Los años pasan, las personas no



Los años pasan, las personas no

Queridísima Liz:

Ahora sé que eres feliz. Cuando veo tu felicidad reflejada en esas fotos colgadas en el Facebook siento una enorme alegría de verte así en ese estado de felicidad. Te veo feliz sobre la arena, sobre las lindas playas de la ciudad Piura, te veo amada en las paradisíacas playas de San Andrés (Colombia) y te veo extasiada de amor cuando estás en Lima disfrutando de todo lo que te rodea. Yo sé que ahora radicas en España, pero siempre visitas a tu madre cada vez que puedes, mejor dicho, cada vez que pueden. ¿Sabes?.. Todo lo que te está pasando te lo mereces. Te lo mereces porque eres una gran mujer, una gran hija y no me quepa la menor duda que, serás una gran esposa y por ende una gran madre. Que Dios siempre te proteja y a los tuyos también. Cuando veo el mar bajo el sol, también veo la felicidad que existe en tus ojos, y también veo muy cerca la boda que siempre soñaste con el hombre que ahora está a tu lado, que dicho sea de paso, es la envidia de todo una sarta de pretendientes que siguen esperando tu mirada bajo la llovizna limeña y la lluvia española. Créeme Liz, ya te sueño sobre la arena con Carlos dándose mutuamente el sí, para toda la vida, para todo el mundo, para todos los tiempos.
Mi querida Liz, sigues bailando al compás de las olas del mar. Ese siempre fue tu ritual, y ese fue el poema que te hice cuando estabas metida en mi cabeza por mucho tiempo. Yo no sé si habrás leído el poema que te hice, yo no sé si te habrá interesado mi precaria y modesta escritura, yo no sé nada, quizá nunca supe nada, quizás ó tal vez… Pero de todas maneras vamos a refrescarte la memoria y pegarte el poema que te hice hacía un buen tiempo ya:

 Liz

Sigues bailando al compás de las olas del mar,
cautivando y demostrando que eres tú y nadie más.
Perdiéndote por ese túnel de sonrisas y ecos al soñar,
ahogando las penas que al final, no te hicieron mal.

A lo perdido ya te acostumbraste,
y del olvido ya te enamoraste,
sabes muy bien de tu arte,
algún día volverán a adorarte.

La esperanza nació y vio la luz en el mes Junio,
ya no sigues escuchando aquel murmullo,
sabes encontrarte a pesar de tu orgullo,
ya no le tienes miedo, a esos gruesos muros.

No sé si ves al mirarme,
el refugio que arde,
las ganas de buscarte,
las ganas de amarte.

Sigues bailando al compás de las olas del mar,
cautivando y demostrando que eres tú... y alguien más.
Perdiéndote por ese túnel de sonrisas y ecos al volar,
ahogando las penas que al final... a mí, me hicieron mal.


Julián.

De verdad me alegra mucho que hayas encontrado al hombre de tu vida. Carlos, es así como se llama, es así como lo llamas. Pero, no quiero dejar de terminar este párrafo sin antes no hacerte esta pregunta: ¿Qué paso con Víctor? Yo te dejé con él y, a pesar que ya son varios años atrás, pensé que te ibas a quedar con él. El hombre que alguna vez me confesaste que jamás serías feliz con otra persona si no es con Víctor. El tiempo no te dio la razón. Un gran amor siempre estará colgado en la parte de atrás de nuestro corazón, siempre ayudando al recuerdo (bombeo) sanguíneo. 

Yo sí me porte muy mal contigo. Ya la chiquillada infantil de mi propia inmadurez que, por ratos, no te miento, sale a flote, pero ya es cosa del pasado, mi pasado. Pero como te dije en un correo electrónico, claro está, sin tener respuesta, eres tú la “culpable” de que yo sea un escritor de historietas inspiradas al principio por tu presencia en un escenario universitario. Yo antes de conocerte escribía nada, cuando te vi por primera vez, nació la necesidad de escribirte, pero escribía mal, ahora como verás, escribo mal y bien, seguiré aprendiendo para llegar a tener mi propio estilo y así poder llegar a escribir bien. Siempre te estaré agradecido por todos lo personajes que inspiraste en mí y que ahora están “nadando” en las mentes de pequeños grupos de gente que leen mis novelitas, gente que de verdad, a Dios gracias, es considerable y que, lamentablemente, no conozco. Totalmente y eternamente, agradecido, por siempre…

Me cuentan que te está yendo muy bien en el trabajo. España te trata bien, que tu empresa está cruzando otra frontera europea. Que los ingresos aumentan, que vas por tu segunda maestría, que te acabas de comprar un auto del año, que pronto te vas a casar con Carlos y desde ya hacía un mes, tu bella madre está viviendo contigo. Vuelvo a reiterar lo que te dije al principio: todo lo que estás logrando, sentimentalmente y profesionalmente hablando, es merito propio. Felicidades Liz.
Lo que me extraña y no lo tomes a mal, porque no soy quién para meterme en tu vida, que en el largo tiempo que te conozco y con lo poco que hemos conversado, nunca hablaste de tu padre. Siempre tu madre estuvo presente en tus mejores momentos y seguro en los peores de los mismos. La pregunta está en el aire, y en el aire se forma la imagen de un señor ejemplar, buen padre y, sobre todo, que su amor es el más grande para contigo y para con tu madre.

Acuérdate siempre de esto:

El amor jamás va a esperar que el tiempo cure las heridas, el amor sólo siente AMOR, simple y llanamente.

Salgo de este párrafo, y nos vemos en el otro…

Voy a confesarte que lloré tiernamente cuando te vi imitando a Alejandra Guzmán, eras una niña y ya conquistabas al mundo con tu fuera de serie. La magia del YOUTUBE hizo posible verte en escena, la magia de tus movimientos me hicieron llorar de la ternura ¿Sabes? yo también de pequeño imitaba, que en paz descanse, a Michael Jackson. Claro está, que en ese tiempo los aparatitos modernos no existían, sólo algunas fotos que registran mis movimientos en escena. Y ahí estaba yo entonces, en las fotos, bailando como Michael Jackson. Pero no hablemos de mí, sino de ti. Y nunca me cansaré de decirlo, siempre vas a tener esa vena artística y dentro de ella el arte que te corre por la venas, esa vena que es la usina de expresar el arte escénico que te sigue a todas partes. Eso nunca lo podrás evitar. Tu lado artístico es para siempre, y son muy pocos los que pueden ver a través de tus ojos la riqueza artística que, lamentablemente, quedó varada en un sueño sin despertar. Bueno, eso es lo que yo percibo a duras penas, quizás, ya quisiera, estar equivocado.

Pero fue para mejor mi querida Liz. Fue para mejor. Porque ahora gozas de la tranquilidad y las posibilidades que te puede dar (ofrecer) el dinero. Y que lamentablemente el arte en nuestro país sigue siendo un sacerdocio efímero. Mírame a mí. Sigo tocando puertas para que una editorial seria publique mis historietas, dejé el trabajo de un hotel lujoso (por no decir que me botaron) para dedicarme a lo que siempre, gracias a ti, me gustó hacer, que es escribir. Pero siento hambre, paso deudas y pesadillas de persecución. He tenido que vender todo lo que es de valor, mejor dicho, lo poco que es de valor. Sólo para comer algo y contribuir a la dieta que estoy haciendo, claro está, obligado por estos tiempos difíciles. Tú que estás en España me puedes dar la mano, allá están las grandes editoriales, y puedes meter alguna novelita mía, claro está, sin ningún compromiso. No te quiero aburrir contándote cómo me siento o cómo estoy actualmente. No te quiero aburrir porque sé que estos momentos debes estar tomando el vuelo rumbo a Francia, porque tu atmosfera huele a vacaciones. Y yo salgo de este párrafo para tomar el primer baño por la mañana, un baño que, aparte de refrescarme, será también mi desayuno y mi almuerzo. Te escribo en un ratito, provecho con el rico desayuno que de seguro tendrás en el avión…            

En Lima sigue el invierno más crudo que mañana y más húmedo que ayer. Pero es más rico estar abrigado que soportar el verano devastador. Y si se trata de escribir, para mí es mucho mejor. Un amigo me contó que cuando todavía vivías en Lima, en el distrito de Miraflores, distrito que adoras y quieres mucho, a dos cuadras de tu casa, te sorprendió ver al lado del andén, sobre un jardín moderno, a un perrito que se estaba muriendo creo que lo habían envenenado. Tu desesperación fue enorme, y de inmediato saltaste los alambres que protegían el jardín moderno y con gritos de una madre desesperada, abrazaste al cachorro moribundo y sin miedo a ser atropellada, emprendiste la búsqueda de un taxi que te pudiera llevar al veterinario más cercano. Llegaste a tiempo querida Liz. El cachorro se salvó y lo tuviste a tu lado hasta que una familia generosa lo adoptó para felicidad tuya ¡Grande Liz! Siempre te lo voy a decir, eres la única que sigue el ejemplo que nos dejó Noé, el personaje del antiguo testamento. Vamos Liz, si quieres puedo ayudarte a construir el arca, que pienso yo, en estas época, ya hace falta, y así reclutaríamos a todos los animales que padecen hambre y el maltrato del hombre ¿Quién somos nosotros para maltratar a seres tan inocentes?.. ¿Quiénes somos?.. ASESINOS POR NATURALEZA.

Sólo una vez conversamos sin pelearnos. Yo te acompañé a tu casa, caminamos mucho, desde Magdalena hasta el Parque Kennedy en Miraflores, sé que te gusta caminar y para qué negarlo a mí también. Y eso sólo es una sana coincidencia, porque lamentablemente para mí y felizmente para ti, no estamos hecho el uno para el otro. Pero volvamos a ese día de caminatas con sacada de lengua por el cansancio. Vamos a ver pues, nuestra conversación si mal no recuerdo fue así:

-No te molestes Julián, no necesito compañía.
-Déjame acompañarte, a mi también me gusta caminar.
-Mira tú, con lo gordo que estás no parece.
-Estaré gordo, pero tengo mi cinturita.
-No me hagas reír, en fin… vamos pues, a ver si puedes conmigo.
-Ponme a prueba.
-Vamos pues…

Caminamos hasta cansarnos, admito que estaba fuera de forma. Pero ahí estuve a la altura de las circunstancias. En cambio tú, sí estabas como nueva, para ti fue como relajarte y caminar de Magdalena hasta Miraflores fue de lo más normal.

-No está nada mal Julián, al menos por ser la primera vez, nada mal.
-Te dije que te iba a sorprender. Vamos sentémonos y conversemos un rato.
-Ya, pero, sólo un rato, tengo que estudiar para mañana.
-Perfecto, vamos por un par de botellas de agua.
-Sí, lo necesitamos.

Conversamos casi de todo. De tu relación por ese entonces con Víctor. Que a pesar que él estaba de viaje por motivo de una beca de estudios, lo amabas como la primera vez. No te importaba nada más que sólo Víctor. Yo estaba perdidamente enamorado de ti, pero desde el principio pusiste la barrera, antes que yo te venga con palabritas cursis y demás. Era conciente que no tenía ningún ápice de oportunidad contigo. Pero esa conversación tuvo un principio, pues al enterarme que te fascinaba leer, me dije a mi mismo, entonces Liz escribiré para ti, para que leas lo que escribo y así poder conquistar tu corazón. Pero fue inútil, creo que jamás te gustó lo que escribí hasta ahora, sigues leyendo a Roberto Bolaño, imagínate, es como comparar a un jugador del Barcelona de España con uno de primera división distrital de Lima. Y cómo yo puedo pretender que leas mi precaria literatura, si tu nivel literario está por encima de todo lo que escribí, escribo y escribiré. Me acuerdo que siempre te gustó, te gusta y te seguirá gustando, la literatura de Bolaño. Siempre fue tu favorito y su pronta partida te dolió mucho, pero Bolaño a raíz de su temprana muerte su mito fue creciendo y su voz ahora se lee en todo el mundo. Cómo entonces iba a pretender que te guste lo que escribo si tu nivel fuera de serie está en la voz de un gran escritor que en vida fue.

Cuando ya llegué a tu desesperación que sólo causaba mi sola presencia. Después me di cuenta (entendí) de lo mal que me había comportado contigo. La claridad de entender que mi simple presencia te hostigaba, te molestaba y te aburría. Recuerdo que la última vez que conversamos por teléfono me mandaste prácticamente a la mierda. Nunca te sentí tan enojada, nunca te sentí tan fastidiada, nunca te sentí tan liberada y nunca te sentí más convincente.

-¿Aló?
-Hola Liz, soy Julián.
-Ah, tú…
-Pero, porque tan seca.
-¡Porque no entiendes!, ¡ya me tienes harta!..
-Pero ya te vas a España. Tranquila.
-¡Eso no tiene nada que ver, sólo quiero que me dejes en paz!
-Liz, yo…
-Yo, nada. ¡Déjame en paz!..
-…
-Y ahora te cuelgo porque tengo cosas más importantes que hacer. Chau…

Me dejaste con el auricular enganchado a la oreja del lado derecho. Mudo completamente. Es ahí que realmente comprendí que era una piedra en tus zapatos. Nunca en mi vida, créeme, pensé que me ibas a hablar así. Pero de igual forma y de todos modos, todo lo que me dijiste por el auricular estuvo bien. Claro que hiciste bien, muy bien, yo merecía todo eso, eso y mucho más. Soy terco, soy más terco, pero esta carta quizás sea una confesión y a la vez un homenaje a la persona que me inspiró para seguir con esta idea loca que es de escribir, bueno, de seguir escribiendo. Otra vez, gracias Liz.  

Sé que te gusta la ciudad de Arequipa. Cuando regresas de España literalmente vuelas a Arequipa, te encanta esa ciudad, perdón te fascina Arequipa. Ahora último has estado por allá con Carlos. Y es cuando uno está enamorada(o) lo único que quiere es viajar con el ser amado a los lugares que uno ama. No tiene sentido, creo yo, viajar a un lugar sola(o) por más lugares que uno pueda conocer. La familia y el amor tienen que estar presente siempre en los buenos viajes. Es como la carta sin fin, siempre encontrarás algo nuevo que leer, así es viajar para ti. Y si de ver el mar se trata, perdón, mejor dicho, la necesidad de ver o estar en contacto con el mar es tu droga constante. Sé que te encanta sentir y ver el mar, sé también que estás a punto de comprarte un terreno costero allá por Tumbes, el refugio perfecto para estar con Carlos e inyectarse cada vez más amor, amor del bueno, como dice una canción por ahí. Entre España, Arequipa, Lima, sus playas, el sur y el norte costero, la arena y el amor y otras ciudades más, siempre vas a estar tú y en buena compañía querida Liz, siempre volando y bailando al compás de las olas del mar…

Yo, para no sentirme solo, ya hacía un mes, me acabo de comprar un cacharro y le he puesto como nombre Chicle. Es un perrito de color blanco, chusquito. Pasaba por el centro Lima comprando libros viejos y algunos piratas y sin querer queriendo intercepté a un vendedor de perritos, cachorros aparentemente de raza, lo compré de inmediato, menos mal que alcanzó lo que había llevado de dinero. Pero la realidad es otra cuando llevo a Chicle al veterinario, pero eso no me importa, a Chicle lo quiero como a un hijo, mejor dicho es mi hijo, cada vez que llegó de vagar por las calles me recibe y se desespera queriendo abrir la puerta de mi departamento. Cuando me siento a escribir él está a mi lado, lo acaricio y vuelvo a escribir; cuando duermo el duerme conmigo; cuando tomo desayuno el tomo desayuno conmigo; cuando llega a mi departamento una mujer enamorada de mi precaria literatura, el mira como le hago el amor con toda la paciencia del mundo, en fin… Chicle es Julián en cuatro patas. Te amo Chicle. Si alguna vez me vez con él (Chicle) en cualquier parque, te darás cuenta que Chicle es Julián, o sea yo, andando en cuatro patas.  

Y ya que estoy hablando de hijos de cuatro patas, qué fue de Pelona y la gata Amanda, muy solicitadas en mis novelas. Sólo espero que estén bien al lado tuyo, me imagino que ambas ya deben conocer todos lo lugares donde te has movilizado por trabajo o por paseo. Yo siempre a Pelona y a Amanda las llevo junto a mis novelas, porque son parte de la ternura y la inocencia de mis personajes. Cuando te decidas hacer el arca para reclutar y defender a los animales desamparados por la mano del hombre ó tal vez, ignorados por la vista del hombre, este país será otro, y serás imitada por otras grades personas como tú. Con un sólo objetivo, proteger a los animales de los violadores que abusan de ellos, así como se pide la pena de muerte, y estoy de acuerdo, a las personas que violan y matan a niños y/o a mujeres indefensas, también tiene que haber pena de muerte a esos violadores que matan a los animales indefensos. Ballenas, delfines, rinocerontes, gaviotas, hipopótamos, lobos, perritos, gatos, en fin… Somos lamentablemente, Animales por Naturaleza.

Y ya para terminar esta carta, que es el fin de todo, sólo quiero decirte que siempre voy a querer tu bien, siempre, esté donde esté, siempre voy a desearte el bien…  y te prometo que siempre voy a mirar a los animales con la ternura con que tú lo miras; porque siempre voy a llevar ese legado de proteger y cuidar de ellos. También, quiero decirte que me siento muy feliz que estés en España haciendo Patria; feliz porque todos tus sueños se están cumpliendo; feliz, que te cases con Carlos, sé que te hace y te hará muy feliz, que tengas los hijos que realmente quieran tener; feliz porque sigues siendo la Liz que yo siempre admiré, aunque pasen los años, las personas quedan; feliz porque sigues buscando la paz en el mar, como ya te dije, es tu droga constante, tu refugio para reinventarte. Feliz por todo realmente… y si algún día en una librería encuentras algún libro mío, no lo dudes en comprarlo, con eso es más que suficiente para seguir escribiendo.

-Vamos Chicle, vamos a la cocina a prepararnos el desayuno…

Julián.     

Comentarios

Publicar un comentario

Gracias.

Entradas populares de este blog

CAPÍTULO 12

CAPÍTULO FINAL