CAPÍTULO 13

INOCENCIA Y TERNURA AZUL.


13


-Mamá, mamá… ya pues enséñame tus fotos cuando eras chiquita.
-Jajajaja ¿Qué de verdad quieres ver fotos de tu madre cuando era pequeña…?
-Sí…
-Bueno, acompáñame…
-¿A dónde mamá?
-Tú sólo sígueme, Santiago…
-Ya mami…

Y ahí estaba yo, siempre al lado de mi madre, siempre seguro, siempre feliz. Era de noche, y mi padre seguía escribiendo, seguía haciendo bulla con las teclas de una máquina de escribir. Por aquel entonces para mí, la máquina de escribir de mi padre siempre fue un instrumento extraño, muy extraño, que siempre asocié y aluciné, por mis dos oídos que, aquel sonido pertenecía a una ametralladora en plena guerra mundial. Vaya comparación amigos, vaya comparación… Bueno, sigamos:
Cuando entré al cuarto de mis padres de la mano de mi madre Liz, nos dimos con la sorpresa que Pelona y Amanda ya estaban instaladas sobre la cama, esperando, seguro, la tertulia sana que íbamos a hacer mi madre Liz y yo.
A mi madre nunca le molestó que Pelona y la gata Amanda durmieran en su cama, pero a papá sí, y es que de cierta manera no era tan higiénico que digamos y creo que mi padre tenía razón. Mucha razón.
Mi madre abrió el ropero que estaba al costado de la cama matrimonial, cuando lo abrió se quedó quieta en silencio, la delataba aquel pensamiento airoso que siempre tuvo -hasta ahora- siguió pensando y de repente como si fuera un mago de aquellos cuentos que ella solía contarme, sacó un folio grande y bien conservado, era nada menos que el álbum de fotos de toda su vida, y de la vida misma también. Ya me estaba por salir aquella palabra que mi madre me prohibió decir, “Que paja”, menos mal que Pelona me interrumpió con varios ladridos, porque veía que mi madre no pronunciaba palabra alguna, totalmente muda. El único que hablaba era yo, diciéndole constantemente:

-Ya pues mami, enséñame tus fotos, quiero ver, ya pues mamá…

Y ella seguía muda abrazando aquel folio grande, totalmente inmóvil, totalmente ida… hasta que le dio un beso al mismo, y otro para mí, y soltó a decir:

-Bueno mi vida, aquí están todas las fotos de tu madre, todas las fotos de mis padres que vienen a ser tus abuelitos y todos los recuerdos de una vida maravillosa, una vida de puro amor. ¡Caray Santiago…! ¡Epa Santiaguito…!

-A ver mami…

Y empecé a ver todas las fotos de mi madre cuando era pequeñita y no saben señores cómo disfrutaba de ver a mi madre Liz, tan chiquita, tan niña, tan adolescente y tan joven. Ver a mis abuelos que nunca los conocí en persona, sólo en fotografías, pero fue como algo mágico saber que eran ellos, los padres de mi madre, porque ya los quería, ya los amaba, ya los lloraba… En cada momento cuando mis ojos se encontraban con ellos en las fotos, mi madre Liz me detenía para decirme: Besito a tu abuelita, besito a tu abuelito… y yo los besaba sintiendo que el cielo ellos también lo hacían.

-Esta foto me la tomé, cuando tus abuelitos me llevaron por primera vez a una iglesia… Yo tenía cinco años… Tus abuelos Santiaguito eran muy devoto del señor de los Milagros, y la iglesia donde me ves se llama las Nazarenas, es ahí donde El Señor de los Milagros descansa todos los meses, menos el mes de Octubre donde sale a bendecir a todo el Perú recorriendo todas las calles limeñas.
-Que bonita foto mami…
-Por eso en el mes de Octubre siempre me vas a ver con ese hábito morado… porque yo también soy muy devota del Señor de los Milagros.
-Ese vestido que cuando te lo pones te pareces a Batman jajajaja…
-Jajajaja sí amor… pero bueno, sigamos mirando las fotos…
-Ya…
-Mira, aquí están mis primos, tus dos tíos. Ellos son como los hermanos que nunca tuve… mejor dicho son mis hermanos. No sabes Santiaguito cómo nos divertíamos… Raúl es el más gordo, sí ese… y Jorge es el más flaco… Te cuento una anécdota, pero no le vayas a decir a papá ¿ya?…
-¿Qué es una anécdota mami…?
-Es como una historia graciosa pero real…
-Ah… Sí cuéntamela…
-Bueno Santiago, este será nuestro secreto ya mi vida…
-Ya mami…
-Cuando tus dos tíos y yo parábamos juntos, te hablo a la edad de quince años, menos Raúl que nos lleva tres años. Cuando Raúl ingresó a la universidad su padre, mi tío Oscar, hermano de Mamá, le regaló un auto cero kilómetros, bueno, ellos en lo económico no se podían quejar, les iba bien, muy bien…
-¿Cómo económico mami…?
-Que tenían mucha plata hijo…
-A ya…
-Bueno, entonces a raíz que ya los primos teníamos un auto para movilizarnos, nos metíamos unas escapadas no sabes por dónde… ni te imaginas…
-Sí mami… ¿Tú sabes manejar carro…?
-Claro mi vida, tu tío Raúl me enseñó…
-¿Y por qué no te compras uno…?
-Por ahora no Santiaguito, por ahora no… quizás más adelante…
-Ya mami…
-Te sigo contando: Un día, nos fuimos a Cerro Azul sin pedir permiso a nadie, bueno nunca pedíamos permiso, pero tampoco nos íbamos tan lejos, hasta ese día, que nos dio la locura de las locuras… como Jorge y Raúl tenían casa en Cerro Azul pensamos que no había problema en ir un ratito. Los tres primos, nos solíamos llamar: los tres primoskeros… jajajaja la cosa que llegamos a la playa, y nos bañamos sin controlar el tiempo, hasta que Jorge se empezó a sentir mal… no sé qué habrá comido, que de repente se puso mal, le dolía mucho el estómago… y ya la noche estaba por caer y nos teníamos que regresar… y nos sabes los preocupados que estábamos por Jorge, nos aturdía a cada rato pobrecito con el dolor de barriga, lloraba el pobrecito… así que al llegar a Lima nos cayó una resondrada de aquellas y a Jorge lo llevaron al hospital. El doctor le dijo a mi tío Oscar que era el comienzo de una tifoidea atroz, pobre mi primo Jorge, tuvo que estar en cama un mes creo…
-¿Sí mami…?
-Claro Santiago. Por eso mi vida no hay que desobedecer a los padres, ni ser tan locos como tus dos tus tíos y yo jajajaja… Ay cómo los extraño, tu tío Raúl está en Paris ya casado, el loco ese, y Jorge en España también casado y tiene dos nenas bellísimas, una se llama Omayda y la otra Abril… Ay santiaguito no sabes cómo los extraños a mis dos hermanos, a mis dos patas del alma.

Mi madre otra vez se sumergía en el recuerdo y nadie podía ayudarla, sólo yo que al voltear la página del álbum, le tiraba un salvavidas de ayuda.

-Jajajaja mira mamá aquí esta pelona de chiquita… jajajaja
-Ay mí Pelona, esa foto se la tomé un día antes que me la encontrara en el parque a su suerte… abandonada, con hambre y sed… Allí está ya bañadita y curada de sus heridas…
-Jajajaja y mira ahí está la gata Amanda.
-Sí Santiago, ella siempre fue así… siempre aparentando ser una gata vieja…
-¿Quién te trajo a la gata mami?
-Me la regaló tu tío Raúl antes de irse a Francia, a él también le gustan los gatos…
-A ya…

Cada vez que mamá quedaba en silencio era porque comenzaba a volar por el recuerdo… entonces amigos a voltear la página.

-¿Y esa fiesta mami…?
-Ah, esa fue mi primera comunión. Con todos mis amiguitos del colegio…
-¿Qué es primera comunión…?
-Es el acto más sublime mi amor… es cuando recibes a Jesús en cuerpo y alma…
-¿No entiendo mami…?
-Bueno más adelante lo entenderás…

Y seguí mirando aquel álbum de fotos, hasta que miré una foto muy extraña… Era la fotografía de un señor besando a su amada de una manera elegante… y sus vestimentas eran también muy extrañas… no aguanté mi curiosidad y le pregunté a mi madre Liz sobre el origen de aquella foto.

-¿Mami eres tú y ese es papá…?

Con el dedo índice le señalaba la foto.

-Ah, esa foto…
-Sí mami.
-No mi vida esa foto es de Romeo y Julieta…
-¿Son tus primos también…?
-Jajajajaja ay pequeño… me haces reír.
-Ya pues dime…
-Ya mi vida escúchame, te cuento: Romero y Julieta son los personajes principales de un libro de un gran escritor llamado William Shakespeare. Es una de sus mejores obras…
-Así como papá…
-Bueno no tanto jajajaja…
-Jajajaja
-Cuidado que nos escucha tu papi y nos desaparece jajajaja
-Sí mami jajajaja…
-Resulta Santiaguito que, Romeo y Julieta, en el libro se querían mucho, era un amor total. Así como nos queremos tú papá y yo… pero la rivalidad y el odio de los padres de ellos fue tan fuerte, que hicieron lo imposible para que Julieta y Romeo no se amaran… y creo que lo consiguieron, porque Julieta al no encontrar la salida para ser feliz con su amado Romeo, fingió tomar un brebaje, quiero decir un frasco de veneno, para hacerles creer a todos que estaba muerta y huir con Romeo y así poder ser felices los dos para siempre… Pero, lamentablemente a Romeo no le dijeron nada y cuando la vio echada como muerta, él se la creyó y no pudo más con su pena que se quitó la vida a voluntad propia… Pero, Romeo sí se mató de verdad… entonces cuando le dijeron a Julieta que Romeo estaba muerto por su supuesta muerte, ella también se quito la vida para estar con él hasta el final, hacia un muevo mundo que nadie conoce, que nadie sabe cómo es… sólo Dios, sólo el todopoderoso mi vida…

Yo estaba atento escuchando a mi madre contar aquella historia que me cautivo de principio a fin.

-Después Santiaguito los padres de Julieta y los padres de Romeo con todo el dolor de perder a un hijo tan tontamente, hicieron las pases y nuca más hubo rivalidad entre ellos… Pero seguro te estarás preguntando: ¿Por qué esperaron tanto tiempo ambas familias para hacer las paces?
-Sí mami ¿Por qué?
-Ahí está la moraleja o el mensaje de la obra mi vida: Nunca hay que odiar al prójimo, ni tener envidia a nadie… siempre ser amigable y respetar si te respetan… porque el odio nunca trae nada bueno hijito, al contrario siempre trae lo malo… ¿Te quedó claro mi vida…?
-Sí mami…
-Bueno, vamos terminando que ya son las diez de la noche y un niño bueno tiene que dormir temprano y bien…
-Sí mami, sólo quiero ver las últimas fotos ya
-Ya está bien… sólo las últimas fotos, ah…
Cuando ya estaba por acabar, me doy con al sorpresa que sorprendo a mamá en una foto donde sale ella bailando…

-¿Y está foto mami…? ¿Ahí estás bailando…? ¿Qué bailas?
-A ver… Ah mi vida… aquí ya estoy en primaria, en mi colegio “Dios luz” ahí salí a bailar con mis compañeros, un negroide, un baile típico del Perú, de nuestra raza negra… un baile muy bonito, muy corazón… ahí me ves haciendo de mis habilidades artísticas, sobre todo, para la música y el baile…
-¿Qué… te gustaba bailar mucho mami?
-Y todavía lo hago mi vida. Y es uno de los pocos placeres que tanto disfruto… incluso aquí ganamos el concurso… y además tengo una foto muy linda cuando gané un concurso de baile en la universidad… toda una profesional mi vida… para que veas.
-¿Y a papá le gusta bailar?
-Ay mi vida, tu papito siempre fue un tronco, pero por ahí le he enseñado algo… y para que ah, ahora él se defiende muy bien… él siempre cuando éramos enamorados, siempre le gustaba verme bailar, le gustaba mucho verme bailar y le sigue gustando…
-A mí también me gusta verlos bailar…
-¡Qué bueno bebé! Entonces ya es hora que yo te enseñe a bailar, a diferenciar los ritmos básicos… para que te defiendas más adelante mi vida…
-No, no me gusta bailar mami…
-Así que chunchito me resultaste para el baile mi vida jajajajaja, ya verás que es muy fácil…
-Ya, pero poquito ya…
-Jajajaja bueno, mi vida, ya es muy tarde, así que mejor mañana que es domingo vemos más fotos, ya…
-Ya mami…

Y me fui a dormir contento y con todas las ganas de aprender a bailar, con un solo propósito: sacar a bailar a Roxana no sin antes besarla en la cocina y decirle que la quiero como papá a mamá y mamá a papá.

(…)

-¿Cómo va la novela Luís…?
-Mejorando chinita, mejorando.
-¿Sabes Luís?
-¿Qué chinita…?
-Le he estado enseñando todas mis fotos cuando era chiquita a Santiago…
-Sí… jajajaja ese pequeño… que curioso nos salió…
-¿A quién pues jajajaja a quién pues…?
-Bueno yo siempre miraba tus fotos, porque me gustaba mucho saber y conocer cómo eras de niña…
-Sí eso lo sé amor… en cambio yo sólo me tengo que conformar con ver sólo unas cuantas fotos tuyas…
-Sí pues Liz, en ese tiempo sólo teníamos en casa tiempo para comer, todos trabajábamos… y no había plata para fotos y nada de nada… eran tiempos difíciles mi amor…
-Si lo sé Luís… sí lo sé…
-Pero bueno, ahora se me ha ocurrido algo…
-Mmmm ¿Y qué se le ha ocurrido al caballero…?
-Que ahora nos toca buscarle a Santiago su hermanito…
-Me parece muy bien señor…
-Entonces manos a la obra jajajaja
-Sí señor como usted diga… pero déjame cerrar la puerta, ya hace frío…
-Ok Liz… Te amo.
-Y yo a ti…

(…)

El lunes siguiente, ya le estaba diciendo a Roxana para ir a bailar a la cocina, y ella le fascinaba la idea de bailar conmigo. Tanto así que dejó los mechones de rock and roll para después, mejor dicho, nunca más le hizo caso a Ivana; porque al final de toda esa euforia ochentera, se dio cuenta que no le gustaba el rock, sino las canciones de yola… y eso precisamente íbamos a bailar, las mismas canciones de “hola yola” paso por paso, ritmo por ritmo y letra por letra.

-¿Qué pasó con la música que escucha Ivana… ya no te gusta?
-No Santiago, nunca me gustó… lo hice por mona…
-Jajajaja… menos mal, porque a mí tampoco me gusta esa música…
-Sí, pero ahora bailemos juntos, ya…
-No Roxana, primero dame un beso en la boca…
-Ya, solo uno, toma…

Ese día me beso, la besé, y me abrió su boca, y le abrí la mía y experimentamos otra sensación nueva. Sentir cada uno esa pequeña electricidad, ese contacto, que me hizo llegar al cielo, y otra vez me sentí libre, eternamente libre… Tan libre que, nunca me fije en el tiempo y, qué me iba a importar el tiempo a esa edad, ni sabía que había un lunes o un martes o un viernes… era mi presente, todos los días eran mi presente y todos: mamá, papá, Pelona, Amanda, Roxana y el nido, sobre todo eso, el nido, el jardín, tanto me importó ese lugar que me dio un pena saber que nunca mas iba ir a ese rincón azul, porque ya había cumplido seis años y me tocaba entrar a otra etapa, la etapa del colegio. Pero fue terrible saber eso, porque mamá me lo dijo justo al día siguiente de bailar en la cocina con Roxana, me lo dijo así sin anestesia:

-¿Santiago, por qué estás vestido tan temprano?
-Mamá ya es tarde, no viene la señora Vilma… llévame tú al nido.
-Jajajaja ay mi amor… ya no hay nido… ya estás de vacaciones…
-¿Qué?
-Sí mi vida, has tenido las mejores calificaciones… A y B ya tenemos tu diploma, y ahora con tu papito y yo estamos, pensando, averiguando colegios, para matricularte para que apenas termine tus vacaciones de inmediato entres a otra etapa… Sí amor… ahora te toca el colegio…
-¿El colegio?
-Sí

Me quedé triste, porque ya sabía que no iba a ver nunca más a mis amiguitos, ni muchos menos a Roxana… lloré tanto, incluso le gané a Leonardo de llorón… al final el más llorón fui yo… nunca más supe de ella, nunca más supe de nadie… excepto como ya conté anteriormente, lo que pasó con Martha, ella fue la única persona que vi pasado los años, pasado los tiempos…

-No llores Santiaguito, que en el colegio vas a conocer otros amiguitos…

Pero yo sabía que esos amiguitos no eran ni Mario ni Leonardo y, mucho menos, mi musa azul, Roxana. Mi eterna musa, bañada de pequitas, de besos, y de amor…

¡Te amo Roxana!.

SABINA, OTRA COSA, SIEMPRE.


Comentarios

Entradas populares de este blog

CAPÍTULO 12

CAPÍTULO FINAL