CAPÍTULO III

EN LA MISMA VEREDA.



III

En una reunión de trabajo, desde un lujoso despacho, a Felipe le dieron la buena noticia que había sido catalogado como el mejor abogado del año. “¡Bien carajo! Ese soy yo. Maldita competencia los voy a destruir hasta dejarlos cenizas, aunque me importe un “pepino” el éxito.” Felipe, terminó la reunión dando gracias por el homenaje. Alzó la copa llena de champaña y mirando a los presentes que le rodeaban, empezó a decir las clásicas palabras de retórica, esas palabras, tan repetitivas y aburridas:

 

“Gracias señores por este reconocimiento; pero, yo no estoy solo en esto, somos un grupo humano muy sólido y competitivo. Espero seguir mejorando cada día más, que el próximo año nos tracemos nuevas metas para bien del despacho y, sobre todo, para el bien personal de ustedes y el mío... créanme, nada hubiese sido posible sin la ayuda de todos ustedes...Gracias... Salud... Salud.”

 

Felipe, pidió que lo dispensen, para ir a los servicios higiénicos. Pretexto conocido para no aburrirse con tanta gente envidiosa y cursi. En el baño se dio cuenta mirando su celular que en toda la semana Lorena no le había llamado. Ni siquiera le había mandado un mensaje de texto y nada que se le parezca. “Esta vez sí que te enojaste Lorena, bueno sigue enojada que yo tampoco te voy a llamar”.

Felipe salió del baño. Alzó la mirada, buscaba a su mejor amigo de trabajo, Eduardo. Se dio cuenta que Eduardo estaba siendo entrevistado por una periodista. Felipe escondiéndose le hizo un guiño con el ojo derecho a Eduardo, como diciéndole que no lo había visto para nada. Eduardo terminó la entrevista y sin pensarlo dos veces caminó hacia el encuentro de su mejor amigo, al llegar a él le dijo:

 

-Felipe, tú sí que sabes escaparte de la prensa, ah. Claro, como saben ellos que yo soy tu mejor amigo... siempre tengo que pagar “pato con las entrevistas”…

-Tú sabes Eduardo que odio ser entrevistado, más aún, cuando vienen con preguntas estúpidas...

-Felipe, déjame recordarte que el exitoso abogado eres tú...

-Sí, ya lo sé, pero que se vayan a joder a su familia... Yo no estoy para entrevistas, ni primeras planas... Vamos a tomarnos un trago, quiero hablar contigo...

-¿Te pasa algo Felipe...?

-Nada, no me pasa nada...

-Ah ya sé... ¿Seguro te peleaste con Lorena?

-Amigo, qué comes que adivinas...

 

Se fueron al restaurante más lujoso de la ciudad de Lima, Felipe y Eduardo dos abogados de éxito en conjunto. Llegaron los dos al restaurante con sus respetivos coches. Siendo el de Felipe el más lujoso y el más caro. Ya en el restaurante, Felipe otra vez revisó su celular sin encontrar mensaje alguno ni una llamada perdida. Eduardo al darse cuenta de la desazón de su amigo, inmediatamente le pidió al mozo dos whiskys dobles.  Eduardo sacó del bolsillo de su saco negro una cajetilla de cigarrillos de marca Marlboro, después, esperó un tiempo prudente para que Felipe pueda aclarar sus ideas, ya pasado ese tiempo, Eduardo le miró fijamente y, sin pensarlo dos veces, le dijo:

 

-¿Qué pasó Felipe, ahora cuál fue el motivo de la riña con Lorena?

-Carajo, las mujeres son tan difíciles Eduardo, no sé si todas, pero justo mi novia Lorena es la más difícil, no la puedo comprender.

-Bueno Felipe, yo a Lorena la conozco muy poco, casi nada; pero me he dado cuenta que es un poco problemática.

-Un poco, no me jodas, es más problemática que un libro de física pura.

-A ver Felipe cuéntame... Quizás te pueda ayudar...

-El viernes pasado me fui con ella a la playa, pero de noche.

-¿Qué, a ver el mar?... Jajajaja.

-No estoy bromeando Eduardo...

-Ya, está bien, cálmate... Discúlpame, era una broma.

-Quería experimentar la sensación de hacer el amor en un coche y en la playa junto al mar. Así como todos en el despacho, y tú también no te hagas, se jactan que hacer el amor en un coche y en ese lugar es otra cosa. Ya pues, quise experimentar y desligarme por completo de la maldita rutina. La cosa es que lo hicimos, Lorena es espectacular, maravillosa y tierna. Pero de nuevo, como siempre, cometí el error de hablar sobre su carrera. Y decir lo que pienso de su vocación como escritora.

-Ah, ya caigo Felipe. No pues, cuantas veces te he dicho que no la molestes con eso. Déjala ser amigo, total a ti qué te importa. Tú eres un abogado y al final creo que nunca vas a dejar de serlo. ¿O acaso eres un escritor frustrado?

-No, para nada. Dios me libre... Pero me jode bastante su carrera, yo no quiero una novia que esté escribiendo novelitas por ahí, y juntándose con escritores sucios muertos de hambre. No quiero esa vida para Lorena. Además, si me voy a casar con ella, quiero que esté en mi casa cuidando a mis futuros hijos, que esté a mi lado acompañándome en cualquier reunión, compromiso etc de nuestra clase social. Ella tiene que comprender que hago esto por su bien. Quiero que sea una señora distinguida y ejemplar.

-¿Sabes Felipe?...

-¿Qué Eduardo, qué me vas a decir ahora?...

-Eres muy egoísta con Lorena. Yo no te voy a negar que todos los hombres piensen así de algún modo y me incluyo. Pero ahora las cosas han cambiado. Las mujeres son más libres e independientes y, a la larga, así las tenemos que aceptar. Porque, aunque no lo quieras reconocer, las mujeres ya no se dejan pisar el “poncho” y no necesitan de un hombre para logras sus sueños, sus metas, en fin…

-Dices eso Eduardo porque tú no tienes problemas en ese aspecto. Tu mujer se queda en casa con mi ahijadito...

-Sí, pero Claudia es Economista. Otro tema es que no quiera ejercer. Además es muy diferente, mi hijo tiene un año de nacido y necesita el cuidado de su madre.

-Es verdad, te sacaste la lotería con Claudia, imagínate si tuviera un hijo con Lorena, mi hijo en casa y su madre escribiendo una novelita en un hotel. ¡Qué estupidez! ¡Qué perdida de tiempo carajo! No deberían existir esas carreras de literatura, arte, etc. Yo si fuera presidente anularía esas vagabundas carreras.

-Felipe te estás comportando tal como dice Lorena. Me imagino las cosas que te dirá... Tienes que respetar su vida... Tú me contaste que uno de los motivos más fuerte que inclinó la balanza para que estés con Lorena; aparte de su belleza, fue que no habías encontrado en tu vida hasta ahora una mujer tan diferente. Que no era como las demás mujeres huecas que has conocido, que su personalidad, su lucha constante y su inteligencia la hacen una mujer casi perfecta...                

-Sí, sí, yo te dije eso Eduardo, Lorena es una mujer que sólo hay una en mil mujeres. Eso lo sé perfectamente. Pero ahora las cosas han cambiado, ahora la veo más decidida con su maldita carrera y eso es lo que me da rabia... Siento celos, muchos celos...

 

-¿Celos de qué Felipe...?

 

Felipe agarró su vaso de whisky, empezó a tomar aliento saboreando aquel líquido fuerte que de cierta manera lo tranquilizaba. El sonido del vaso vació sobre la mesa acabó con el silencio. De inmediato el mozo le trajo otro igual. Felipe le iba a responder a Eduardo, por qué le daba tanta cólera y celos la carrera de su novia. Pero se contuvo, no quería decirle que le daba celos, cómo su novia luchaba por sus sueños tan vivamente. Lo apasionante que era para ella su carrera y con que ganas luchaba por ser cada día mejor. Felipe analizaba que su respuesta llamaría otra pregunta, que Eduardo iba a sacar sus propias conclusiones y no quería la compasión de nadie ni siquiera de su mejor amigo. Se odiaba a sí mismo por ser tan egoísta, tan poca cosa y tan infeliz. Se preguntaba a sí mismo: “Cómo un abogado exitoso puede tener estos conflictos internos, totalmente perdido por la vida, sin sueños e ilusiones, sin encontrarle sentido a este mundo tan miserable y sin tener un horizonte claro.” Sentía mucha vergüenza, remordimientos y, sobre todo, que no era capaz de encontrarse a sí mismo.

 

-Eduardo ya no quiero hablar de éste asunto, dejémoslo ahí, más adelante veremos lo que pasa.

-Felipe algo te pasa... Lo presiento, tampoco te voy a obligar a nada... Pero cuenta conmigo. Tú sabes que lo puedes hacer... ¿Te puedo hacer otra pregunta?...

 

Felipe confiaba mucho en Eduardo, sabía que su mejor amigo siempre estuvo en las buenas y en las malas... Felipe, movió la cabeza afirmativamente aceptándole la otra pregunta:

 

-¿Estás enamorado de Lorena...?

 

Felipe largamente abrió los ojos por la pregunta de su amigo, pero al pestañar, Felipe le respondió con otra pregunta:

 

-¿Quieres que te sea sincero Eduardo?...

-Sí amigo...

-Bueno, lo seré entonces... No... No lo estoy. Pero sí me gusta como mujer y creo yo que es la mujer perfecta para mi futuro hogar. Lorena es la madre perfecta para mis futuros hijos. Cualquier hombre de este país y del mundo diría lo mismo. Y es la mujer que me construyó mi madre todo el tiempo que viví con ella... Quién iba a decir que estoy haciendo lo mismo que hizo mi padre con mi madre... Tú sabes Eduardo que mi madre no fue de la clase social de mi padre y que mi abuela paterna luchó y hasta hizo lo imposible para que mis padres no se casaran... Pero el amor fue más fuerte y pudo contra toda adversidad.

-Felipe pero… estás confundiendo las cosas, en el caso de tus padres si hubo amor... Y tú me estás diciendo que no amas a Lorena...

-Sí la quiero, pero no con la intensidad con que ella me quiere, además estoy seguro que a la larga la voy a querer y amar de verdad... Hoy en día no se puede vivir del amor... Lorena eso muy bien lo sabe... Por eso quiero su bien y eso implica comodidad, seguridad y clase.

-Seguramente... Tú sabes que yo soy tu amigo y te deseo lo mejor... Pero trata de cambiar un poco, más aún, en el meollo de tus repetidas discusiones con Lorena... Las mujeres a la larga se aburren, te lo digo por experiencia propia... Trata que tu relación gire mutuamente y verás a la larga que vas a entender muchas cosas, y al fin, dalo por hecho, que te vas a enamorar perdidamente de Lorena.

-Gracias Eduardo... Lo tomaré en cuenta. Pero de todas maneras lucharé para que Lorena no siga con esa idea de ser escritora.

-Eres un loco de mierda Felipe... Terco como tu padre...

-Llevo su sangre ¿no?...

 

En la mirada perdida, Felipe se acordó de Susana y, no quiso dejar escapar la oportunidad de preguntarle por ella, a su mejor amigo.  

 

-¿Eduardo sabes algo de Susana...?

 

Eduardo, le miró a Felipe mostrándole una risa de camarería, pero le respondió haciéndole otra pregunta:

 

-¿Todavía no la has olvidado no?

-…

-Tienes que sacártela de tu cabeza Felipe... Ya no te acuerdas que te dejó por un muerto de hambre... Y que tuve que hacer lo imposible para que no te echaras a la abandono... Tiempos difíciles ¿te acuerdas?, y más aún, cometiste el error de acostarte con ella ya estando con Lorena... Un golpe muy bajo querido amigo.

-Sí, la carne es débil... No sabes cuánto me arrepiento... Pero qué hago si la necesito... Ya no es amor Eduardo te juro que ya no es amor... Es el deseo, la necesidad de verla y hacerle el amor cuantas veces quiera.

-Felipe, no trates de confundirme y, sobre todo, no trates de confundirte. Para mí, y perdóname lo que te voy a decir, la única verdad que hay aquí es que nunca has olvidado a Susana. Sigues enamorada de ella...

-Tal vez tengas razón Eduardo, pero ahora hay una diferencia muy grande, ahora existe Lorena y por ende cambia todas las cosas... Además mi pregunta no fue esa.

 

Eduardo, miró hacia el techo para recordar, cuándo fue la última vez que vio a Susana, después de bajar la mirada del techo, volvió a mirar a Felipe y le dijo:

 

-La última vez que la vi fue en Miraflores paseando con su muerto de hambre... Me miró y se hizo la loca. Se dio cuenta que era yo y hizo un gesto como buscando a alguien, seguro, haber si estaba contigo. Pero ni me intereso su reacción, yo estaba con Claudia comprando ropa para mi bebé.

-¿Hace cuánto fue eso...?

-Hace un mes amigo.

-Así que sigue con su muerto de hambre... Bueno... “gallina que come huevos aunque le quemen el pico.” Nos vamos Eduardo... Hay mucho por hacer en el despacho...

-Final de las confesiones… entonces nos vamos Felipe... Otra vez tengo que revisar el caso de ese congresista, lo acusan de ser padrino de una banda de asaltantes de alto vuelo...

-Provecho Eduardo, te deseo mucha suerte amigo... Pero acuérdate que yo, no me caso con nadie..

(...)

 

Lorena, estaba sentada en la cafetería de la universidad con Úrsula y Miguel. Empezaban a revisar tareas pendientes que tenían que presentar. Úrsula se dio cuenta que su amiga no se sentía bien hace una semana y media. Y Miguel también notaba su tristeza. Miguel el eterno enamorado y masoquista ilusionado, no perdía las esperanzas de que algún día Lorena se fijara en él. Pensaba que ese tal Felipe no era para ella, con lo poco que sabía de esa relación, se daba cuenta que no marchaba bien, además estaba muy consciente que su eterno amor, Lorena, no era feliz. Al menos no se le notaba.

Miguel sintió la necesidad de ayudarla, pero era muy poco lo que podía hacer. -Pero el amor nadie lo puede controlar, no se le puede inventar palabras y mucho menos ponerle reglas de vida.- Miguel no se aguantó más y delante de Úrsula rompió el silencio hipócrita:

 

-¡Basta ya Lorena!, hasta cuándo vas a seguir así. No te das cuenta que estás descuidando los estudios, que nos falta poco para terminar la carrera y muy cerca de cumplir nuestros sueños.

Tienes que separar las cosas, tus problemas con tu novio acá no sirven. Estás en una universidad y solamente aquí hay que estudiar.

 

Úrsula se quitó los lentes y también le habló a su amiga:

 

-Lorena, tú más que nadie sabe que odio darle la razón a Miguel. Pero esta vez tengo que reconocer que sus palabras tienen algo de verdad... No puedes seguir así amiga. Ya tienes casi dos semanas que no haces nada y estamos ad portas de los exámenes finales. Sé muy bien, que estás pasando por un momento muy difícil; pero tienes que hacer un alto a tus problemas con tu novio. Por favor amiga el mundo no se va acabar si Felipe no te llama. Somos tus amigos y queremos tu bien.

 

Lorena seguía mirando su celular y releyendo todos los pasados mensajes de texto que le había enviado Felipe. Mientras Úrsula continuaba hablando en vano:

 

-Amiga tienes que reaccionar, yo sé que Felipe te va a llamar... No te pongas así... recuerda que has estado en peores situaciones y siempre le has ganado a todo.

 

Lorena no reaccionaba, ni siquiera miraba a sus amigos. Miguel no soportó más verla así, se puso de pie y, antes de salir, de la cafetería enfatizó su cólera:

 

-¡Creí que eras más inteligente Lorena, pero ahora veo que todo es una pantalla...! ¡Permiso...!

 

Lorena reaccionó y, cuando Miguel se estaba alejando, empezó a gritar dentro de la cafetería de la universidad:

 

-¡Lárgate idiota!, ¡no te quiero ver nunca más, tú qué sabes de estas cosas si nunca has estado con una chica!, ¡Nunca te has enamorado!, ¡estoy empezando a creer lo que todos dicen de ti, que eres un maricón, afeminado y travestí!...

 

Miguel no escuchó las últimas ofensas de Lorena, pero sí cuando le dijo que él nunca se había enamorado. Y para él solo se respondió:

 

-Te equivocas Lorena, sé mucho del amor. Porque lo que siento por ti no es un simple sentimiento, sino toda mi vida.

 

Úrsula se quedó perpleja sin saber qué hacer. Reaccionó en el acto y sin mirar a la gente del cafetín se llevó a su amiga a otro lugar como poniendo un final a tan bochornosa pelea.

 

-Lorena no debiste decirle eso a Miguel... Sabemos muy bien que él te quiere mucho... Y que tanto él como yo queremos tu bien. Además, sabes muy bien que lo que dijiste es una mentira. Miguel no es ningún maricón. Miguel te ama, siempre te amó y creo que eso no es ser maricón.

-Sí, tienes razón Ursula, pero yo nunca le di alas a Miguel. Yo lo quiero mucho, pero como si fuera mi hermano. Sé muy bien de su preocupación por mí, de verdad, se lo agradezco eternamente y a ti también amiga, pero ahora no necesito que nadie me levante la moral... Lo de maricón se lo dije porque sabía muy bien que él ya no estaba ahí escuchando. Perdóname amiga, no estoy para consejos, ni yo misma me soporto y cómo quieres que soporte a los demás. No te das cuenta que estoy hecha polvo, presiento que mi relación con Felipe se está acabando lentamente sin tener una explicación.

-Lorena, quizás sea el destino... Todo tiene un final...

-No me vengas a molestar tú también, por favor amiga... No te das cuenta que estoy sufriendo. A veces me pregunto si realmente sirve éste orgullo. Si vale la pena hacerme la fuerte. Estaría ahora mismo a su lado, besándolo, amándolo y haciéndonos el amor como sabemos hacerlo. Acariciándonos mutuamente, protegiéndonos y así estar felices para toda la vida. Lo estoy pensado muy bien amiga, creo que voy a dejar la carrera y me entregaré de lleno a Felipe.

-¡Estás loca Lorena!, ¡te das cuenta lo que estás diciendo!, no puedes echar al agua una carrera que te apasiona, por darle la razón a tu novio... Dónde está esa mujer luchadora que yo conocí que me enseñó muchas cosas; a no dejarse pisotear por nadie y muchos menos por un hombre. Adónde están tus sueños, los libros, los viajes y esa vitalidad de seguir luchando hasta el final. No me dejes ahora amiga, eres mi mejor amiga y no permitiría por nada en el mundo que toda una filosofía de vida lo eches al tacho de la basura, no…

 

Lorena, volvió al silencio totalmente enmudecida sin decir palabra alguna. Empezó a sentir un terremoto en su cabeza producto de las súplicas de su amiga... Alzó la mirada buscándose así misma. Suspiro, volvió a suspirar... y de inmediato guardó su celular en su cartera, alzó la mirada caída y se dirigió a su amiga:

 

-Disculpa amiga, claro que no estoy loca... Por nada en el mundo dejaría lo que más quiero. Para eso están los amigos para que te digan las cosas en tu cara y te hagan recordar en los momentos difíciles que nada está perdido. Soy Lorena Rodríguez y seré una escritora le duela a quien le duela. Y si a Felipe no le gusta, entonces que se vaya buscando a cualquier chica convencional de oficina... Y si Felipe realmente me quiere tendrá querer también mi carrera...

 

-¡Así se habla amiga, arriba las mujeres!...               

 

Se fueron las dos del aquel lugar donde estaban sentadas y, a pasos lentos, se dirigieron hacia la facultad de letras, para empezar una nueva clase. En ese instante Úrsula se dio cuenta que Miguel se acercaba por detrás de ellas como dándoles el encuentro. Úrsula al verlo se detuvo y con un gesto de amistad le dijo:

 

-Miguel ya pasó lo peor… ya volvió en sí...

 

Miguel le agarró la mano a Lorena y a la vez a Úrsula. Caminaban los tres abrazados riéndose como antes, como siempre. Empezaron a cantar una canción conocida, More Than Words (Extreme), y todos los estudiantes los miraban y a la vez los ignoraban. -Pues cada loco, o cada grupo de locos con su tema.- Lorena entró al salón no sin antes decirse a sí misma: “yo que pensaba dejarlo todo... qué loca”

(...)

 

Felipe estaba en su casa, sentado en su mueble muy atento observaba la televisión. Escuchó el timbré, de inmediato se paró y caminó hacia la puerta. Miró por el ojo mágico y se dio cuenta que era la señora de limpieza, Rosita. Abrió la puerta y le dijo que pase, no si antes, saludarla:

 

-Hola Rosita...

-Cómo está joven Felipe... Espero no ser tan imprudente...

-No para nada... Creo que esta vez el imprudente soy yo... Tome asiento que ahora mismo arreglamos el problema.

 

Felipe se dirigió apurado hacia su cuarto. Ya adentro, abrió su cajón de secretos, un cajón lleno de cartas, cadenas de oro, pulseras, anillos y mucho dinero en efectivo. Sacó una buena cantidad, contó los billetes, terminó de contar, cerró su cajón con una llave pequeña junto a un, candadito de acero. Regresó al living y, con una sonrisa sedentaria, dijo:

 

-Rosita creo que yo te debo un mes de tu sueldo... Bueno, acá está tu mes y te doy algo más por la demora. Se me olvidó por completo dejarte la plata con Fermín. Y acá está también tu sueldo por este mes... 

 

Felipe entregó el dinero responsablemente y Rosa aliviada lo recibió.

 

-Joven Felipe gracias, si no pude venir por estos días fue porque no tenía pasaje, y no quería arriesgarme.

-Sí, entiendo Rosita... No se preocupe por nada... Más bien si algún día pasa lo mismo, aunque lo dudo; amiga Rosita se viene no más que yo siempre a Fermín le doy dinero para cualquier percance. Ya él está al tanto del asunto. Así que no se preocupe por eso.

-Muchas gracias joven Felipe...

-No al contrario gracias a usted por mantener la casa tan limpia.

 

Rosa ya se había parado, nunca se sentó, y caminó hacia la puerta no sin antes preguntarle por Lorena a Felipe.

 

-Joven Felipe me saluda a la señorita Lorena... Espero que pronto haya boda y cuente conmigo para ordenar la casa o para cualquier cosa.

 

Felipe recordó a Lorena, sintió las palabras de Rosita muy sinceras y de buenos augurios. Pero de inmediato Felipe volvió a la realidad y con un gesto de amabilidad abrió la puerta, no sin antes, agradecer los buenos deseos.

 

-Gracias Rosita se lo haré presente...

 

Felipe, cerró la puerta, volvió a sentarse frente al televisor pero esta vez ya no le mostraba atención a dicho aparato eléctrico. Empezó a buscar su celular, lo encontró sobre la mesa, se percató de la hora, apagó el televisor, se miró en el espejo y con el celular en la mano su dedo pulgar ya empezaba a digitar el número de Lorena.

Lorena, en el otro lado se dio cuenta que era Felipe, ella estaba echada en su cama, dejó timbrar el celular un buen rato, hasta que contestó displicentemente.

 

-Aló, Felipe...

-Hola Lorena... Seguro estabas descansando... Disculpa si te he despertado, como acostumbras a dormir temprano en día de semana.

-Felipe no te pases, yo no duermo a las nueve de la noche... Cómo se nota que todavía no me conoces, ah...

-Sí, Lorena soy un tonto, sabes muy bien que a veces pierdo la noción del tiempo.

-Claro que lo sé, porque yo sí te conozco... Y te conozco muy bien.

 

Felipe ya se sentía bien, se dio cuenta que Lorena ya no estaba molesta y, que también ella lo necesitaba, tanto como él.

 

-Te manda saludos Rosita...

-Ah mira tú, hace tiempo no la veo... ¿Ya le pagaste?...

-Sí Lore, estaba en falta con ella, le pagué y encima le di algo extra por mi demora...

-Muy bien Felipe, no era para menos...

 

Lorena estaba buscando la ropa que se iba a poner para ver a Felipe, porque sabía muy bien, que su novio le iba a decir para encontrase y reconciliarse.

 

-Cambiando de tema Lorena, ¿Cómo has estado en estos días que no nos hemos visto?...

-Bien, con bastante trabajo en la universidad, tú sabes exposiciones, prácticas etc... ¿Y tú Felipe… qué tal el trabajo?...

 

Felipe, se miró en el espejo, se empezó a reír de lo sorprendente que podía ser su novia. “Cuando está en la cama conmigo abre sus sentimientos y soy el hombre perfecto, pero, cuando estamos peleados su orgullo es más fuerte y trata de disimular que no me ha extrañado.”

 

-En el trabajo muy bien Lorena, no me puedo quejar, me han catalogado como el mejor abogado del despacho...

-Que bueno Felipe, te felicito, siempre has buscado eso... Ser el mejor... ¿Y aparte de tu trabajo qué más has hecho?...

 

Felipe, sí no le iba a mentir, “la verdad siempre por delante. Aunque eso cueste.”

 

-Yo sí te he extrañado Lore, tú presencia me hace falta, tus besos, tus locuras y el cambio que das a mi vida, una vida que cada día se pone más monótona si no estás aquí.

 

Lorena ya se había vestido, se quedó muda y se dio cuenta que fue una tonta al fingir que nada la atormentaba, que aquellos días de no ver a Felipe no le hicieron daño.

 

-Soy una tonta amor, no sabes cómo me he sentido sin saber nada de ti... Te amo Felipe... Y sí, te he extrañado mucho, no sabes cuanto, necesito de ti... Quiero verte, quiero sentirte, te amo Felipe...

-Entonces que esperamos, te recojo en el mismo lugar de siempre...

-Genial…

-Lore, esta vez te has demorado mucho en decirme mi amor...

-Lo sé Felipe y, si otra vez nos peleamos, me demoraré más...

-¿A qué hora paso por ti Lore?...

-Ahora mismo si quieres mi amor... Ya estoy lista...

-Entonces espérame en el mismo lugar...

-Ok mi amor y no te demores mira que no me gusta esperar...

-Sí mi Lore, estaré puntual, como siempre...

 

Felipe, otra vez se miró en el espejo, se dio cuenta que la diferencia de sentimientos era muy grande. Felipe simple y llanamente no le había mentido. Porque de verdad extrañaba a su novia, sí necesitaba de ella; pero también podía vivir sin ella. En cambio Lorena no podía vivir sin él. Felipe al escuchar las palabras de amor de Lorena por el celular confirmó una vez más lo que ya estaba confirmado. Que Lorena le amaba sin medidas, ni reparos y lo único que faltaba pensaba Felipe ya manejando su coche era que desistiera de la tontería de ser algún día una escritora.

Lorena no pudo contener la alegría y empezaba a cantar en su cuarto con la radio a todo volumen. Su madre se percató de la bulla, ya se imaginaba el porqué de la alegría de su hija.

“Ya me estaba haciendo la idea que esa relación ya no daba para más, pero es una bendición ver a mi hija así llena de felicidad. Aunque mantenga mi opinión que ese tal Felipe no es para mi Lorena”.

Lorena, salió de su cuarto más bella que nunca, no si antes, levantar el peluche que Felipe le había regalado que, estaba botado donde se ponen los zapatos sucios y la ropa sucia. Lorena salió de su cuarto y, cuando estaba por llegar a la sala, se encontró con su madre.

 

-¡Hola mamá...!

-¿Hija vas a salir a esta hora...?

-Sí mamá, es un poco tarde, pero Felipe me acaba de llamar y creo que nos vamos a reconciliar...

-Ya veo hija, estás muy linda mi amor... 

-Tengo a quien salir ¿no crees? jajajaja...

-Gracias hija. ¿Y por qué tu novio no toca la puerta de esta casa como tiene que ser? Así no tienes que esperarlo en la calle, en ese lugar tan oscuro...

-Mamá sólo es una cuadra de la casa... Además sabes cómo es papá... No le gusta que me visiten de noche y mucho menos en coche.

-Bueno mi amor vete de una vez antes que tu papá salga de su cuarto, yo le diré que te has ido al cine con tus amigas...

-Gracias mamá, que sería mi vida sin ti... Tú sabes que los amo demasiado y ustedes, mi hermanito y Peloncita, son todo lo que tengo en este mundo...

-Sí mi amor lo sabemos... Cuídate mucho y salúdame a Felipe.

 

Lorena abrazó a su madre y con un fuerte beso en la frente le dijo:

 

-No te preocupes mamá que le daré a Felipe el mejor beso del mundo y le diré que es de parte de su suegra.

-Lorena te dije saludos, mas no, beso...

-Jajajaja es igual mamá... Bueno me voy, te quiero mucho...

 

Lorena, llegó al sitio de siempre, con su cara de velocidad se dio cuenta que ya su novio estaba ahí esperándola. “Felipe, mi amor, vaya que sí me has extrañado”.

Felipe, abrió su puerta, salió del coche y caminó hacia el encuentro de Lorena. Se abrazaron y se besaron apasionadamente en la oscuridad de una calle fría. Los dos sintieron la necesidad de tocarse mutuamente sin importarles las palabras, sabían muy bien que esta vez sobraban. Lorena, sintió con todas sus fuerzas una vez más que estaba perdidamente enamorada de aquel hombre y que no cambiaría por nada en el mundo aquel momento de reconciliación. Felipe estaba totalmente emocionado porque sabía que tenía en sus brazos a la mujer más encantadora del planeta. Y, por ende, eso lo hacía sentirse muy bien y con un espíritu triunfador a plenitud. “No todos tienen esta suerte” se dijo a sí mismo cuando dejó de besarla.

 

-Lore me has tenido en ascuas todo este tiempo, eres muy mala conmigo... Todavía está en mi casa la película que no llegamos a ver.

-Bueno mi amor, qué esperamos, vamos a verla...

-Entonces nos vamos...

-Espera mi amor... ¿Felipe dijiste tu casa?...

-Ah verdad no te conté, sabes, hablé con el dueño de la casa...

-¿Y de qué hablaron amor?

-Hablamos de la casa. Me dijo que la está vendiendo y, por su puesto, yo tengo la primera opción de compra.

-¿Sí amor? ¿Y cuánto te va a costar la casa?...

-Eso no importa Lore, lo que importa es que la voy a comprar... Es una casa maravillosa y quiero que sea para los dos...

 

Lorena, no pudo contener tantas emociones juntas. Siempre soñó con vivir en esa casa, vivir en una casa donde ha pasado los mejores momentos de su vida con Felipe. Siempre imaginó vivir ahí, que sus hijos nacieran ahí, cada vez que hacían el amor después del reposo, ella caminaba por todos los rincones de la casa y se imaginaba ver a sus hijos jugar en el jardín con la pelota o con alguna mascota. Emocionada Lorena por la idea de vivir ahí y, sobre todo, se alucinaba en la terraza sitio favorito de Lorena para terminar su primera novela de amor. “Ya no tendría la necesidad de ir a España para escribir, me quedaría en mi país. Qué importa que no sea reconocida como tal, pero lucharé en mi tierra y así haré patria”.     

 

-Felipe, mi amor, eso que me cuentas es maravilloso... Siempre me gustó la casa... Gracias por pensar en mí, ahora me doy cuenta que sí me amas a tu manera, pero me amas.

-Claro que pienso en ti Lore, pienso en tu bien y por supuesto en nuestro futuro.

-Felipe me haces la mujer más feliz del mundo, ¿sabes?, ya me veo en la terraza escribiendo con mi barriga crecidita la llegada de nuestro primer bebé...

 

A Felipe se le vino el mundo en un segundo, sólo atinó abrazarla y mediante ese abrazo miraba la penumbra de la calle, con una mirada de furia cerraba los ojos diciéndose a sí mismo. “No pienses que esa casa será para que escribas novelitas de fantasía, te equivocas Lore, serás la señora y dueña de esa casa. Pero estás muy equivocada si piensas que será tu refugio de letras.”

 

-Ya veremos Lore, todo a su debido tiempo...

 

Felipe, se contuvo y no dio señales de contrariedad para no malograr la reconciliación, la besó una vez más y ya dentro de su coche se fueron a su futura casa de San Isidro.

 

Fermín, el vigilante los vio llegar desde lejos y no pudo contener su alegría de verlos juntos. Pues la señorita Lorena era de su agrado y al joven Felipe le tenía mucha consideración y respeto.

 

-Hola Fermín ¿alguna novedad?

-No joven Felipe, ninguna novedad. ¿Cómo está señorita Lorena?...

-Hola Fermín, muy bien gracias... No te olvides que quedaron pendientes las historias de las almas que penan en tu tierra.

-Ah verdad, sí señorita, de todas maneras unos de estos días le termino de contar...

-¿Qué secretos traen los dos que me tienen volando? Cuidado Fermín no seas “serrucho”...jajajaja.

-No joven Felipe, lo que pasa que ese día que usted se quedó dormido la señorita Lorena tocaba la puerta y usted no le abría. Aprovechamos el tiempo para conversar hasta que usted despertara.

-Está bien Fermín ya Lorena me contó. Así que tenías tus historietas... Espero que algún día de estos me las cuentes todas.

-Como no joven Felipe...

-Lorena, adelante por favor que voy a conversar con Fermín...

-Sí mi amor, dame las llaves de la casa...

-Toma Lore, y hazte la idea que ya es tu casa...

 

Felipe, aprovechó la ocasión para darle unas indicaciones a Fermín, indicaciones de rutina, que mañana tenía que llamar al jardinero, llevar el coche para su afinamiento, pagar algunas cuentas y otras cosas más. Fermín muy contento por la confianza que le trasmitía Felipe, movía la cabeza afirmativamente en señal de respeto. Hacía fidelidad a los mandados de su jefe.

Felipe entró a su casa y Lorena ya estaba bien sentada frente al televisor poniendo la película en el DVD.

 

-Mi amor apúrate, ponte algo cómodo, que ya está lista la película para verla...

-Espérame un momento Lorena...

 

Felipe, se puso algo ligero, abrió la nevera sacó el vino tinto y dos copas. Se echó perfume,

“Instintos” y de una cajita azul cinco cigarrillos de una marca extranjera.

 

-Listo Lore, ¿Cómo dijiste que se llamaba la película?...

-Los Otros con Nicole Kidman...

-Sí verdad, lo había olvidado...

 

Lorena y Felipe empezaron a ver la película sentados los dos juntos abrazándose mutuamente. Felipe, odiaba ver una película solo, la última vez que vio una película fue insoportable. Lorena, lo había acostumbrado mal. Aunque no era muy fanático de ver películas, le parecía de alguna otra manera una pérdida de tiempo. Pero ahora estaba con Lorena, era muy diferente; sentía que tenía sentido ver una producción gringa estando al lado de su novia. En el transcurso de la película siempre hacían un espacio para los mimos, besos y caricias. Lorena siempre tomaba la iniciativa y no le importaba eso. Lorena era feliz mirando la trama proyectándose que algún día escribiría un guión para una película.

Terminaron abrazados y con toda la perplejidad con que termina una película de suspenso. A Lorena le vino la idea que era preciso ese momento para decirle a Felipe que frecuentara más seguido a sus padres en este caso para ella sus futuros suegros. Que rompiera el hielo y que se una más a su familia sobre todo a su padre. Que deje de lado ese estúpido orgullo que a nada bueno le llevaba. Lorena tenía la obligación de hacerle entrar en razón a Felipe, que tarde o temprano sus suegros quizás no estén más en este mundo. Sobre todo no quería una familia desunida. Tampoco no soportaría el arrepentimiento, sufrimiento, de su futuro esposo si no se llega a concretar la unión familiar. Lorena conocía muy bien a Felipe en ese aspecto y sería fatal ver a Felipe llorando pidiendo perdón mirando hacia abajo la tumba de su padre y de su madre.

 

-¿Felipe cuándo vamos a ver a tus padres?, ¿Hace tiempo que no los veo?

-Cualquier día Lorena...

-Felipe... ¿Ya te amistaste con tu padre?...

-No y no lo pienso hacer... ¿Por qué yo tengo que dar el primer paso?...

-Pero Felipe, tú tuviste la culpa...

-Los dos Lorena, ya no te acuerdas que me sacó en cara todo lo que había hecho por mí... Yo solamente me defendí...

-Felipe, pero también lo ofendiste, diciéndole que no querías su herencia y nada que se le parezca, mi amor.

-Pero es verdad, yo no quiero su ¡maldita! herencia, yo sólo quiero hacer la mía... Por favor Lorena no me pongas de mal humor. La estamos pasando muy bien... Lo único que te puedo decir es que lo siento mucho por mi madre... Yo sé que ella es muy diferente a mi padre y la extraño mucho...

-Mi amor... Empecemos por ahí, vamos a visitarla uno de estos días... ¿Te parece?

-Pero Lore, mi padre va estar ahí...

-Sí lo sé Felipe, pero empecemos por ahí, tu madre se va a poner muy contenta, no sabes cómo te adora... Lo poco que he podido conversar con ella me lo ha hecho sentir con lágrimas en los ojos.

-Sí, mi madre es otra cosa, yo también la quiero mucho...

-Ya ves Felipe... Además tengo entendido que se acerca su cumpleaños, eso será un buen motivo no crees amor para que hagas las pases de una buena vez con tu padre.

-¿Cómo te acuerdas del cumple de mi madre?... Te juro que lo había olvidado... Y ya me siento   mal por eso...

-Ya no te acuerdas que fuimos el año pasado... Y fue la primera vez que me presentaste a la invulnerable familia Córdova.

-Sí, claro que me acuerdo... Bueno Lore, no te prometo nada... Déjame pensarlo... Pero te todas maneras en el cumpleaños de mi madre la pasamos juntos aunque sea los tres. Sí mi padre no quiere compartir es culpa de él. Total creo yo que mi padre es más orgulloso que tu novio...

-Gracias mi amor, déjamelo todo a mí, yo voy a planificar una cena estupenda... Y creo Felipe que, ahora tú has dado el primer paso, por eso te adoro y te amo...

 

Lorena le abrazó y lo besó muy efusivamente. Se puso encima de Felipe, que estaba echado, tapándole la cara con su cabello. Felipe se dejó llevar y le tocó los senos con ternura. Después la levantó y con unos gritos y risas de complicidad, la llevó cargada hacia su cuarto. Ya adentro se hicieron el amor sin piedad, como retomando el tiempo perdido. Ganas le sobraban y eso se reflejaba en ese cuarto donde el único testigo era el crucifico que estaba colgando en la pared. Felipe sabía que hacer el amor con Lorena era llegar al cielo. Lorena sabía que hacer el amor con Felipe era sentir que su vida se terminaba ahí. Lorena le gustaba hacer el amor con su novio con la luz encendida, le gustaba ver a su novio desnudo, lo alucinaba muy sexy, muy excitante. A Felipe le daba igual, era más que suficiente sentir el cuerpo de una bella mujer en su cama. No le importaba los detalles y muchos menos una maldita luz...

Cansados a plenitud, descansaron abrazados mutuamente en la cama. Lorena, le apeteció fumar los cigarrillos que se habían olvidado en el mostrador del living. Felipe se dio cuenta de la necesidad de fumar de su novia, de inmediato se levantó de la cama y caminó hacia el living, recogió los cigarrillos. Prendió un cigarrillo a duras penas, él no sabía fumar, ya en el cuarto los dos miraban el techo blanco. Lorena fumaba a sus anchas, eso significaba que se sentía feliz, libre y protegida...

 

-Gracias mi amor por dar el primer paso... Yo sé que tarde o temprano, tú y tu padre, se van a amistar...

 

Felipe cerró los ojos recordando los pocos momentos que fue feliz al lado de su padre.

 

-Vamos a ver Lorena si tienes razón, no te prometo nada... Pero, vamos a ver si la vida así lo quiere. 




(Tanto, Miguel, Úrsula y Lorena cantaron juntos abrazados a todo pulmón esta canción por tada la facultad de letras, dejando todas las peleas, atrás de los tachos de basura de dicha facultad)





(Lorena y Felipe recomiendan esta película a todos los que leen éste blog, sobre todo, si están en una cama con las luces apagadas)... ¡Grande! Nicole Kidman.



Comentarios

  1. hola Iván, buen capítulo igual que los anteriores, esta canción "More than words", me recuerda mucho al colegio año 1992 estaba en 4to de secundaria, aunque este grupo Extreme sorprendio mucho con esta canción, porque ellos tenían otro tipo de estilo, un rock mas metal, esta canción los separo, y los volvio a unir años más tarde, tiene toda una historia...., particularmente a mi me encanta esta canción. Saludos desde alg{un lugar de Lima.

    Campo de Almas

    ResponderEliminar
  2. Gracias y que todo te vaya bien... siempre y siempre.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias.

Entradas populares de este blog

CAPÍTULO 12

CAPÍTULO FINAL