-Me gusta éste hostal, primo. Por fin me llevas a uno decente. -Diana, entró primero a la habitación, lo primero que hizo fue encender la luz de la habitación y la luz del baño, después, se sentó sobre la cama y no dejó de mirar las paredes decoradas por los cuadros.-
-Eso es porque es fin de mes, Dianita… -Él, cerró la puerta de la habitación, se puso cómodo y prendió un cigarrillo, de la nueva cajetilla que se había comprado por el camino. Él empezó a fumar tranquilo y muy relajado.-
-A ya, y como todos cobran en fin de mes, seguro, a mi tío ya le han pagado en su trabajo.
-Claro, Diana. Y yo ni corto ni perezoso le he picado rico…
-¿Sí?... ¿Cuánto le has picado?...
-Ciento cincuenta soles.
-Mira tú, entonces, será motivo para que me compres mi cajetilla de cigarros…
-Pero, acabo de comprar esta cajetilla…
-No primito, yo quiero mí cajetilla.
-Si es así, normal, no te preocupes por eso.
-Gracias, primo. A ver, prende la tele, hoy quiero ver una buena película por cable…
-¿Pero?, no hemos venido a ver una película…
-Tontito, no te olvides que tenemos toda la tarde y parte de la noche para estar juntos…
-Eso suena bien, Diana. Pero primero vamos a darnos el primero.
-Será tu primero, porque sólo lo gozas tú, porque a mí me dejas a medias.
-Tú sabes que siempre el primero lo acabo rápido. Pero ya para el segundo, tú misma eres…
-Ya, está bien. Pero primero déjame bañarme…
-¿No te has bañado antes de salir a la universidad?…
-Sí, monse, sí me he bañado, pero yo siempre me baño antes de hacer el amor, y a ti, eso te consta.
-Sí, verdad. Lo sé. Vaya, entonces.
-¿Quieres que nos bañemos juntos?...
-No, yo ya me bañé antes de salir.
-Cochino. Y te apuesto que con agua caliente.
-Clarín. Con este puto frío me baño con agua caliente y más caliente.
-Yo siempre me baño con agua fría. Me reconforta mucho.
-Entonces, adelante, Diana. Pero a mí, no me mete nadie a la ducha.
-Cochino…
ÉL, la esperó desnudo sobre la cama. Prendió la televisión y se puso a hacer zapping. En ese quehacer, no encontró nada entretenido para ver. Su cabeza y su cuerpo le estaban pidiendo hacer con su prima lo que realmente vinieron a hacer los dos en ese lugar llamado hostal de tres estrellas. Él, observó la cama, estaba bien acolchonada y forrada. En ese silencio, donde sólo se escuchó el agua caer de la ducha, Él, le dio la razón a su prima, ése hostal no era como los demás hostales que Él frecuentaba. Y no sólo con su prima, sino con algunas amigas cariñosas que Él tenía a su disposición. Él, disfrutaba mucho hacer el amor con su prima, porque su prima era muy estrecha. Sabía que para Diana, su primo hermano, era el primer hombre de su vida. Y también, porque todavía no había hecho con Diana el sexo contra natura. Algo que a su primo hermano le gustaba mucho hacer. Todo eso, y si lo asociamos de la mano a lo “prohibido”, y no sólo por el sexo en sí, sino, porque al fin y al cabo, Diana, era su prima hermana. Esa situación “prohibido” a Él le excitaba mucho. Miró las paredes de ese hostal. Buscó paz. Miró los dos pequeños cuadros que eran de paisajes que Él no conocía ni mucho menos le dio curiosidad de conocer. También miró y se miró en los grandes espejos laterales y horizontales donde a los lejos Él se veía enorme y a la vez pequeño. Diana, salió de la ducha, como un pollito remojado. No se mojó el cabello, ya se lo había nutrido antes de salir a la universidad con reacondicionadores importados. No quería malograr el tratamiento. Salió de la ducha con una risa vaga, ni ella misma sabía por qué se reía, la toalla era pequeña y le tapaba sólo una parte de su cuerpo. Diana, buscó el control del televisor, y así secándose, empezó a buscar algún programa para entretenerse. Él, la miró, no le dijo nada, pero ya su pene estaba prolongado, y se lo empezó a tocar suavemente sin que ella se diera cuenta. Diana, al no encontrar nada entretenido en la televisión, apagó la luz del cuarto y del baño y tirando el control remoto sobre el mostrador y dejando caer la toalla sobre el piso, se echó sorpresivamente sobre la cama. Diana, justo cayó sobre las piernas de su primo.
-Primo, tienes un pene muy bonito y grande…
-Cómo sabes eso, si a oscuras no se puede ver bien.
-Será porque eres el único hombre con quien he tenido sexo.
-Bueno, no pierdas más tiempo, Dianita, mi pene es todo tuyo…
-¿Sabes, primo?.
-Dime preciosa.
-Me gusta chapártela…
-Entonces adelante. Con cuidado, sin dientes, eh…
Diana, empezó con el ritual y su primo cerró los ojos, controlando los movimientos y la respiración.
…
-¿Sí?...
-¿Buenas tardes, señora, se encuentra, Andrés?...
-¿Paloma?...
-Sí, señora, soy yo…
-Hola hija, sí, pasa…
-Gracias…
Paloma, cuando apenas escuchó el contacto de la reja negra del edificio que se abrió lentamente, entró sin apuros y sin temores. Al subir al departamento de Andrés, notó que habían pintado todos los interiores del edificio que, si no fuera porque Paloma conocía el lugar de memoria, se hubiese perdido por la igualdad de los departamentos. Llegó al quinto piso, departamento número 55, no hizo falta que tocara el timbre, ya la puerta estaba abierta y al frente de ella la madre de Andrés que ya la estaba esperando con una sonrisa de cortesía.
-Hola, hija…
-Señora., cómo le va.
-Bien hija, pasa, toma asiento…
-Gracias. -Paloma, se sentó y esperó que la madre de Andrés hiciera lo mismo y de paso que tomara la palabra.-
-¿Y qué tal Paloma, dice Andrés que han tenido una practica muy dura, no?…
-Sí, señora, tan dura que apenas terminamos nos fuimos a nuestras casas…
-Con razón Andrés me vino a la una de la tarde, ya para almorzar.
-Me imagino. No era para menos, señora. ¿Y está Andrés?
-Sí está hija y menos mal que has venido, porque está que no quiere ver a nadie. Ya sabes qué le pasa ¿no?... esa depresión o tristeza tiene un sólo nombre: Abril.
-Sí señora, así parece…
-No sé qué le habrá visto Andrés a esa chica tan ligera… no me cae para nada, mira cómo lo tiene a mi pobre, Andrés.
-Su hijo se ha enamorado, señora.
-Ya veo, hija. Sufre como un tonto, como un idiota. Y no se da cuenta que hay chicas mejores que esa tal Abril. Por ejemplo: Cielo. Esa chiquita cómo lo quiere a mi hijo, cómo lo cuida, cómo lo llama, cómo se preocupa por él… y claro, y tú, también serías una buena compañera para mi hijo…
-¿Yo?, ay señora, me hace reír…
-De verdad, hija.
-Señora, pero Andrés y yo somos los mejores amigos del mundo. Y por eso he venido a verlo, porque sé que debe estar deprimido.
-Gracias hija. Pero, ¿Por qué, no?, si tú eres una chica linda, que tiene bonito cuerpo y muy estudiosa…
-Gracias, señora…
-Dime Paloma, ¿tienes enamorado?…
-No señora. No pienso en eso todavía.
-Bueno, hija, ya te llegará… ojalá, sea con mi hijo.
-Ay, señora, todo puede pasar, ¿no?…
-Eso espero, espérame, lo voy a llamar.
-Está bien, señora…
-Estás en tu casa, eh…
-Gracias.
Paloma, pensó en los labios de Andrés. Un día soñó que lo estaba besando apasionadamente. No evitó reconocer que aquel sueño le gustó mucho, lo sintió como algo real. “¿Y por qué no?... se preguntó Paloma mirando la foto de Andrés que estaba en el mostrador. “¿Por qué no, si todo puede pasar. Andrés, se puede fijar en mí y yo en él?... bueno, todo puede pasar”. Paloma, salió de ese pensamiento, porque apareció la madre de Andrés del hall, muy sorpresivamente:
-Hija…
-¿Señora?...
-Dice mi hijo que pases. No quiere salir de su cuarto.
-Gracias, señora…
-Conoces, ¿no?.
-Sí, conozco señora, gracias…
Paloma, cuando entró en el cuarto de Andrés, se dio con la sorpresa de lo ordenado que estaba. Ella entró, sin antes, tocar.
-¿Se puede?- dijo ella-
-Pasa, Paloma, pasa…
Andrés se levantó de la cama y saludó con un beso a su amiga Paloma. Ella le agarró el hombro después del beso y sin rodeos le dijo:
-Vamos amigo. ¿No es la primera vez, no?, ya fue…
-Soy un idiota, Paloma. Soy un idiota, toma asiento.
-Gracias. Ay amigo, no me gané mucho el pase, pero cuéntamelo todo…
-Nada, Paloma. Pasó lo de siempre.
-No me digas que la conchuda de Abril, se molestó otra vez contigo porque no le pasaste todas las preguntas.
-Sí, amiga…
-¡Me muero!... ¡Qué conchuda!...
-Y lo peor de todo es que, íbamos a salir éste sábado…
-¡Carajo!...
-¡Puta madre!... Le pasé todas las preguntas, sólo me faltó la última, y se la llegué a pasar, pero muy tarde, el profesor ya estaba recogiendo los exámenes.
-No Andrés, por favor, no me mientas, si estás así, no es por esa maldita pregunta, ya… si no porque Abril no quiere salir contigo.
-No entiendo, Paloma…
-Mira, hijito… Abril, ha tomado de excusa esa última pregunta para no salir contigo. Te lo digo así, de esa manera, sin anestesia. Esa es la carne de la sopa, Andrés. Y lo más patético es que tú no quieres aceptar esa realidad. Te ciegas ante todo y ante todos. Y lo peor de todo, es que tú mismo sabes a lo que me estoy refiriendo. Ya lo dice el viejo dicho, Andrés: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Sabes muy bien que eso, te hace mucho daño y tu sigues y sigues, ¡por favor!, ¡basta ya!.
-No me jodas, Paloma.
-Sí, y te voy a joder mil veces más, Andrés. Ya es hora que te des cuenta del verdadero juego de Abril.
-¿Entonces, dime qué hago?...
-Que pares con esa maldita ayuda. ¿No entiendo?, te jactas que eres un mujeriego, que nadie se resiste a tus encantos. Y a la hora de la hora, con Abril nada de nada. ¡Entonces vamos!, juega también con ella, dale de su propia medicina, y ya verás que así, las cosas van a cambiar.
-No están fácil, amiga. Yo no quiero que Abril salga conmigo porque quiere aprobar un curso. Yo quiero que salga porque quiere salir conmigo, porque simple y llanamente le gusto.
-Entonces, quién te entiende, Andrés.
-No sé. Ni yo mismo me entiendo.
-Ya veo. Pero ya es hora que pares con eso. Vamos amigo, juega con la misma moneda, te vuelvo a repetir, dale de su propia medicina.
-Está bien, Paloma. Lo voy a intentar.
-Eso me gusta, amigo. No es que yo sea machista, pero, la vida es así.
-¿Qué quieres decir con: darle de su propia medicina?…
-Que, le aguantes las preguntas. Que cuando te diga que le soples, le digas: no sé, déjame pensarlo… así, de esa manera, verás que vas a tener la sartén por el mango, amigo…
-Suena fácil, pero lo voy a intentar.
-Ya ves, Andrés. Eso es buen comienzo…
-Gracias, Paloma. Eres una gran, amiga.
-Para eso están las amigas, ¿no?, y tú también, tú también eres un buen amigo, Andrés…
Los dos amigos no perdieron más tiempo y se dieron un fuerte abrazo, se abrazaron como si fueran hermanos de verdad. Andrés, soltó a su amiga y reanudó el dialogo:
-Cambiando te tema, Paloma… ¿después del examen, te busqué y ya no estabas?...
-Ah, me fui a comprar algunas cosas, tú sabes, cosas para la casa, en fin.
-A ya, con razón… Que dices: ¿Unos empanadas de carne, donde don Lucho?
-Sale, pero yo invito esta vez…
-Falta más, Paloma… Entonces vamos.
-Vamos…
-Espera Paloma, te quiero enseñar algo…
-A ver…
Andrés, sacó de su mochila su cuaderno de dibujo y le enseñó a Paloma lo que había dibujado, era un dibujo medio extraño.
-¿Te gusta?...
-Qué bonito. Eres un genio, Andrés. Pero, ¿Qué es?
-Es un ángel, es un ángel de un grupo de rock llamado: SERU GIRAN.
-Nunca he escuchado ese grupo, ¿Son peruanos?...
-No. Son argentinos. Pero el grupo es antiguo, ahí tocaba el loco de Charly García.
-Ah, ese fumón. Ese tipo ya está hasta las patas, ¿no?…
-Es verdad, pero estaba hasta las patas, porque ahora ya está bien, más tranquilo y es un genio…
-En fin, ¿cómo conseguiste ese dibujo?… que yo sepa, tú no escuchas esa música…
-Se lo copié de mi prima, Karen. Ella es fanática de ese grupo. Y bueno, en uno de los tantos discos que tiene ella de ese grupo, estaba ese ángel que ves ahora. Es un ángel como si estuviera recién bajando del cielo ¿no?…
-Sí, da esa impresión. Ah, mira tú, no sabía que Karen le gustaba grupos antiguos.
-Sí, mi prima escucha buena música y dibuja, no sabes…
-Melómana la chica. Pero nunca he visto un dibujo de ella… no creo que dibuje mejor tú…
-No, ni hablar, yo dibujo mejor que ella.
-Tranquilo, matador… Bueno, nos vamos por las empanadas de carne, ¿no?…
-Sí, vamos…
CAPÍTULO 6
NUNCA TE OLVIDARÉ ABRIL.
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