que ya no ocurrieran las mismas estupideces que yo hacía. O sea romper los vas...