CAPÍTULO 12

INOCENCIA Y TERNURA AZUL.


12

-Santiago ¿Por qué no te quieres sentar conmigo?
-Es que siempre llego muy tarde Roxana...
-Mentiroso, porque yo siempre te guardo sitio, y tú ni caso...
-Yo pensaba que le guardabas sitio a Ivana...
-No tontito, al final ella se tiene que sentar a mi lado porque ya no hay sitio...
-Ah... Pero, mañana me siento contigo ¿ya?...
-Ya, pero no llegues tarde...
-No Roxana, esta vez no...

Ivana recién había ingresado al nido, estaba en el salón amarillo. Su cambio repentino al salón azul fue porque la molestaban mucho en aquel salón colorido (amarillo). La molestaban de una manera cruel y destructiva. La molestaban porque la niña Ivana no tenía dientes. Lamentablemente para ella, la muda le había llegado muy temprano y recuerdo como si fuera ayer que hablaba siempre tapándose la boca. Ivana pensó, mejor dicho, sus padres pensaron que, cambiándola de salón, iba a ser la mejor solución a todos los insultos, fastidios, que ella recibió por aquel entonces en ese salón amarillo. Y no fue así. Porque a penas ingresó al salón azul, Mario ya le enseñaba los dientes como jactándose que él sí los tenía y ella no, e Ivana con la misma suerte y con la misma fuerza, empezó a llorar por su mala suerte. Pero, al final creo que Ivana ya se había acostumbrado a los fastidios de todos sus compañeros, porque siempre su indiferencia fue total. Me imagino que Ivana se habrá puesto a pensar así: “Total, una raya más al tigre no le hace”. -seguramente así fue señores.- Porque de la noche a la mañana dejó las lágrimas para otra ocasión y buscó verdaderos amigos en aquel salón azul. Su nuevo salón. Y realmente lo consiguió.
Roxana se hizo muy amiga de Ivana, hasta eran cómplices de travesuras y chismes. Sobre todo, en las horas de recreo y en los minutos de formación. La formación de la entrada y la formación de la salida. En ese tiempo, las dos se contaban de todo, y alucinaban a todos. Un día, Mario se cayó de la silla de su carpeta en plena clase de témperas y colores y, para la mala suerte del pobre Mario, al caer, se manchó la cara con la tempera de color verde, e Ivana y Roxana no perdieron la oportunidad para matarse de la risa por lo sucedido, aludiendo con carcajadas de colores que, Mario se parecía a una rana fea y gorda. Hasta tal punto que todos, incluso, la profesora Frida, nos asesinábamos de la risa. Mario empezó a llorar y Roxana e Ivana siguieron matándose de la risa, sobre todo, Ivana por las razones ya conocidas. Pobre Mario, nunca más molestó a nadie, ni muchos menos a aquella bella niña sin muelas llamada Ivana.

-El que mal hace, al final la paga señores jajajaja-

El cambio de Roxana fue rotundo, y eso se debió mucho a la amistad que surgió entre ella e Ivana. La definición exacta y vulgar es: Eran uña y mugre. Roxana cambió mucho, incluso en sus peinados celestiales, peinados como la de una niña buena, cambiaron, para ser totalmente rockeros. Ivana traía los cabellos así, cabellos suelto con un flequillo rockero. Eso se debió porque Ivana tenía hermanos varones muy mayores que eran fanáticos de los The Beatles, y toda esa época rockera de los años sesentas, setentas y ochentas. Incluso, me acuerdo que un día Ivana llevó al salón azul a escondidas un esmalte de color negro y, jactándose de que ella era una rockera empedernida, empezó a pintarse las uñas con el esmalte de color negro. Roxana la miró con mucha admiración, que de inmediato miró sus uñas blancas, bellas y vírgenes, y del modo, también las destruyó pintándoselas con el mismo esmalte de color negro que había traído Ivana a escondidas sin que nadie la descubriera.
Roxana se había escapado de ese cuadrado de estar calladita y bien peinadita, para entrar sin pedir permiso, a la moda de una época única e incorregible, pero a la vez alucinante, porque las décadas de los años sesenta, setenta y ochenta, señores, es sin duda, las mejores épocas de todos los tiempos.-cabe decir y enfatizar que, toda época pasada, fue mejor- Así que entre conversaciones de mujeres, los hombres, o sea los varones, sobramos señores y es así y así tiene que ser:

-Mira lo que he traído en mi lonchera Roxana...
-A ver Ivana... Seguro una muñeca.
-¿Muñeca...? no Roxana... eso es para aburridas.
-¿Por qué dices eso Ivana, si yo tengo varias muñecas...?
-Y eso que tiene que ver, para mí las muñecas son aburridas... todas mis muñecas que me han regalado de chiquita las he botado a la basura...
-¿Qué, no te gustan las muñecas, Ivana...?
-Para nada…
-¿Entonces Ivana…?
-Nada, a mi gusta la música, el rock, los discos...
-Ah, a mí también me gusta la música...
-Sí, qué bien ¿Y qué música te gusta?
-Las canciones de Yola... Son lindas...
-Jajajaja eso no es música amiga... eso es nada... la música es otra cosa, la verdadera música es, la de los Beatles, la música de John Lennon... y la música de lo Rolling Stones
-¿La de quién...?
-Jajajaja olvídalo Roxana... pero mira, lo que he traído...
-A ver, Ivana...
-Mira...

Ivana le enseño a Roxana el esmalte negro, y ella al verlo no lo podía creer...

-Un esmalte negro... no sabía que había un esmalte de ese color...
-Se lo acabo de quitar a escondidas a mi hermano...
-¿Qué tu hermano se pinta las uñas...?
-Claro, él es guitarrista de una banda de rock.
-¿Toca la guitarra...?
-Sí Roxana, y se pinta las uñas para que se vea bonito...
-Ah... ¿Y Ahora Ivana tú te vas a pintar...?
-Sí Roxana, y vas a ver que es otra cosa…
-Te vas a aparecer a una bruja…
-Creo que todas las mujeres al final tenemos algo de bruja…
-No Ivana, yo no soy una bruja.
-Jajajaja es un decir Roxana… eso siempre dice mi mamá….

Roxana por ratos caía en un mutismo total, se admiraba mucho de lo que hacía Ivana, tanto así que ella misma le pidió a Ivana que le pintara las uñas con ese esmalte de color negro. Ahora que recuerdo no fue ella misma quien se pintó las uñas, sino fue Ivana quien le hizo ese favor. Y así fue, Roxana se había convertido en toda una rockera empedernida y amante de la música de los Beatles de la noche a la mañana.

-¿Te gusta como están pintadas mis uñas Santiago…?

Cuando yo la vi me quedé estupefacto y no porque se había pintado las uñas, sino, porque de cierta manera ella ya tomaba la iniciativa de todo mi entorno, hasta de las miradas… Estaba atado de manos… y para qué engañarlos señores, me moría de miedo.

-Pareces una bruja… -le dije sin mirarla-
-Jajajaja nosotras las mujeres siempre vamos a tener algo de bruja…
-No, te equivocas Roxana, Mi mamá no es una bruja…
-No… es un decir Santiago…
-Ah, menos mal… ya me había asustado…
-Tonto…
-Pero Roxana, la profesora se va a dar cuenta y te va a regañar…
-¿Tú crees?
-Sí Roxana… así que tienes que quitarte ese esmalte…
-Eso nunca Santiago… ¡Ohhhh Yeahhhh!
-Ya se acabo el recreo Roxana, ahora no sé, mira ah, que yo te avisé…
-¡Envidioso…! ¡Malo…! ¡Ohhhh Yeahhhh!

Nunca supe por qué Roxana se molestó conmigo ese día. Ya que lo que le dije sobre la profesora Frida fue cierto. La profesora Frida se molestó mucho con Ivana y con Roxana hasta tal punto que las castigó: les hizo hacer cien veces en su cuaderno de control, la oración:

“No me debo pintar las uñas porque todavía soy una niña”

Bueno, estamos hablando de una época, donde quizás, todavía había cosas que eran para sorprenderse… Y seguro ver a unas niñas lindas con las uñas pintadas de color negro, para la época, era para morirse… hoy en día quizás no… pero bueno señores… Hay que educar, siempre educar, sin abusar, ni pegar.

(…)

-¿Roxana, por qué lo miras tanto a Santiago…? Si es feo…
-¿Te parece feo Ivana…? A mi no…
-Sí, es bien feo… Además le gusta cazar arañitas… y eso es ser cochino…
-No Ivana, a Santiago le gustan mucho los animales, tanto así que tiene una gata y un perro y los tres son muy amigos…
-Jajajaja eso es mentira… eso no puede ser… si un gato y un perro se odian hasta morir…
-Bueno, eso es lo que dice él…
-¿Ya, pero a ti te gusta Santiago, no?
-Sí Roxana… quiero que sea mi novio… así como en la telenovela “Carmín”
-¿Qué huachafa…? ¿Tú ves novelas…?
-Claro Ivana ¡Ohhhh Yeahhhh!, las telenovelas son bonitas…
-Bueno Roxana, si tú lo dices… pero, si a ti te gusta Santiago ¿Por qué no se lo dices…?
-Porque ahora él se me corre… antes me daba besos y no me dejaba de mirar… no sé que tiene conmigo.
-Así que te daba besos… y dime: ¿Santiago nunca te ha dado un beso en la boca?
-¡Noooo! ¡Estás loca…!
-¿Por qué?, si yo tengo mi novio y nos besamos en la boca.
-¡Qué, sí…!
-Claro.
-Pero eso es para la gente mayor…
-Eso es mentira Roxana, un beso es un beso y punto…
-No sé Ivana… Todos los besos que me ha dado Santiago han sido en el cachete.
-Bueno, pero todavía puedes probar…
-¿Probar? ¿Cómo…?
-Eso es fácil… déjamelo a mí…
-Ya Ivana… pero no sé, me da cosa…
-Eso es al principio Roxana, después te va a gustar…
-¿Y tu novio? ¿Quién es?
-Es mi primo… vive por mi casa y en mi sala cuando no hay nadie nos besamos…
-Ahhhh… Tu primo… yo también tengo primos y son muy churros…
-¡Sí! ¿Y cómo son?
-Ya te dije churros…
-Sí pero cómo se llaman…
-Ah…uno se llama…

Ivana fue la que hizo de Cupido, para que Roxana y éste modesto escrito tuvieran un romance azul, un romance de la época. La estratagema que utilizó fue jugar a las chapadas con nosotros, Mario, Leonardo, ella (Ivana) y yo… Lo raro fue, que Mario y Leo no querían que Ivana jugara con nosotros, pero yo sí. Lo hice de buena gente, ya que Ivana me caía bien, porque se había hecho muy amiga de Roxana… me acuerdo que le pregunte:

-¿Y Roxana por qué no juega…? -Y ella me contestó-
-No sé Santiago, parece que no se siente bien, ó me parece que está cansada…
-¿Y en dónde está…?
-No sé. Santiago, no sé. Vamos a jugar…
-Sí vamos.

Cuando me tocó a mí perseguir a mis compañeros, Ivana me esperaba para que yo la persiguiera aludiendo que no la podía alcanzar… y yo como todo hombre no me podía fallar, además, no era difícil alcanzar a Ivana a punta de varias corridas. Y eso hice señores, me fui con toda velocidad hacia la mira de Ivana, pero por arte de magia Ivana me había sacado ventaja, porque corría muy bien para ser mujer, y en ese sorprendente descubrimiento sin querer queriendo aparecí en la cocina abandonada del nido donde estudiaba. ¿Y qué creen señores?… ¿A que no adivinan quién estaba en la cocina esperándome muy tímidamente? ¿Ya adivinaron señores?… sí, ella, Roxana, mi bella Roxana, mi bella musa Roxana, mi eterna damisela llamada Roxana.
Cuando la vi a Roxana ahí de pie, justo al costado de una silla vieja y al frente de una cocina oxidada y malograda con un montón de artefactos de cocina de la misma forma, oxidados y malogrados en pésimo estado. Y las paredes llenas de nieve por la eterna humedad de una Lima soñolienta, una Lima que nunca le gustó que la despertaran, ni el clima y ni el verdadero amor del rey sol. Bueno, sin saber nada de nada, ya de lo planeado por parte de ella e Ivana, mi inocencia sólo atinó a invitarla a jugar a las chapadas.

-Roxana que haces ahí parada… vamos a jugar a las chapadas.

Ella no me dijo nada, sólo me miraba, y yo la esquivaba.
Entonces al voltear para seguir jugando a las chapadas, me di con la sorpresa que Ivana ya no estaba en la cocina. Se me había escapado. Y es ahí donde Roxana se me acercó, y sin esperar que yo reaccionara, me robó un beso de antología. Cuando mis labios tocaron los suyos, sentí una eterna electricidad, esas cosas que solamente te suceden una sola vez en la vida, para siempre y para tu muerte. Claro que no fue un beso de verdad, digámoslo así. Pero, era mi primera vez, y la de ella también. Y así estuvimos todo el recreo besándonos, sintiéndonos, rozándonos por primera vez. Una sensación única y a la vez una desazón tardía, porque de cierta manera sentimos que habíamos perdido el tiempo. Yo ya había tomado más confianza y ella ya era mi eterna novia robada de una telenovela venezolana…

-¿Esto que quiere decir Roxana, que ya somos novios…?
-Sí Santiago, ahora ya somos novios… y pronto nos vamos a casar…
-Pero estamos muy chiquitos para casarnos…
-Sí, verdad… bueno, cuando estemos grandes nos casamos…
-Ya Roxana…
Nos seguíamos besando eternamente. Los dos nos besábamos con los ojos abiertos, nos veíamos virolitos y era muy chistoso a la hora de limpiarnos con las manos la boca llena de saliva, de aquel veneno llamado saliva, de aquel aroma de un romance fugitivo, de un romance negativo a la pasión, del cuento corto y de la fábula sin moraleja… ¡Dios mió…! ¡Qué presente me regalaste…! ¡Qué presente…!

Cada abrazo era ya de confianza, cada latir era ya de amor, y en esos abrazos de seguridad, pude ver que alguien nos estaba bien por la ventana, ¿Quién era? Jajajaja, la loca de Ivana, la pequeña niña sin dientes, a quien le debo uno de mis mejores momentos de mi vida, y no lo digo por los besos, ni por la misma Roxana, bueno, también por eso, pero, más bien lo digo porque descubrí en ese momento y en ese lugar la palabra libertad. La verdadera libertad que hoy en día me es totalmente ingrata (A la medida que uno va creciendo se vuelve más dependiente de éste mundo y de ésta vida) Sin dejar de lado aquel sentimiento puro y fugaz; tierno y sincero; atrevido y coherente que Roxana junto a su sonrisa y a sus pequitas negras me hicieron sentir… ¡Te amo Roxana!.

Hay cosas señores que no se aprenden en una escuela, ni en tu casa, sólo la vida se encarga de enseñárnoslas, a cualquier edad, a cualquier hora, en cualquier momento… algo inesperado, donde uno menos se lo pueda imaginar, así es señores… A eso yo le llamo LIBERTAD.

-¿Santiago ahora en la hora del recreo vamos a la cocina, ya?
-Ya, pero, que nadie nos siga, sobre todo Ivana, ya…
-Ya, está bien…

FITO, SIEMPRE FITO.


Comentarios

  1. Hola Iván, vaya que el domingo si me diste una agradable sorpresa, si me hubieras seguido la corriente que no hubiera hablado, me paltee, pero fue agradable escucharte y conversar un poco, que pena que ya este terminando tu novela, estoy en la espera de la próxima entrega.

    Saludos

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  2. Gracias amiga Campo de Almas. Pero la próxima entrega si va a estar buena, te lo aseguro, un fuerte abrazo y atente a las consecuencias jjjj.

    Iván.

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