CAPÍTULO 8
SIEMPRE TE AMARÉ ABRIL

Cielo, contestó el teléfono de su casa. Al oír la voz de Andrés, el mundo se le vino abajo.
-Andrés, qué sorpresa…
-Hola, Chata.
-Hola, Andrés…
-Oe, ¿tienes grupo para el trabajo de Economía III?...
-No, Andrés… nunca me puse de acuerdo con nadie…
-Bueno, te pongo en mi grupo para el lunes…
-Gracias, Andrés… te la debo
-No, hoy por ti, mañana por mí.
-Gracias, Andrés.
-Chata, se acerca tu cumpleaños…
-Así parece, ¿qué me vas a regalar?…
-Ya verás. Habla, unas chelas…
-¿Unas chelas?... Bueno…
-Ya pues vente a mi jato…
-No, en tu casa no… vamos al Piano Bar, Andrés…
-Ya, está bien, allí, en una hora…
-Muy bien.
…
-Ahora, hagamos otra pose…
-¿Qué pose, señor Sánchez?
-La del filo de la cama.
-¿Esa?… bueno, usted ordena y yo obedezco…
Marisol, de lo echada que estaba, gateó hasta el filo de la cama. Sánchez, de lo echado que estaba, se puso de pie, para vulnerar las nalgas de Marisol, lo hizo sin contemplaciones, con vértigo, y con fuerza. Sánchez, terminó en esa postura.
-Otra vez fue hermoso… ¡qué placer!...
-Que bueno que le haya gustado…
-¿Quieres un cigarro?...
-Sí, por favor… necesito fumar.
-¿Cuánto me dijiste que constaba el servicio especial?
-Cien dólares más, señor.
-Bueno, Marisol, será para la próxima…
-No hay problema señor, Sánchez. Pero, que esto quede entre usted y yo… no le diga nada a mi “representante”…
-No te preocupes, yo no le diré nada.
-El servicio especial consta de chupada sin condón y el servicio de la colita con condón.
-Suena bien… bueno, para qué esperar para la próxima… toma, cien dólares más…
-Gracias, señor Sánchez… le juro que no se va a arrepentir.
-Eso ya lo sé…
Sánchez, otra vez se acomodo sobre la cama boca arriba. Marisol, terminó de fumar su cigarro y, como si fuera una serpiente, se enredo entre las piernas de su cliente favorito.
-Eso, increíble, así, así Marisol…
…
-Vaya, tú siempre tan puntual…
-Es algo que me caracteriza, Cielo.
-Sí, ya veo.
-Sí, joven…
-Tráigame lo de siempre, una jarra con cerveza…
-Sí, joven, a la orden…
-Hace tiempo no venía a este lugar, Andrés.
-Yo tampoco, Cielo…
-Eso no se nota mucho.
-Bueno, ¿Cuéntame?, ¿Qué tal?...
-Ay Andrés, me hablas como si no me hubieras visto un año, diez meses, no sé… déjame decirte que estudiamos juntos, por si no lo sabes.
-Vaya… has venido con la navaja afilada.
-Al grano, Andrés. ¿Qué quieres de mí?
-Sólo conversar, Cielo. Sólo eso.
-Mira, eso de que me vas a poner en el grupo para el lunes, me suena a algo más…
-Bueno, si lo tomas así. Pero fuera de eso, te he citado aquí porque quiero sólo conversar contigo.
-¿Estás seguro?…
-Más seguro que el seguro de pensiones…
-Joven, aquí esta su jarra… su cenicero, y que disfrute.
-Gracias.
-Estás seguro, mira que ya vamos a tomar y, después, cuando suba la cerveza, las cosas se complican…
-Chata, no te voy hacer nada. Ya te he dicho que sólo quiero conversar contigo…
-Bueno, entonces conversemos…
-Chata, estás muy delgada… no comes, o estás enferma.
-Estoy en el gimnasio, Andrés.
-Ah sí, que bien.
-Me deberías de imitar, te veo subido de peso.
-Tal vez. ¿Brindamos?
-¿Y por qué motivo?...
-Por nosotros, por nuestra amistad, en fin… por conocernos tanto tiempo…
-Si tú lo dices… ¡Salud, entonces!
-Salud, Chata…
…
Él, caminó hacia el cuarto de baño. Caminó, con un sólo pensamiento en su mente, un pensamiento, que le estaba dando vueltas en la cabeza. Él, no podía recordar nada. Retrocedía y adelantaba su memoria como si fuera una grabadora de un periodista en acción. Él, orinó, pero siguió pensado en esa chica que según él, la había visto en algún lugar. Su prima, Diana, le había dicho que esa chicha que, él juró haberla visto antes, se llamaba, Paloma. Él, salió del baño para regresar a su cuarto, para seguir pensando o, mejor dicho, tratar de recordar, en dónde había visto a esa chica. “Maldita memoria, carajo… a ver… no, no es ella… no, menos… Puta madre, ya fue…” Él, desistió del afán de recordar a esa chica. Se quiso relajar, jugando en la computadora y de paso ver en la computadora chicas calatas teniendo sexo; páginas pornográficas en la web. En ese pasatiempo que él disfrutaba mucho, escuchó el llamado a su puerta de su cuarto. Minimizó las páginas pornográficas y maximizó otra página de cultura. Se paró de su asiento del escritorio y caminó para abrir la puerta. El que tocó la puerta era su padre. Él, abrió la puerta y su padre entró sin pedir permiso, entro sin miedos de nada.
-Ya te he dicho que no le eches seguro a la puerta…
-Estoy estudiando, papá.
-Insisto, no es necesario que le eches seguro por el simple hecho de que estés estudiando.
-Si tú lo dices…
-¡Sí!... ¡lo digo yo!… ¡y qué?
-Nada papá… cálmate… ya, está bien, no le hecho seguro.
-¿Cuánto es lo de tu instituto?
-Dos mil soles…
-¿Hasta cuándo tienes plazo para pagar?…
-Hasta mañana, papá.
-Mañana temprano vas a pagar tu instituto, ya… y ya es hora que te pongas las pilas para trabajar, ya tienes que ayudar en la casa.
-Está bien… déjame terminar con estos cursos que son trancas, así tengo más tiempo para buscar un trabajo…
-Muy bien… Listo, te dejo, y ya sabes, no eches seguro a la puerta, ya.
-Esta bien, papá.
Él, esperó que su padre cerrara la puerta y con prisa buscó su celular para llamar a su prima Diana. Ella contestó a la tercera timbrada.
-Hola, primito…
-Diana, mañana lo hacemos, ya tengo plata.
-Ya tienes plata…que bien.
-Sí, ya. Mañana mi viejo me va a dar para pagar el instituto…
-Mierda, vas a cutriar rico, huevón…
-Bueno, quinientos soles no le cae mal a nadie, ¿no?…
-Mierda… el instituto te cuesta mil quinientos…
-Así es…
-Mierda, qué rico…
-¿Puedes o no puedes mañana?
-Ya, chévere, pero antes vamos a comprar ropa.
-¿Tienes plata?…
-No tonto, tú me vas a comprar algo… nada te cuesta, si no es tu plata…
-Ya, está bien…
-Gracias primito… bueno, te tengo que dejar, estoy en la calle…
-Listo, Dianita, mañana nos vemos…
-Ok, mañana nos vemos.
Él, terminó de hablar con su prima Diana, dejó el celular sobre la cama y volvió al escritorio para seguir viendo las páginas pornográficas que tanto le gustaban.
…
-Por favor, una jarra más.
-A la orden, Joven.
-Eres una mierda conmigo, Andrés. Nunca me tratas tan bien, sólo cuando es para esto…
-Cielo, sabes muy bien que nosotros somos tal para cual…
-Pero yo te quiero, Andrés. Y mira, ya estoy mareada, pero siempre te lo he dicho sana, sin ninguna gota de alcohol.
-Sí, lo sé, yo también te quiero…
-Pero a tu manera, Andrés. Me quieres sólo para esto… ¿Y de ahí qué?...
-De ahí nada, Cielo. Ahora, sólo estamos tú y yo… ¿lo demás?, no importa.
-Aquí tiene su jarra, joven.
-Gracias. Por favor, me trae la cuenta…
-Cómo no, joven.
-Sí, importa, Andrés. Porque mañana seré sólo tu amiga.
-Nunca Cielo. Ya te he dicho, nosotros somos algo muy especial.
-Salud Andrés, ya no me importa…
-Déjame besarte para calmarte.
-Sí, hazlo, hazlo tiernamente, por favor…
-Como siempre, Cielo…
-Disculpe, Joven. Su cuenta…
-Ah, gracias. Espere, tome y quédese con el vuelto.
-Gracias, Joven.
-¿Cielo, nos vamos?...
-¿A dónde? ¿A mi casa?...
-¿Cómo, no es que ya no te importaba nada?
-Ay Andrés, siempre es lo mismo…
-Te prometo que esta vez va a ser diferente. Te lo prometo.
-Ok, vamos… no me importa nada. Sólo estar contigo.
-Entonces, nos vamos.
-Pero todavía queda cerveza en la jarra…
-Eso ya no importa Cielo. Vamos…
-Vamos Andrés… vamos…

Cielo, contestó el teléfono de su casa. Al oír la voz de Andrés, el mundo se le vino abajo.
-Andrés, qué sorpresa…
-Hola, Chata.
-Hola, Andrés…
-Oe, ¿tienes grupo para el trabajo de Economía III?...
-No, Andrés… nunca me puse de acuerdo con nadie…
-Bueno, te pongo en mi grupo para el lunes…
-Gracias, Andrés… te la debo
-No, hoy por ti, mañana por mí.
-Gracias, Andrés.
-Chata, se acerca tu cumpleaños…
-Así parece, ¿qué me vas a regalar?…
-Ya verás. Habla, unas chelas…
-¿Unas chelas?... Bueno…
-Ya pues vente a mi jato…
-No, en tu casa no… vamos al Piano Bar, Andrés…
-Ya, está bien, allí, en una hora…
-Muy bien.
…
-Ahora, hagamos otra pose…
-¿Qué pose, señor Sánchez?
-La del filo de la cama.
-¿Esa?… bueno, usted ordena y yo obedezco…
Marisol, de lo echada que estaba, gateó hasta el filo de la cama. Sánchez, de lo echado que estaba, se puso de pie, para vulnerar las nalgas de Marisol, lo hizo sin contemplaciones, con vértigo, y con fuerza. Sánchez, terminó en esa postura.
-Otra vez fue hermoso… ¡qué placer!...
-Que bueno que le haya gustado…
-¿Quieres un cigarro?...
-Sí, por favor… necesito fumar.
-¿Cuánto me dijiste que constaba el servicio especial?
-Cien dólares más, señor.
-Bueno, Marisol, será para la próxima…
-No hay problema señor, Sánchez. Pero, que esto quede entre usted y yo… no le diga nada a mi “representante”…
-No te preocupes, yo no le diré nada.
-El servicio especial consta de chupada sin condón y el servicio de la colita con condón.
-Suena bien… bueno, para qué esperar para la próxima… toma, cien dólares más…
-Gracias, señor Sánchez… le juro que no se va a arrepentir.
-Eso ya lo sé…
Sánchez, otra vez se acomodo sobre la cama boca arriba. Marisol, terminó de fumar su cigarro y, como si fuera una serpiente, se enredo entre las piernas de su cliente favorito.
-Eso, increíble, así, así Marisol…
…
-Vaya, tú siempre tan puntual…
-Es algo que me caracteriza, Cielo.
-Sí, ya veo.
-Sí, joven…
-Tráigame lo de siempre, una jarra con cerveza…
-Sí, joven, a la orden…
-Hace tiempo no venía a este lugar, Andrés.
-Yo tampoco, Cielo…
-Eso no se nota mucho.
-Bueno, ¿Cuéntame?, ¿Qué tal?...
-Ay Andrés, me hablas como si no me hubieras visto un año, diez meses, no sé… déjame decirte que estudiamos juntos, por si no lo sabes.
-Vaya… has venido con la navaja afilada.
-Al grano, Andrés. ¿Qué quieres de mí?
-Sólo conversar, Cielo. Sólo eso.
-Mira, eso de que me vas a poner en el grupo para el lunes, me suena a algo más…
-Bueno, si lo tomas así. Pero fuera de eso, te he citado aquí porque quiero sólo conversar contigo.
-¿Estás seguro?…
-Más seguro que el seguro de pensiones…
-Joven, aquí esta su jarra… su cenicero, y que disfrute.
-Gracias.
-Estás seguro, mira que ya vamos a tomar y, después, cuando suba la cerveza, las cosas se complican…
-Chata, no te voy hacer nada. Ya te he dicho que sólo quiero conversar contigo…
-Bueno, entonces conversemos…
-Chata, estás muy delgada… no comes, o estás enferma.
-Estoy en el gimnasio, Andrés.
-Ah sí, que bien.
-Me deberías de imitar, te veo subido de peso.
-Tal vez. ¿Brindamos?
-¿Y por qué motivo?...
-Por nosotros, por nuestra amistad, en fin… por conocernos tanto tiempo…
-Si tú lo dices… ¡Salud, entonces!
-Salud, Chata…
…
Él, caminó hacia el cuarto de baño. Caminó, con un sólo pensamiento en su mente, un pensamiento, que le estaba dando vueltas en la cabeza. Él, no podía recordar nada. Retrocedía y adelantaba su memoria como si fuera una grabadora de un periodista en acción. Él, orinó, pero siguió pensado en esa chica que según él, la había visto en algún lugar. Su prima, Diana, le había dicho que esa chicha que, él juró haberla visto antes, se llamaba, Paloma. Él, salió del baño para regresar a su cuarto, para seguir pensando o, mejor dicho, tratar de recordar, en dónde había visto a esa chica. “Maldita memoria, carajo… a ver… no, no es ella… no, menos… Puta madre, ya fue…” Él, desistió del afán de recordar a esa chica. Se quiso relajar, jugando en la computadora y de paso ver en la computadora chicas calatas teniendo sexo; páginas pornográficas en la web. En ese pasatiempo que él disfrutaba mucho, escuchó el llamado a su puerta de su cuarto. Minimizó las páginas pornográficas y maximizó otra página de cultura. Se paró de su asiento del escritorio y caminó para abrir la puerta. El que tocó la puerta era su padre. Él, abrió la puerta y su padre entró sin pedir permiso, entro sin miedos de nada.
-Ya te he dicho que no le eches seguro a la puerta…
-Estoy estudiando, papá.
-Insisto, no es necesario que le eches seguro por el simple hecho de que estés estudiando.
-Si tú lo dices…
-¡Sí!... ¡lo digo yo!… ¡y qué?
-Nada papá… cálmate… ya, está bien, no le hecho seguro.
-¿Cuánto es lo de tu instituto?
-Dos mil soles…
-¿Hasta cuándo tienes plazo para pagar?…
-Hasta mañana, papá.
-Mañana temprano vas a pagar tu instituto, ya… y ya es hora que te pongas las pilas para trabajar, ya tienes que ayudar en la casa.
-Está bien… déjame terminar con estos cursos que son trancas, así tengo más tiempo para buscar un trabajo…
-Muy bien… Listo, te dejo, y ya sabes, no eches seguro a la puerta, ya.
-Esta bien, papá.
Él, esperó que su padre cerrara la puerta y con prisa buscó su celular para llamar a su prima Diana. Ella contestó a la tercera timbrada.
-Hola, primito…
-Diana, mañana lo hacemos, ya tengo plata.
-Ya tienes plata…que bien.
-Sí, ya. Mañana mi viejo me va a dar para pagar el instituto…
-Mierda, vas a cutriar rico, huevón…
-Bueno, quinientos soles no le cae mal a nadie, ¿no?…
-Mierda… el instituto te cuesta mil quinientos…
-Así es…
-Mierda, qué rico…
-¿Puedes o no puedes mañana?
-Ya, chévere, pero antes vamos a comprar ropa.
-¿Tienes plata?…
-No tonto, tú me vas a comprar algo… nada te cuesta, si no es tu plata…
-Ya, está bien…
-Gracias primito… bueno, te tengo que dejar, estoy en la calle…
-Listo, Dianita, mañana nos vemos…
-Ok, mañana nos vemos.
Él, terminó de hablar con su prima Diana, dejó el celular sobre la cama y volvió al escritorio para seguir viendo las páginas pornográficas que tanto le gustaban.
…
-Por favor, una jarra más.
-A la orden, Joven.
-Eres una mierda conmigo, Andrés. Nunca me tratas tan bien, sólo cuando es para esto…
-Cielo, sabes muy bien que nosotros somos tal para cual…
-Pero yo te quiero, Andrés. Y mira, ya estoy mareada, pero siempre te lo he dicho sana, sin ninguna gota de alcohol.
-Sí, lo sé, yo también te quiero…
-Pero a tu manera, Andrés. Me quieres sólo para esto… ¿Y de ahí qué?...
-De ahí nada, Cielo. Ahora, sólo estamos tú y yo… ¿lo demás?, no importa.
-Aquí tiene su jarra, joven.
-Gracias. Por favor, me trae la cuenta…
-Cómo no, joven.
-Sí, importa, Andrés. Porque mañana seré sólo tu amiga.
-Nunca Cielo. Ya te he dicho, nosotros somos algo muy especial.
-Salud Andrés, ya no me importa…
-Déjame besarte para calmarte.
-Sí, hazlo, hazlo tiernamente, por favor…
-Como siempre, Cielo…
-Disculpe, Joven. Su cuenta…
-Ah, gracias. Espere, tome y quédese con el vuelto.
-Gracias, Joven.
-¿Cielo, nos vamos?...
-¿A dónde? ¿A mi casa?...
-¿Cómo, no es que ya no te importaba nada?
-Ay Andrés, siempre es lo mismo…
-Te prometo que esta vez va a ser diferente. Te lo prometo.
-Ok, vamos… no me importa nada. Sólo estar contigo.
-Entonces, nos vamos.
-Pero todavía queda cerveza en la jarra…
-Eso ya no importa Cielo. Vamos…
-Vamos Andrés… vamos…
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