HAZ EL BIEN SIN MIRAR A QUIÉN.

No hay nada más gratificante que hacer el bien. Hacer el bien de las dos formas, me explico: hacer el bien porque te nace hacerlo, eso creo yo es lo más importante; y, hacer el bien porque le quieres dar el gusto a alguien o hacerlo porque simple y llanamente quieres que te miren como una persona caritativa y/o bondadosa. Claro está, hacer el bien de acuerdo a nuestras posibilidades. Esas dos formas para mí valen. Valen, siempre y cuando no lo hagamos con “síntomas” de humillación. Jactándonos, por ejemplo, que tenemos mucha plata y le damos algo de dinero al que no tiene. Ya sea en cualquier circunstancia de la vida, generalizando en todos los sentidos reales y sublimes. Entonces, está allí la tarea pendiente en resolver, si realmente, hacemos el bien porque nos nace hacerlo o porque que queremos “urgente” la aprobación de los demás, y, ojalá no fuera el caso, porque nos queremos jactar que tenemos la varita de la humillación. ¡Ojo! yo también juego eh, porque a veces mis posibilidades no están a tino de ganarme el cielo, más bien, en seguir creciendo como persona (sí, porque de tamaño ya fui), creciendo humanamente, a sabiendas que no estamos ajenos a que en cualquier momento podemos pasar por un mal rato (emocional, económico y cultural) y necesitar de una mano amiga, una mano que realmente te quiera ayudar.
No me pidas más, no me pidas menos, sólo te quiero dar la mano, viejo amigo.

-¿Aló?...
-Hola, Iván…
-¿Quién habla?...
-No ves, Iván… ya no conoces a las amigas…
-¿Claudia?...
-Claro, pues…
-Hola, Claudia, ¿qué tal?...
-Bien, bien… ¿qué haciendo?...
-Aquí pues, escribiendo algo…
-Qué bueno…
-Sí pues…
-Oye loco, me puedes prestar cien soles… lo que pasa es que me falta completar la matricula de Nicol… por favor, loco…
-¿Cien soles?…
-Por favor, Iván…
-Ya pues, te presto… te espero en mi casa…
-Gracias, Ivancito… eres un amor. Te los devuelvo a penas a Roberto le paguen…
-No te preocupes por eso…
-Entonces, te caigo ahorita…
-Ya, te espero, Claudia.
-Ok, entonces ya voy para tu casa…
-Está bien…

Continúo con mis deberes literarios, no sin antes escuchar, otra vez, el llamado de mi celular…

-¿Aló?...
-Hola Chato…
-¿Patricia?...
-Sí.
-¿Y este número?...
-Te estoy llamando de un locutorio, se me acabó el crédito de mi celular…
-Bueno, y qué tal, Patricia.
-Acá pues amigo… molestándote un ratito.
-Tú nunca molestas, Paty.
-Iván, préstame cincuenta soles… tengo que comprarle a Vivian sus zapatos para la actuación del día de la madre…
-¿Día de la madre?... Noooooooo

HAZ EL BIEN SIN MIRAR A QUIÉN= pero sólo una vez al día, ja.

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