LAS PUTAS DE GABRIEL

Las putas de Gabriel
(2014)





…Damas de noche que en el asiento de atrás de un coche no preguntaban si las querías.
Aves de paso, como pañuelos curan fracasos…
Joaquín Sabina

…Con ese corazón, tan cinco estrellas,
que, hasta el hijo de un Dios, una vez que la vio, se fue con ella, Y nunca le cobró la Magdalena...
Joaquín Sabina

…Lo bueno de los años es curan heridas,  lo malo de los besos es que crean adición; ayer quiso matarme la mujer de mi vida,  apretaba el gatillo... cuando se despertó…
Joaquín Sabina



1

Cleopatra sabe lo que tiene que hacer en ese lugar. Gabriel, totalmente ebrio sobre la  cama, duerme desnudo sin importarle nada. No tiene noción de nada, ni se imagina lo que Cleopatra le va a hacer. Ella, también, desnuda, rebusca los bolsillos del pantalón, halla la billetera, no cuenta los billetes, sólo guarda los billetes en su cartera de color negro. Empieza a vestirse, mira sonriente a su víctima durmiendo sobre el lecho desordenado con las sábanas y almohadas alborotadas. Cuando ya está vestida, llama a la recepción del hotel para que el de turno le consiga un taxi. Argumenta que el señor Gabriel se está bañando y que ella aprovechará en finiquitar afuera algunas diligencias. El hotel de tres estrellas, Paraíso, desde afuera luce radiante por el sol de un sábado trasnochado. Cleopatra, sale del hotel sin miedos ni remordimientos, se sube al taxi pedido por el de turno y mira desde lejos ya su victoria.

Gabriel despierta a las seis de la tarde. Y no despierta por voluntad propia, sino porque el de turno le revienta la puerta. El de turno está a punto de buscar la llave de suplencia y abrir la habitación del lujoso hotel. Gabriel se percata de su desnudes y de volada se tapa. El de turno sigue insistiendo y Gabriel soñoliento le responde a su llamado:

-¿Sí, quién es?
-Señor, soy José, de recepción.
-Sí, José, cuéntame.
-¿Está usted bien?
-Bueno, sí. Con resaca, pero bien.
-Lo que pasa que la señorita no ha regresado.
-¿Hace cuanto tiempo se ha ido?
-Desde las once de la mañana.
-¡Qué!... ¡Hija de mil putas!
-¿No me diga que la señorita resultó ser una dama de compañía?
-Así parece. Puta madre, ya me cagó.

Gabriel, debajo de la cama halla su billetera, la recoge, la examina y, se percata que no tiene ni un sol para regresar a su casa. Llama a José, él le responde y Gabriel no duda en pedirle prestado diez soles para el taxi de regreso…

Gabriel, sentado en la parte de atrás de un taxi-tico, llora, mirando desde lejos el hotel, Paraíso. Llora su derrota sin dejar de pensar en Cleopatra.

(…)

-Toma hija, acá tienes para la matrícula de la universidad.
-¿Y de dónde has conseguido toda esta plata, mamá?
-He empeñado algunas joyas, hija.
-Que pena contigo, mamá.
-No importa, hija. Sólo espero que no te cobren la mora.
-No creo, creo que con esto es más que suficiente. 

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