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Mostrando entradas de septiembre, 2009

EN LA MISMA VEREDA (Novela)

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En la misma vereda. Mi primera Novela. Iván Luis Sánchez Córdova. (2004-2005) A mis padres porque siempre están en la misma vereda y a mi hermana Omayda. I ¿Qué día es hoy?... se preguntó Felipe manejando su coche por las calles de Lima. Se preguntó mirando las viejas luces de neón sin llegar a tener ninguna respuesta. Sólo escuchó el concierto de un tráfico desafinado con el cual tenía que lidiar todos los días a la misma hora después del trabajo. Ya cerca de su casa, muy exhausto, con una mano en el volante y la otra en el cuello aflojándose la corbata, por fin se pudo responder a sí mismo. “Viernes, por fin se acabó la semana de trabajo Felipe, por fin”... Felipe, un joven abogado muy exitoso, de veintinueve años, que no se puede quejar de la vida, donde a base de esfuerzo propio había logrado todo lo que se había propuesto. Con un poco de ayuda, claro está. El sabía perfectamente que venía de una familia muy acomodada, que nació en un hogar donde el glamour, la clase, la etiqueta y...

CAPÍTULO 14 (Último)

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INOCENCIA Y TERNURA AZUL. 14 FINAL. Y así fueron pasando los años, ahora ya tengo veintinueve años; exactamente un año y un mes de haber iniciado éste libro titulado: Inocencia y ternura azul. Vaya que sí pasa el tiempo muy rápido, ah. Vaya que sí. En fin señores, un libro donde he podido llegar a sumergirme en lo más profundo de mí ser, llegando así a excavar muy hondo hasta llegar a aflorar mis más bellos y eternos recuerdos con total libertad y con total felicidad, gracias a mi madre, a mi padre y a mis hermanos (amigos) y gracias a Dios. Como se han podido dar cuenta en cada una de las digresiones que he tenido, que dicho sea de paso, quiero aprovechar la ocasión del final de éste libro para pedirles disculpas por todos los desvíos de mi memoria que ahora yo quiero disfrazarlas llamándolas “digresiones”. Pero dichas “digresiones”, no han sido por voluntad propia, sino más bien, por una dictadura voluntaria de aquel bendito recuerdo de mi vida infantil. Años de total liberta...

CAPÍTULO 13

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INOCENCIA Y TERNURA AZUL. 13 -Mamá, mamá… ya pues enséñame tus fotos cuando eras chiquita. -Jajajaja ¿Qué de verdad quieres ver fotos de tu madre cuando era pequeña…? -Sí… -Bueno, acompáñame… -¿A dónde mamá? -Tú sólo sígueme, Santiago… -Ya mami… Y ahí estaba yo, siempre al lado de mi madre, siempre seguro, siempre feliz. Era de noche, y mi padre seguía escribiendo, seguía haciendo bulla con las teclas de una máquina de escribir. Por aquel entonces para mí, la máquina de escribir de mi padre siempre fue un instrumento extraño, muy extraño, que siempre asocié y aluciné, por mis dos oídos que, aquel sonido pertenecía a una ametralladora en plena guerra mundial. Vaya comparación amigos, vaya comparación… Bueno, sigamos: Cuando entré al cuarto de mis padres de la mano de mi madre Liz, nos dimos con la sorpresa que Pelona y Amanda ya estaban instaladas sobre la cama, esperando, seguro, la tertulia sana que íbamos a hacer mi madre Liz y yo. A mi madre nunca le molestó que Pelona y la gata Am...

CAPÍTULO 12

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INOCENCIA Y TERNURA AZUL. 12 -Santiago ¿Por qué no te quieres sentar conmigo? -Es que siempre llego muy tarde Roxana... -Mentiroso, porque yo siempre te guardo sitio, y tú ni caso... -Yo pensaba que le guardabas sitio a Ivana... -No tontito, al final ella se tiene que sentar a mi lado porque ya no hay sitio... -Ah... Pero, mañana me siento contigo ¿ya?... -Ya, pero no llegues tarde... -No Roxana, esta vez no... Ivana recién había ingresado al nido, estaba en el salón amarillo. Su cambio repentino al salón azul fue porque la molestaban mucho en aquel salón colorido (amarillo). La molestaban de una manera cruel y destructiva. La molestaban porque la niña Ivana no tenía dientes. Lamentablemente para ella, la muda le había llegado muy temprano y recuerdo como si fuera ayer que hablaba siempre tapándose la boca. Ivana pensó, mejor dicho, sus padres pensaron que, cambiándola de salón, iba a ser la mejor solución a todos los insultos, fastidios, que ella recibió por aquel entonces en ese saló...