PARTE 2

NUNCA TE OLVIDARÉ ABRIL




2




La gente caminaba muy tranquila por todo el andén de la calle Juan Pablo II. Caminaban tranquilos, salvo cuando caía la noche. Todos tenían que tener cuidado y protegerse de los amigos de lo ajeno. Los universitarios siempre eran los que caían en las telarañas calles de aquellas personas mal intencionadas. Los celulares con camarita y memoria eran como cocaína para los ladrones de ese lugar. La demanda era fuerte, y, también muy lucrativa. Así fue como le robaron a Andrés su celular moderno. Fue en un descuido total. Producto de una llamada receptora. Andrés, no iba a contestar, pero se dio cuenta que era su amor platónico, Abril, y no dudó en contestar, sabiendo que era peligroso hacerlo. Sabiendo incluso que ya era de noche, y que estaba ya de salida y afuera de la universidad. Ni siquiera escuchó la voz de Abril porque sintió una sola cachetada en toda su oreja derecha que hizo volar para un lado desconocido aquel celular moderno. Cuando Andrés se ubicó después del golpe divisó que corrían tres personas para perderse por los grandes atajos que interceptaban a la calle Juan Pablo II. Y allí observó a duras penas que uno de ellos llevaba su celular moderno. Quiso correr detrás de ellos hasta alcanzarlos, pero no pudo, quiso llorar, pero no lloró, sólo sacó una moneda de su bolsillo de atrás de su pantalón negro, exactamente la moneda de un nuevo sol. Y caminó muy entristecido hasta el óvalo que era el fin de la avenida La Marina y sin pensarlo dos veces le llamó a Abril. Le llamó para contarle lo sucedido, y de paso, saber el motivo de su llamada. Abril, se mató de la risa, le dijo: “Eres un tonto” y cuando Andrés pensaba que Abril se iba a poner triste por todo lo que le había pasado, Abril le preguntó qué había hecho el profesor en la clase de economía III, Andrés no podía creerlo, se imaginaba que Abril le iba a decir otra cosa, como ir a su casa y conversar con ella, como planear un fin de semana para ir a una discoteca, como besarse jugando los dos a la “botella borracha”, pero nada, Abril estuvo ahí en el teléfono burlándose de él y preguntándole que había hecho su profesor de economía III. Andrés, sin mentirle le dijo que el profesor había dejado un trabajo para el próximo viernes y que mañana martes había una práctica sobre el tema de presupuesto empresarial. Abril, se volvió loca, cambió su forma de hablar, le habló a Andrés de otra manera, y Andrés se emocionó otra vez…

-¿Andrés, mañana me puedo sentar contigo?…
-Normal Abril. Pero, llega temprano porque Cielo se sienta conmigo.
-No pues, a esa chata flacuchenta me la botas, ¿ya?.
-Está bien, Abril… mejor nos sentamos atrás y asunto arreglado…
-Sí, mejor… Alucina que a veces tienes buenas ideas…
-Ja, eso parece…
-Ya pues, bueno te dejo Andrés, tengo que ver mi telenovela… estudia para mañana ¿ya?…
-Eso haré, Abril…
-A ver si el fin de semana salimos…
-Chévere, Abril…
-Entonces nos vemos…
-Nos vemos, Abril, chau…
-Bye…

Cuando Andrés colgó ya le faltaban patitas para llegar a su casa. Su casa quedaba en el distrito de San Miguel. Andrés, ya se había olvidado de su celular con camarita y memoria “A fin de mes me compro otro celular”. Andrés sólo pensaba en el fin de semana y en llegar a su casa y sin cenar ponerse a estudiar para el siguiente día. Y eso hizo, se encerró en su cuarto y sin pestañar se puso a estudiar. En ese quehacer, Andrés escuchó el timbre del teléfono de su casa y cuando dejó de sonar, escuchó la voz de su madre que le llamaba acercándose con el teléfono inalámbrico hasta donde estaba él:

-¡Andrés teléfono!… -Le gritó su madre cansada de llamarle-
-Mamá, ya te he dicho que toques antes de entrar a mi cuarto…
-Lo siento hijito pero ésta es mi casa también…
-La mía también, mamá…
-Bueno, no importa, pero ahora tienes una llamada…
-¿Quién es mamá?.
-Cielo…
-Dile que no estoy…
-Ya le dije que hace rato habías llegado…
-¡Pucha! está bien mamá, déjame el inalámbrico en la cama…
-¡Contéstale eh! ¡A nadie le gusta que le hagan esperar!…
-¡Ya mamá!… ¡Carambas!
-¡Espero que le contestes Andrés!… ¡Acuérdate que también tu mamá es una mujer, eh!…
-¡Ya, dame el teléfono!.
-¡Toma malcriado!…

Andrés, esperó que su madre cerrara la puerta para hablar con Cielo. Apenas se sintió solo, desactivo el silenciador del teléfono inalámbrico y displicentemente contestó:

-Aló, chata…
-Andrés te he llamado a tu celu y nada, ¿Por qué lo tienes apago?…
-Me lo acaban de robar unos serranos cochinos hijos de puta.
-¿Sí? ¿Estás bien?, ¿no te hicieron nada?, me preocupas Andrés…
Andrés se dijo para sí mismo: “Ay Abril, si fueras como Cielo, si te preocuparas por mí tan sólo un poquito, yo sería el hombre más feliz del mundo…”
-No, nada, sólo un golpe en la oreja…
-¿Por dónde fue el robo?.
-Por la universidad…
-Ay tontito, sólo a ti se te ocurre contestar ahí…
-Si pues chata… qué voy a hacer, lo hecho, hecho está, ya fue.
-Bueno, lo importante que estás bien…
-Sí pues… ¿Y dime chata para qué te soy bueno?.
-Ah, ¿Mañana para el examen nos sentamos juntos?.
-Nada chata, mañana me siento con Abril, le voy a soplar…
-¡Eres un idiota!… No te das cuenta que te está utilizando… Esa loca siempre te utiliza para que le soples en las prácticas, parciales y finales… ¡eres un idiota, Andrés!.
-¡No me jodas!…
-Ella nunca se va a enamorar de ti, idiota… Esa loca siempre juega contigo.
-Qué te importa, es mi vida… déjame.
-Me das pena, Andrés.
-¿Pena?, no me hagas reír por favor.
-.¿Sabes Andrés?.
-Dime…
-Yo te quiero. Te quiero mucho.
-Cielo, yo no tengo la culpa de no quererte…
-Si tan sólo lo intentaras, Andrés… tan sólo eso.
-Ya sabes mis condiciones, chata…
-¡Vete a la mierda!, ¡Que mañana te atropelle un auto!… ¡muérete!.
-Ja, ja, ja, ja…
-¡Y todavía te ríes!, ¡Idiota!.
-Antes no era un idiota ¿eh?.
-¡Nunca más me acostaré contigo!… Ya no Andrés. Así no. Bye.


Cielo, ya había colgado el teléfono. Tiro su celular sobre la cama, lo vio rebotar, sé odió mucho, sé odió porque otra vez había aflorado sus sentimientos y, otra vez, había sido rechazada. “¿A quién llamo?, no, a nadie, yo soy una mujer hermosa, y cualquier hombre daría la vida por mí. Pero basta que un sólo idiota me tenga colgada como una estúpida, ese idiota eres tú Andrés… te odio Andrés, te amo Andrés”. Cielo, se encontró débil, con ansias, se desvistió frente a su largo espejo. Ya estaba desnuda, quería encontrar algún defecto para saber por qué Andrés no la quería. “Maldita sea, soy perfecta… ¡no!, ¡mierda!, tengo un rollito, entonces hay que desaparecerlo”. Cielo se puso su bata, salio de su cuarto, ya todos los suyos dormían, llegó a la cocina, abrió la nevera, sacó un poco de jamón, buscó la panera, había cuatro panes, sólo cogió uno, lo abrió y puso en el pan el jamón fresco, y empezó a comer con mucho apuro, como mucha prisa, con muchas ansias. Terminó de comer, y de inmediato caminó hacia al baño, se miró en el espejo, pensó en Andrés, ya no se miró en el espejo, Cielo ya se estaba flagelando metiéndose los dedos en la boca, su cuerpo se retorcía… en cada vómito pensaba en Andrés, lo odiaba, después, lo amaba, luego, lo odiaba, hasta… Cielo, ya había terminado, se limpió la boca, sus ojos lagrimearon y se la lavó la cara… ya sin fuerzas entró a su cuarto, lo cerró, y se desplomó… ya no quiso estudiar, encontró su celular, observó que no tenía ninguna llamada perdida… digitó el teléfono de Andrés: “Mierda, verdad que se lo han robado”. Buscó su portátil, la prendió, después de un rato navegó entrando a su correo, estuvo en el Messenger como no conectada, observó que algunos amigos estaban en línea y miró lo más importante, el casillero donde sólo figuraba un usuario, ese era Andrés. Él estaba conectado, pero estaba como no disponible. Cielo maximizó el contacto, y le empezó a escribir… “Olvida lo que te dije, ojalá que nunca te atropelle un auto… te amo Andrés”. Cielo, dudó del mensaje, su dedo medio todavía no había apretado la techa ENTER, pero no fue por mucho tiempo, ya el mensaje estaba en la otra pantalla. Cielo cerró el Messenger, ya no tenía fuerzas para apagar su portátil, estaba débil, sólo lo dejó sobre su mesa de noche y se durmió pensando en Andrés.


Andrés, había dejado su computadora a lo lejos de sus ojos, él estaba estudiando y pensando en Abril. Por ratos miraba su ordenador, a ver si se conectaba la bella Abril. Ya le tocaba hacerlo, se dio cuenta que un contacto oscilaba sin tiempo. Se levantó de su asiento y se fue a ver quiera era… “¿Abril, serás tú…?”, Andrés hizo una mueca de fastidio, al ver que dicho contacto era de Cielo… Andrés leyó lo que le había escrito Cielo… sonrió y se dijo para sí mismo: “Cielo enamorada de mí, yo enamorado de Abril, y Abril enamorada de la vida… qué risa, ironías de la vida loca ¡loca!”. Andrés, aprovechó para ver el Facebook de Abril, haber si había puesto más fotos, se dio con la sorpresa que sí. Había puesto fotos de su última salida a la discoteca con su mejor amiga, Diana… Andrés empezó a grabar las fotos de Abril. Sólo grababa las fotos de Abril donde aparecía sola. Andrés, no pudo más, no pudo con su genio, se empezó a tocar otra vez pensado en ella, pero esta vez se tocó mirando las fotos que estaban colgadas en el Facebook de Abril. Al terminar se dijo: “Bueno, hoy me amaneceré estudiando”. Andrés, volvió a su mesa de noche a seguir estudiando, no si antes, lavarse las manos y suspirar por Abril.


Abril, en esa misma noche conversó con Diana por el Messenger. Las dos estaban en Línea. Abril tenía el nombre de Bella y Diana tenía el nombre de Princesa. Abril le decía a Diana, que se sentara junta a ella, que el tonto de Andrés le iba a soplar toda la práctica y que la nota iba a ser un bolo fijo.

- Princesa. Sí loca, buena voz… ese tema es una cochinada.
- Bella. Claro Diana, tú sabes que al tonto de Andrés lo tengo comiendo de mi mano.
- Princesa. Sí, ya veo, pobre de Andrés…
- Bella. Hay que aprovechar amiga…
- Princesa. Dime Abril, ¿no te gusta aunque sea un poquito, Andrés?, ¿no está tan mal, ah?…
-Bella. Sí, es simpático, pero es una lorna. Además, no es mi tipo de hombre. A mi me gustan los hombres mayores… no sé, los encuentro interesantes…
-Princesa. Ya veo, sobre todo el instructor del gimnasio a donde vas…
-Bella. No sabes cómo me lo quiero comer a ese tipo… Es un tipazo, Diana.
- Princesa. ¿Cómo dijiste que se llamaba?…
- Bella. Paco, amiga…
- Princesa. Ah, Francisco…
- Bella. Sí Diana, no sé si llamarlo Panchito o Paquito…
- Princesa. Ay Abril, eres una loca…
- Bella. A mucha honra…
- Princesa. ¿Y cuántos años te lleva Paquito, Abril?.
- Bella. Creo que el doble Diana… Él dice que tiene cuarenta y dos. Y sí pues, yo tengo veintiuno…
-Princesa. ¡Loca, son veinte años de diferencia!...
-Bella. Pero Diana, no parece de cuarenta y dos… los años los lleva muy bien, ¿eh?.
-Princesa. Si tú lo dices amiga…
-Bella. Paco, sólo me gusta… y sólo me lo quiero agarrar…
-Princesa. Pero Abril, tu sabes que un hombre a esa edad no está para agarrar… ¿sabes a qué me refiero, no?.
-Bella. Sí amiga. Eso es otra cosa…

Diana, estaba escribiendo una pregunta que dudó al enviarla… era una curiosidad de mujer. Pudo más su curiosidad:

- Princesa. ¿Tú eres virgen, Abril?…
- Bella. Y esa pregunta Diana… tus preguntas son muy directas, eh…
- Princesa. Sólo es una pregunta, amiga…

Abril, también dudó en contestar. Pero todo ayudaba porque ellas no se estaban viendo, sólo escribiendo. Abril le contestó:

- Bella. Sabes muy bien que no, amiga… no soy virgen.
- Princesa. Sí lo sé Abril… Pocho, te inauguró…
- Bella. Sí, fue él. ¿Y tú?... ¿Qué me dices, tú?...
- Princesa. Bueno, yo también no soy virgen…
- Bella. Ya sé, déjame adivinar… Lucas te estrenó.
- Princesa. No amiga, con Lucas nunca tiramos.
- Bella. ¿Entonces, con quién, Diana?...
-Princesa. Mira te voy a contar… pero júrame que no le vas a decir a nadie, ah… somos amigas y eso es porque hasta ahora nos hemos contado todos los secretos de nuestras vidas y siempre para nuestras cosas hemos sido una tumba…
-Bella. No tienes por qué decírmelo amiga… sé que somos como hermanas… ya pues, cuéntame con quién lo hiciste.
-Princesa. Mi primera vez, lo hice con mi primo…
-Bella. ¡Qué!. ¡Esta huevona!... Loca de mierda. ¡Y a mí me dicen loca!...
-Princesa. Lo hicimos porque tanto él como yo queríamos experimentar qué se sentía…cómo era.
- Bella. ¿Anda, sí?… pero Diana, ¿Ustedes se cuidaban?...
- Princesa. Sí… el usa condón…
-Bella. Espera Diana… un toque… “el usa condón” eso quiere decir que todavía siguen tirando Jajajaja, eres una loca de mierda…
-Princesa. No podemos evitarlo amiga… cada vez que nos vemos tiramos…
- Bella. ¡Anda, sí!, ¿Y en qué hostal?...
- Princesa. Por la Av. Brasil hay varios… por ahí lo hacemos.
- Bella. ¿Y te gusta?...
-Princesa. Sí, no sabes amiga, cuando él me empieza a tocar, siento que ya estoy mojada…muy excitada.
-Bella. Y dime, ¿se la has chupado?...
-Princesa. Sí.
-Bella. Ja, ja, vamos Diana, cuéntame pues, que después yo te cuento… ¿qué te dice él cuando se la chupas?...
-Princesa. A él le encanta… siempre me lo pide…
-Bella. Sí, es verdad, Diana. Yo también lo he hecho… a todos los hombres les gusta que se la chupen… se mueren por eso…
-Princesa. ¿Abril… y Pocho te lo ha hecho por atrás?...
-Bella. Sí. Pero Pocho siempre usaba Love Lub, al principio me dolía mucho… después ya no, y bueno, así me gustó hacerlo con Él por el culo, sólo con Él…
-Princesa. ¿Qué quiere decir, Love Lub?.
-Bella. Ay amiga. Love Lub es un lubricante…
-Princesa. Aaaahhhh… escribe claro pues, Abril…
-Bella. ¿Y tú Diana, lo has hecho por atrás?.
-Princesa. No. No me gusta, Él siempre quiere… pero yo no me he dejado… me da no sé qué, me da asco, amiga…
-Bella. Algún día probarás, Diana, y te apuesto que te va a gustar.
-Princesa. No sé, Abril, quién sabe… no me gusta.
-Bella. Pero, está bien que se cuiden… es importante ahora cuidarse…
-Princesa. Sí, es verdad amiga, hay muchas enfermedades...
-Bella. No tontita, no lo digo por eso, aunque es cierto, hay que cuidarse de enfermedades, pero ahora apunto a que, ¿te has puesto a pesar qué pasaría si sales embarazada de tu primo hermano?… no, no quiero ni pensarlo, Diana.
-Princesa. Es verdad Abril, no lo había pensado. Voy a tener más cuidado.
-Bella. Eso, así se habla, amiga…
-Princesa. En fin, Abril, cómo será… Loca, ya me dio sueño, salgo del Messenger, me voy a dormir, mañana me siento muy cerca donde vas a estar sentada con el tonto de Andrés…
-Bella. Ok Diana… mañana somos en la práctica…
-Princesa. Eso espero, Abril… Bueno, salgo del Messenger… bye.
-Bella. Ok Diana… bye.

Diana, salió del Messenger un poco sonrojada por la conversación que tuvo con Abril. Antes de apagar su computadora e irse a dormir, digitó el número de su primo… Él le contestó a la segunda timbrada:

-Hola Diana… esperaba tu llamada.
-Oye, ya se me fue la regla… ¿mañana lo hacemos?.
-¡Por fin Diana!, mañana de todas maneras…
-Ya, pero, me vas a recoger a la universidad…
-Listo, ¿A qué hora paso por ti primita?.
-Mañana tengo una práctica, nueve de la mañana… entonces pasas por mí, once de la mañana, ¿ya?…
-Chévere… ¿Y ya lo pensaste?...
-¿Qué cosa?...
-Mañana puede ser por otro sitio, por otro lado…
-No. Ya te he dicho que no… me da asco…
-Bueno, está bien… será como siempre, igual.
-Eso es mañoso, bueno primito me voy a dormir… mañana nos vemos, bye.
-Chau Diana.

Diana, se echó sobre su cama, abrazó su almohada de Micky Mause, pensó: “¿Y si lo hago por atrás?, ¿y si me gusta?… No, es antihigiénico… No, Abril es una loca…” Diana puso en su equipo de música el disco del cantautor Alejandro Sanz, y en la segunda canción se quedó dormida, totalmente dormida, sin soltar su almohada de Micky Mause.


Abril, seguía en el Messenger, pero seguía como no conectada… no quería conversar con ciertas personitas, ni mucho menos, conversar con Andrés. Aunque veía que Andrés estaba no disponible. Pero igual no quería que la vieran conectada.
Abril, se acordó de Pocho. Se preguntó que estaría haciendo él en este momento en los Estado Unidos. Ellos estuvieron de enamorados, pero su relación fue muy corta, de ocho meses, pero Abril siempre lo tenía presente. Nunca sintió amor, pero sí lo quería, lo quería mucho… sí lo llegó a querer. Abril, se reía en silencio acordándose de las aventuras en la playa, cómo fumaban marihuana todo el día. Los locos que eran cuando el sol caía rendido hacia mar… y cuando se tocaban en la arena a escondidas sin que nadie los pudiera ver. Abril, tuvo que terminar con Pocho, porque él ya se había pegado mucho a las drogas. Pocho, paraba más en el cielo que en la tierra. Aunque Abril, no fue ajena a esas sustancias prohibidas, mas, siempre para ella estuvo claro que eso fue del momento y nada más y que tarde o temprano tenía que pasar. Sobre todo, cuando el verano se alejaba para darle paso al crudo invierno. Abril, se acordó que Pocho lo tuvieron que internar a la fuerza, porque ya se había intoxicado mucho. Ella seguía con él. Es ahí donde Abril decide no fumar más, y por ende terminar con Pocho. Pero no lo dejó solo, siempre lo iba a visitar. Siempre lo acompañó en las buenas y en las malas, hasta que su madre de Pocho se lo llevó a los Estados Unidos para empezar de nuevo y continuar con su rehabilitación. Abril, recuerda con mucha pena, los días donde pudo ver cómo la madre de Pocho lloraba cada vez que salía de la clínica de reposo. La madre de Pocho, siempre fuerte, aguantaba el sufrimiento estando con él, sobre todo, en esos momentos difíciles de ansiedad, hasta que salía de esa clínica para desplomarse de dolor y sufrimiento. Abril, se dio cuenta que una madre siempre va a sufrir el doble cuando algo malo le pasa a su hijo o hijos. Nunca se imaginó, nunca se le pasó por la cabeza, cómo esas sustancias prohibidas pueden traer la desgracia familiar y la separación de alegrías para convertirlas en agonías y sufrimientos. Abril, lloró, lloró con mucha intensidad, pidió perdón, nunca supo a quién, se pidió perdón y juró que nunca más fumaría marihuana ni tomaría otras drogas. Abril, olvidó y cerró una etapa de su corta vida, que bien, nunca se arrepintió, porque fue feliz, pero lamentablemente esa felicidad tuvo un final muy triste… ella lo supo asimilar muy bien, con mucho coraje y personalidad.
Abril, ya estaba cansada y cerró sesión y apagó su portátil. Bostezó levemente y se echó sobre su cama buscando descanso. En el silencio de la noche Abril pensó: “Andrés, tanto te gusto… ay, qué idiota eres” Abril, con un sonrisa ajena a su boca se quedó dormida, ya sin pensar en nada.

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