5 DE DICIEMBRE.


Regálame una foto para colgarla en mi proyector de pantalla. Ya sea en mi portátil que está en casa o en la PC de mi oficina. Quiero llegar a la oficina y cada vez que prenda mi ordenador y digite mi clave secreta, quiero que tu bello rostro aparezca frente a mí y que me ilumine todas mis mañanas, a pesar que ya el verano nos acaricia con su luz cegadora, pero igual, la luz en mis ojos no aparece si no estas tú, ya sea en una foto o en mis pensamientos. También regálame tu enojo cuando leas esta carta. Porque así sabré que estás viva hacia mí. También regálame tu desprecio y tu indiferencia, que según tú, es la fórmula perfecta para que yo me canse de ti y te deje de molestar. ¡Difícil!, ¿y sabes por qué?... Porque los locos como yo no tenemos memoria ni sabemos de prejuicios ni indiferencias y desprecios. Somos los humanos más felices del mundo, con nuestras ideas, con nuestras contradicciones, con nuestras lágrimas, con nuestras derrotas, con nuestras alegrías y con todo al revés y al derecho, claro está, si de locura se trata. También regálame una clase de inglés, tan sola una, sólo una. No quiero aprender ese idioma, ya para mí es demasiado tarde, pero si quiero aprender de ti, y eso creo yo, es lo más importante si se trata de una (sólo una) clase de inglés. Déjame decirte que fuiste una de las mejores profesaras que he tenido. Te desenvolvías muy bien, tanto así, que me atrevería a decir, ¿y por qué no?, que tienes madera para enseñar, ahora, que el alumno, en este caso yo, no estuviera a la altura de las circunstancias, eso es otra cosa, en fin y sin fin, yo ya no tengo remedio.
Regálame tus noches de teléfono, sobre todo, para ser más preciso, regálame tu voz ronquita producto de haberte despertado (sí, lo sé, soy un imbécil) que le vamos a hacer. Aunque el recibo del teléfono afecte mi economía, qué importa, regálame tu voz al sueño. ¿Sabes?, me importa un chicle la cuenta del teléfono, para eso se trabaja, para pagar y seguir pagando deudas a sociedades burócratas y a privadas, más dinero y a la vez, más gastos…
También regálame tu música, esa que te hace soñar, que te hace volar por los suelos, por no decir por las nubes… Regálame tus sonrisas (las diplomáticas y las sinceras), también tus locuras, tus peinados de color rojo, tus cosméticos, tus zapatillas, tus perfumes, tu sandalias, tus no disponibles, tus comentarios, tus despedidas, tus locuras, tus besos, tu frente, tus manos, las cadenas, los cuatro fantásticos, mi CD de Seru Giran, los polos y pantalones rotos, tu ciudad en invierno, las lágrimas si es que lloras por amor, los desayunos en familia, el baño ocupado, la cerveza en la mente, el chocolate, mi foto de pequeño, la Inca Kola con sabor a tus labios, las despedidas de tu padre a la mar, las sonrisas de tu madre, el día a día de tus hermanas, el lápiz, el color, el dibujo, tus ganas de mandar todo a la mierda, las ganas de hacer el amor, la desazón de los sabores a lo lejos, la palma de tu mano, las huellas digitales, la corazonada si algún día nos volveremos a ver, tu período de menstruación, la luna llena, mi cinco de noviembre, la Navidad del demonio, el desierto con agua salada, los lugares que no conoces, el Messenger, el correo, tus amistades, y todo eso y más, al revés y al derecho, en fin y sin fin.
El cinco de Diciembre es cumpleaños de…

Ivanseru.

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