CAPÍTULO 11
INOCENCIA Y TERNURA AZUL 11 Mis pesadillas no eran frecuentes, pero sí muy crueles. Siempre se repetían y cada vez eran más fuertes, más terroríficas. Soñaba que un remolino aparecía de la nada, para elevarme junto a él muy lentamente sin control y cada vez se hacía más fuerte, más invulnerable, quedando yo atrapado en un sinfín de vueltas que no me dejaban respirar. Siempre despertaba llorando y siempre mamá acudía a rescatarme de mis terroríficas pesadillas. -Ya pasó mi vida... ya pasó... ¿Otra vez el remolino...? -Sí mami... no te vayas, tengo miedo... -No mi vida, me quedaré contigo... Mi madre Liz siempre ahí. Siempre. Cada vez que tenía una pesadilla se quedaba conmigo, protegiéndome y defendiéndome de todas mis pesadillas y de aquel remolino que aparecía de la nada en mis sueños. Bueno, ahora ya de adulto tengo pesadillas, pero ya no con aquel remolino abusivo, sino, con otras cosas o personajes, que en fin señores, recordarlas, sería otra vez, faltarle el respeto a Santiago. Pe...