NUNCA TE OLVIDARÉ ABRIL.
-Como te sigo contando, Paloma, sigo enamorado de Abril…
-Mmmm ay Andrés, sigues en lo mismo… yo pensaba que ya se te había pasado.
-Eso yo también pensé, Paloma… y mírame, sigo en la misma vaina.
-¿Y dime, qué pasó con Cielo?.
-Nada pues, le tuve que decir la verdad…
-Ay Andrés… ¿Y se puede saber qué verdad es esa?…
-Si Cielo quiere estar conmigo, entonces tiene que ser a mi manera.
-¡No!, ¡no me hagas reír!... ¿Y se puede saber cuál es esa manera, señor?.
-… Ya pues, Paloma, no te hagas…
-Ya sé… nada de compromisos, nada de presiones, ni llamadas, sólo sexo, sexo, sexo y sexo.
-Así es, amiga, sólo sexo…
-¡Hombres!… ¡Hombres!…
-No pues Paloma, no me vengas ahora tú con sermones…
-No, nada que ver Andrés. ¿Y dime qué te dijo, Cielo?.
-Lo lógico amiga, se fue llorando y me mando a la mierda…
-¡Anda sí!… ¡no te creo!, ¡Bien hecho! Ja…
-Búrlate, búrlate… búrlate de éste pobre hombre…
-Ya era hora que la muy tonta se diera cuenta. Te has burlando de ella hasta decir basta… vaya que algunas son tontas ¿ah?…
-Es que éste pechito amiga las vuele locas… loquitas.
-Sí, ya veo… ja, pero menos a una…
-¡Mierda!… todo estaba bien, amiga. ¡Que mierda que eres, Paloma!.
-Ay Andrés... ¿A ver dime, cuántas veces te le has mandado a Abril?
-Mmmm creo que ya perdí la cuenta…
-¡Pucha amigo!… o sea que, ni bolitas…
-Así parece, Paloma…
-Pero tú eres un tonto, Andrés…
-¿Y yo por qué?.
-Porque cuando se acercan los parciales y finales, Abril como arte de magia, te saluda, te sonríe, te llama… ¿y todo para qué?, para que le “enseñes”, mejor dicho, le soples. Y tú como un tonto aceptas… sí, un tonto… que mal ah…
-¿Qué voy a hacer, Paloma?… estoy templado…
-Dignidad, Andrés… Dignidad, amigo…
-Está bien amiga, te prometo que esta vez si la choteo…
-Ver para creer amigo, ver para creer…
La mañana sí los humedecía hasta los huesos, a pesar que estaban en un salón de clases con las lunas cerradas, pero igual, el frió y sobre todo la humedad hacían lo que querían en una ciudad llamada Provincia Constitucional del Callao, ahora simplemente Callao. Exactamente en el distrito de Bellavista, calle Juan Pablo II, en una universidad llamada con el mismo nombre de la ciudad: Universidad Nacional del Callao. Tanto Paloma como Andrés y como todos los universitarios estaban bien abrigados por obvias razones naturales. Menos Abril, que a pesar del frió y la cruda humedad, asistía a clases con poleros frágiles y minifaldas negras. Aquella vez no fue la excepción, excepto el color, porque Abril había ido a su facultad con una linda minifalda de color rojo y para vista de todos le quedaba de maravilla ¡espectacular!. Andrés, no podía dejar de mirar a Abril. Todas las noches soñaba con ella. Le importaba “cien cuentas” la clase de Proyectos Económicos. Andrés nunca quiso estudiar Economía, pero sus padres le impusieron que estudie toda la carrera y a Él no le quedó más remedio que estudiar por cinco años la carrera de Economía en la Universidad del Callao. Paradójicamente, Andrés fue uno de los mejores alumnos de su clase, y de la facultad también. Sus altas calificaciones lo avalaban y su record de notas lo dejan como uno de los mejores prospectos hacia un emprendedor futuro Económico y Empresarial. Andrés, en varias oportunidades quiso mandar todo al demonio: carrera y padres. Para sólo dedicarse a lo que más le apasionaba en esta vida: el dibujo. Nunca lo pudo lograr porque ya estaba de por medio la bella Abril, y alejarse de la carrera significaba alejarse de Abril, alejarse de su verdadero amor. Alejarse de Abril era para Andrés sin más palabras como arrancarle el corazón estando vivo. En cambio Abril, eligió la carrera de Economía porque alucinaba que era otra cosa. Todo lo que ella veía en la pantalla chica y en los noticieros nocturnos, todo eso, ella lo quería hacer y más. Abril quería estar allí. Soñaba con ser entrevista hablando bonito, estar en el ojo de la tormenta y en boca de todas las personas importantes que gobiernan éste país. Lamentablemente, cuando ingresó a la universidad del Callao, que dicho sea de paso, fue de milagro, porque se sentó, claro, sin querer, al costado de un erudito que había hecho como dos años de preparatoria y había postulado sabe Dios a cuántas universidades, sólo para darse el lujo y el capricho de aprobar los exámenes de admisión. Y Abril ni corta ni perezosa se copió todo el examen de admisión del compañero de turno. Abril, en razonamiento verbal y razonamiento matemático arrasó, copia fiel, y eso le sirvió, fue más que suficiente para ingresar a cualquier carrera, claro, menos a la carrera de Ingeniería de Sistemas, por ser ésta, una carrera que más demanda tiene entre los jóvenes y, por ende a la demanda, el puntaje era muy elevado. Hubo una fiesta enorme por la nueva cachimba. Los padres de Abril botaron la casa por la ventana. Abril, así se puedo vengar de todos los vecinos que no creían que ella era para los estudios. Pero, cuando Abril se sentó por primera vez en un salón de clase de matemática I y prestó atención al tema de derivadas para pasar a integrales ¡Dios! Se le vino el mundo abajo… se dio cuenta que sus vecinos tenían razón. A pesar de la desilusión de Abril, ella siguió con la carrera sin gustarle, claro está, siguió sin estudiar, aprobando los cursos por Andrés. Abril, siguió aparentando ser una universitaria encaminada en la carrera de Economía. Y los padres de ella estaban felices, muy orgullosos por su hija linda, hermosa y, sobre todo, inteligente y los vecinos se retorcían de la diabólica envidia porque sus propios hijos no ingresaban a nada. Abril, tenía pocos amigos en la universidad. Sólo existía para ella, Diana y por lógica, Andrés. Cuando no había nada que presentar en materia, ya sea en trabajos o en prácticas, Abril muy poco asistía a clases. Se la pasaba en las peluquerías o en las tiendas de modas. Por las noches asistía al gimnasio, ahí siempre encontraba chicos simpáticos y con plata. El auto nuevo, la billetera cargada de dinero para ir a bailar a cualquier discoteca del “Larco Mar”, y por supuesto, chicos con cara bonita. Eso era lo único que le interesaba a Abril para entablar una conversación interesante, lo demás, estaba sobrando. Y no le faltaban pretendientes, sobre todo, en los fines de semana. A Abril, le gustaba Paco, su profesor del gimnasio, lo alucinaba siempre en cada postura, en cada movimiento. Ella siempre se le insinuaba –profesor, aquí. Profesor, por aquí. Profesor, cómo hago este ejercicio… profesor, no puedo. Profesor, ayúdeme, ¿profesor, así está bien?- Abril, se moría por besarlo a pesar de su mayoría de edad…-Paco le doblaba la edad-. Cada vez que Abril terminaba su sección de ejercicios en el gimnasio siempre se solía decir –Para la siguiente clase me lo chapo- era quizás una protección al atrevimiento, a las locuras que atormentan su mente. Porque siempre solía decírselo y nunca pasaba nada. Abril, ella misma, ya se había acostumbrado a sus locuras y a sus contradicciones. También le gustaba el vino tinto. Le gustaba jugar con el vino dentro de su boca, retener el vino, para después ir pasándolo lentamente, le excitaba mucho hacer eso, sobre todo, cuando estaba acompañada de un pretendiente que le gustaba y en el lugar perfecto donde Abril siempre se sintió cómoda, bella, y radiante. Ese lugar, siempre fue en una discoteca. En cambio en un día normal le gustaba fumar mucho, media cajetilla por día. A Andrés le excitaba eso. Le excitaba verla fumar. Andrés, la miraba fumar y la sentía invulnerable, perfecta, única. Andrés, se enamoró de Abril cuando la vio por primera vez. La vio entrar al salón de clases y el mundo se le hizo chiquito. Todo cambió para él. Se convertía en un autista cada vez que la miraba o hablaban de ella. Andrés estaba enamorado y no podía evitarlo. Andrés, no sentía, ni se daba cuenta de los codazos que le hacía, Paloma, en plena clase de Proyectos Económicos:
-¡Basta hombre!… se te van a salir los ojos…
-¿Ah?… ¿Qué?.
-Que prestes atención a la clase, Andrés… por lo menos hazte el loco o disimula, amigo…
-No se puede Paloma, mira como ha venido vestida… ¡Dios, qué mujer es Abril!…
-Bueno, sí, hay que recocer que es regia la loca…
-¿Loca? Por favor Paloma, se llama, Abril…
-Disculpe usted señor. Ya me había olvidado su nombre, pero es una loca, Andrés, mira como ha venido vestida, con este frió del demonio, y bueno, mírala pues, cómo coquetea con el chico nuevo.
-¿Quién es ese huevón, ah?
-Es de un ciclo anterior… jaló el curso.
-Pero mírame, yo soy más pepa, Paloma.
-Bueno, el chico es simpático… y Abril no pierde el tiempo… es una loca.
-Tiene derecho a coquetear.
-Ay Andrés, lo dices de la boca para afuera…
-¿Por qué me hace esto?
-No te digo que es una loca… y ligera…
-Vaya amiga, usted es muy puritana, ah…
-Sólo me doy mi lugar, Andrés, además tú sabes que no soy de esas mujeres que agarran con cualquiera, ni mucho menos con el que le gusta… yo no soy así.
-Sí, ya sé.
-Ahora Andrés, presta atención a la clase que después te vas a perder.
-Ay Paloma, Proyectos Económicos es un chiste, eso es más huevo que la tabla del uno. Sólo es aplicar la formula correcta en los ejercicios y se acabó.
-Muy bien, me había olvidado que eres un sabio. Pero para mí ese curso es una patada al hígado, amigo...
-Hablando de hígado… ¿cómo sigues?
-Bien Andrés, gracias, estoy mejor… el medico me ha dicho que no tengo que renegar mucho.
-A ya, menos mal. Eso sí, tienes que tomarte las cosas con calma, Paloma… tú no tomas, no sales, ni fumas… y sufres del hígado, ¡Dios cómo debes renegar en tu casa!…
-Si pues amigo… Gracias por preocuparte por mí.
-No, de qué, somos amigos ¿no?…
-Sí Andrés… Gracias.
-Espérame un ratito voy al baño…
-Ya, pero no te demores que me tienes que enseñar algo de esta cochinada llamado Proyectos Económicos, ah...
-Sí, espérame Paloma… ¿Profe puedo ir al baño?.
-Vaya Andrés y no se demore…
-Gracias, profe…
Andrés, pasó por el lado donde estaba sentada Abril, como haciendo acto de presencia, dicho sea de paso, interrumpió la charla tan amena que Abril estaba teniendo sigilosamente con el chico nuevo. Al salir del salón, Andrés bajó las escaleras pensado en Abril, pensó en ella, pensó en sus piernas rectas y voluptuosas. También pensó en sus senos pequeños, cuantas veces en sus sueños los había tocado… los había besado con lujuria. “Maldita sea, por qué los sueños no son de verdad”, se dijo a sí mismo ya entrando al baño comunitario. Entró, pidió la llave de uno de los baños privados, también pidió papel higiénico, todo indicaba que lo iba a ocupar por una necesidad natural. Se bajó el pantalón, pero seguía de pie, se bajó el calzoncillo blanco, y seguía de pie, de inmediato mojó su mano con su saliva espesa y se empezó a tocar pensando en Abril. Con la otra mano tenía sujetado el papel higiénico, lo estaba utilizándolo como receptor frente a su pene que ya estaba endurecido. En ese vaivén manual de minutos ya Andrés estaba por acabar, “Abril, Abril, Abril… ¡te amo!, ¡te amo!, ¡te amo…!”. Andrés terminó, se limpió suavemente, tiró el papel higiénico al inodoro y jaló la palanca, ya todo había terminado… Andrés salió del baño privado y se fue al caño común, buscó jabón, y se lavó las manos, la cara, se mojó el cabello ondulado y salió sin inmutarse de aquel baño común con historias impensadas. “Uf… realmente lo necesitaba”, se dijo subiendo las escaleras de regreso a su salón.
-¿Andrés, tanto te has demorado?… Vaya que has estado atorado, ah… ¿Qué pasó?...
-Nada Paloma, me encontré con un amigo y estuvimos conversando un rato.
-A ya…
-Veo que el profe sigue con el mismo tema.
-¡Que asco, odio éste curso!…
-Ven que te enseño amiga…
-Gracias amigo…
Andrés volvió a mirar a Abril, ella ya no conversaba con el chico nuevo. “Ay Abril, fuiste mía por unos minutos… mía, mía”.
-¡Andrés, se te van a salir los ojos!…
-¿Ah?... sí, en que estábamos…
(Esta canción lo dice todo)
uffff!!!! la verdad muy bueno!!!...me gustaria saber mas de esto!!! esta exelente te felicito!!! desde colombia!!!....=)
ResponderEliminarColombia, lo máximo, mataría por tintico... saludos.
EliminarIvanseru.