UNA NOCHE EN UN BAR

UNA NOCHE EN UN BAR.
Hoy es sábado, diez de la noche y algo más. Tengo ganas de salir y tomarme unos tragos. Hace tiempo que no salgo. El trabajo me ha tenido sentado por horas tanto en mi casa como en la oficina. Hoy quiero conocer a alguien, conversar con alguien, entrevistarme con alguien. Prefiero un bar, en vez de una discoteca. Prefiero escuchar buena música que escuchar la euforia de tanta gente bailando y empujándose; no, qué va, ya no estoy para discotecas. La última mujer con la cual he tenido sexo ha sido con la bella, Mar, hermana de Giga. Sexo con amor, para ser más preciso. Eso fue ya hace tiempo, exactamente dos meses y, cada vez que tenía ganas de estar con una mujer, lo resolvía satisfaciéndome yo mismo en mi baño de mi departamento. No había tiempo para distracciones, ni para hablar, fueron dos meses de entrega total para con mi trabajo. Un mes para adecuarme y otro para despegar y tener un estilo propio. Mañana domingo no tengo que ir a trabajar, es por eso que he decidido salir a un bar a tomarme unos tragos y, si la suerte lo amerita, poder entablar conversación con alguna mujer que yo mismo la encuentre agradable y, sobre todo, que ella me encuentre agradable a mí (nada fácil ¿no?)… en fin, nunca hay que minimizarse antes de la batalla, menos cuando todavía no has conocido a nadie.
Salgo de la ducha caliente, camino con la toalla en mano hacia mi cuarto para ver qué tengo de bueno en mi closet. Algunas camisas nuevas y unos pantalones usados y desteñidos. Escojo la combinación usual en mí: una camisa negra y un pantalón azul. Debajo de la cama hallo mis zapatos de chamba, con un poco de betún quedaran como nuevos, al menos en la noche se verán así. Efectivamente, quedaron como nuevos y listos para disimular que esos zapatos tienen en casa un mes de vida, aunque la realidad sea otra, como un año de uso y dos reparaciones (cambio de suelas)… No hace frio, a pesar que el verano está a punto de acabarse, no hace frio, no hace calor tampoco… un clima como me gusta, templado y fresco. Hay dos bares que me gustan mucho: Barbilonia y el Piano Bar. En el Piano Bar tengo muchos recuerdos con Penélope y con Giga… en vez de salir a conquistar la noche, me voy a hundir en el recuerdo de pensar en ellas y, dicho sea de paso, caer con el alcohol de volver a pensar en la bella Mar. Así que descarto ese lugar. Entonces, quedaría, Barbilonia, lugar que frecuentaba mucho en mis épocas rockeras y de buena música. Mi amigo Diego siempre toca ahí… él es un músico de aquellos y productor de muchas bandas. Tiene su estudio de grabación en Miraflores con todos los equipos y con toda la tecnología última de la escena musical. Será motivo de volver a casa, de escuchar buena música y de perderme sobre la espuma de una buena cerveza helada. Miro mi reloj y ya las agujas del reloj pasan de las once de la noche. Salgo de mi casa y cuando estoy en la vereda me acuerdo que no me he echado desodorante, grave error, vuelvo a entrar a mi edificio y a subir las escaleras, abro mi puerta y sin cerrarla camino hacia mi cuarto y busco la pelada, me echo con cuidado, claro está, sin camisa, y espero que se oreen mis axilas un rato. Vuelvo a ponerme mi camisa y dejo la pelada en el mostrador de mi cuarto. Otra vez estoy parado en el frontis de mi edificio en busca del primer taxi que me intercepte. Ahí está, me hace las ruedas un tico amarillo.
-Buenas noches señor… hasta Miraflores, Tarara con Alcanfores…
-A ya… mmmm ocho soles…
-Listo, vamos…
Como siempre yo totalmente lacónico con todos los taxistas. Esa vez no fue la excepción. Llego al bar, Barbilonia y saludando a la volada subo el segundo piso para buscar la mejor ubicación. Todavía no estaba tocando el grupo de mi amigo Diego. Pero sí estaba los instrumentos en escena y de fondo la buena música de todos los tiempos, ochentas y noventas y algo de estos tiempos, también. Pido mi cerveza helada, más helada, la más helada y a tomar y a esperar que se aparezca los músicos y alguna compañía agradable.
Diego, aparece de la nada, me ve y me saluda con un fuerte abrazo. Yo lo saludo con amor, por todo los quince años que lo conozco y porque son varios años que compartimos y vivimos de la música y del ron y el rock.
-Chato… qué milagro, hace tiempo no vienes por acá…
-Así es Diegazo, pero ahora estoy aquí y muy feliz de verte y, sobre todo, verte tocar la guitarra…
-Gracias Chato… ¿oye tío… te quedas después de la tocata?... no te vayas a ir a penas termine el concierto, eh…
-No, para nada, me quedo porque hoy nos agarramos a botellazos…
-Eso… entonces te dejo… que canción quieres que toquemos…
-Todas las de nuestra época…
-Sale… hablamos entonces…
-Hablamos Diegazo…
Diego, se va de mi sitio, ya está en el escenario… y afina su guitarra con el afinador electrónico. Revisa sus efectos y con los audífonos puestos hace las pruebas necesarias para sentirse bien y muy seguro a la hora de tocar la guitarra. Diego toca una Gibson les Paul. La gente empieza a llegar, gente conocida y gente desconocida. Ya voy por el tercer vaso de chela, y ya me estoy sintiendo preso de ese líquido elemento. Y empieza el grupo de Diego a tocar, y la gente se empieza a empilar y a moverse sin control. A moverse con las canciones de los años ochentas y noventas… yo a mis treinta y dos años todavía sigo creyendo que todavía se puede hacer buena música en este país, porque hay buenos músicos y buenos compositores. Sigo creyendo en mi país, sigo creyendo en una guitarra, sigo creyendo en mi amor por, Mar, sigo creyendo en mi vaso de chela y en los que vendrán. Ya voy por el cuarto vaso y ya en mi mesa se sienta una señorita dándome la espalda muy concentrada mirando al grupo de rock en escena. No me pide disculpas por su bella espalda, yo tampoco le digo nada, total, tiene una linda espalda y un trasero formadito y apretadito. Sólo su amiga le advierte que atrás de ella hay un mañoso que le está mirando el trasero.
-Loca, ese mañoso te está mirando el culo y la espalda…
-¿Quién mañoso?...
-Te has sentado en la mesa de ese tipo…
-A ya… qué importa, total no está viendo nada indebido… sigue disfrutando del concierto y no me jodas… mira que no hay mesas ni mucho menos dónde sentarse…
-Allá tú…
El grupo de mi amigo Diego hace un receso de quince minutos, sin antes de ser aplaudido por la gente de ese lugar. Yo ya estoy en mi quinto vaso, totalmente adormecido y totalmente achinado. Veo que la chica que me sigue dando la espalda está en nada, bueno, quiero decir, no está tomando nada… le paso la voz y le digo si quiere algo de tomar… ella me dice, sí, que no hay problema, que me acepta un vaso con cerveza y de paso me dice que su amiga, la que me tildo de mañoso, también le apetece un vaso con ese líquido elemento.
-Ok, pero si me sigues dando la espalda no vas a poder tomar su chela…
-Ah, verdad, sorry… ¿Cómo te llamas?...
-Iván… ¿y tú?...
-Isabella…
-Bonito nombre…
-Gracias… y mi amiga se llama Luisa…
-Bueno, veo que tu amiga se ha encontrado con un amigo…
-No es su amigo, es su ex enamorado… Él jura que sigue con ella, pero Luisa ya no quiere estar con él, es más, ya le cortó…
-Eso suele pasar… y dime Isabella, ¿qué haces por la vida?...
-Estudio, Ciencias de la Comunicación en la Católica…
-Linda carrera…
-Sí, no sabes, me encanta mi carrera… ¿y tú qué haces por la vida?...
No, qué va, qué le voy a decir que trabajo en el periódico El MERCADEO, no para que sólo por interés hable conmigo y por ahí me diga si no tengo algo para ella. Viejo recurso que muchos utilizan para sacar provecho, pero yo no.
-Yo trabajo para el SIN…
-Suena bien… ¿eres ingeniero?...
-No Isabella, estoy SIN chamba…
-Jajajajajaja qué loco… qué buena, me has hecho reír, ah…
-Bueno, acabo de ser despedido de mi trabajo… trabajaba en una biblioteca ordenando libros… pero ahora estoy en busca de chamba…
-Algo saldrá, Iván… no te preocupes, paciencia. Yo estoy practicando en un canal de televisión y para qué ah, me va muy bien…
¡Mierda, el tiro por la culata, por dármelas de don Huevón, la salgo malogrando… en fin, con la mentira para adelante…
-Qué bueno, te felicito, de verdad Isabella, qué bueno…
-¿Y por qué tan sólo?...
-He venido a ver a Diego, Él toca la guitarra esta noche…
-¿Conoces a Diego?...
-Claro, es mi pata de años…
-No me digas que ya pasas los treinta años…
-Sí, ya pasé los treinta.
-No parece, esas canas te hacen viejo, pero tu cara es la de un chibolo…
-Bueno al menos soy mayor que tú…
-Sí de hecho, yo tengo 22 años…
-Eres una niña a mi lado…
-Jajajaja niña… bueno a tu lado, sí…
-Bueno Isabella, ya están volviendo los músicos al escenario… pero esta vez no me des la espalda… ven siéntate aquí…
-Espérame… voy a los servicios higiénicos…
-Ok…
Cuando Isabella regresa del baño, se sienta a mi lado a ver el concierto.
-Iván… ¿me puedes hacer un favor…?
-Si dime…
-Compra cigarros…
-Ya está bien…
-Gracias…
Ella está decidida a fumarse toda la cajetilla completa que le compré y, dicho sea de paso, ha intoxicarme con todas las bocanada de humo que echa dentro del bar, Barbilonia…
-Gracias Isabella…
-¿Gracias por qué, Iván?…
-Porque mis pulmones están llenos de humo…
-Sorry, sorry…
-No te preocupes…
Seguimos escuchando las buenas canciones del ayer y cantamos juntos las mis canciones del ayer.
-Para ser tan joven escuchas buena música…
-Eso se lo debo a mi hermano, Él tiene tu edad…
-Excelente…
La banda termina de tocar todas las canciones del ayer y de inmediatamente se da inicio a los abrazos y a toda la parafernalia que un músico puede transmitir a sus amigos y a su público.
-No vas a saludar a tu amigo, Diego…
-Sí, pero ahora está conversando con la gente más allegada a Él…
-Ah, bueno… ¿quieres bailar?…
-No soy muy bueno para el baile… pero vamos…
-Yo tampoco, así que por ahí nos movemos.
Efectivamente, bailamos sin tener coordinación, bailamos sin tener tiempos, bailamos sin fronteras. Veo que Isabella, ya se está sintiendo presa por el alcohol y yo creo que ya perdí la cuenta de cuantos vasos ya me había tomado. Saludo al gran Diego con otro abrazo efusivo e Isabella hace lo mismo sin esperar que yo se lo presente.
-¿Y chato qué tal te pareció?...
-Buena noche Diego, eh. Buena noche…
-Gracias, ahora voy a saludar a más gente… ya regreso
-Vaya, vaya…
Isabella, se da cuenta que su amiga Luisa está que se pierde a besos con su ex enamorado en una mesa lejana.
-Me late que me tendré que ir sola a mi casa…
-¿Por qué lo dices?...
-Mira como está Luisa, agarrando con su ex…
-A ver… sí pues, recordar es volver a vivir…
-Sí, ya veo.
-¿Pero tú por dónde vives?…
-En Magdalena…
-Noooooooooo, yo también…
-¿Jura?...
-Claro, yo vivo en la última cuadra de la Brasil…
-Y yo cerca a la Municipalidad…
-Bueno señorita, nos vamos juntos…
-Ya está bien… pero sigamos bailando…
-Sí, vamos…
Y seguimos bailando, ella me mira con los ojitos desorbitados y yo la mira con ternura…
Cuando acuerdo pasaban de las 5 de la madrugada, me acerco a Isabella y le pongo al tanto de la hora, ella se sorprende y me dice: sí, ya vamos Iván.
Salimos del bar, Barbilonia, y caminamos abrazados por toda Tarata. Caminamos en silencio, quizás por un recuerdo muy triste que sucedió en ese lugar, y cuando llegamos a la avenida Larco, tomo el primer taxi rumbo a Magdalena.
Isabella, se queda dormida en mi hombro. Yo la veo y me sale una sonrisa de ternura y la abrazo como protegiéndola. No sé, pero me sale una ternura que yo mismo me sorprendo por tanta ternura. Llegamos a su casa de Isabella y me da una pena despertarla, pero es inevitable, la despierto y le digo:
-Isabella, ya llegamos a tu casa…
-¿Sí?.. ¿ah?... ¿dónde estamos?…
-En tu casa, bueno, eso creo…
Bajamos del taxi, ella me coge de la mano y me lleva por un pasaje largo pero bonito. Caminamos hasta que en el medio del pasaje Isabella se detiene y me dice:
-Espera Iván…
-¿Qué, esta es tu casa?...
-No, esta no es mi casa, sino la que sigue…
-¿Y por qué no vamos allí?...
-Porque necesito un beso…
-…
-No me mires así, necesito un beso, Iván… bésame.
-Vamos chiquita, vamos a tu casa y mañana te llamo para saber cómo amaneciste, ¿ya?...
-Iván, no me estás entendiendo… te estoy pidiendo un beso… que me des un beso…
-Bueno te lo daré… ¿Te gustó, contenta?...
-No, en la frente, no. Necesito un beso de verdad.
-Isabella, escúchame, ya no estoy para esto. De verdad he tenido tanto problemas con mujeres que, en serio no te quiero meter en el saco… me has demostrado mucha ternura y de verdad yo también me muero por besarte… pero esta vez déjame hacer las cosas a mi manera sin cometer errores. Mañana, ya estarás mejor, y quizás no te acuerdes de mí… y de verdad te digo, es lo mejor…
-¿Mañana?… más tarde…
-Perdón, sí, eso, más tarde.
-Ya te puedes ir, Iván. Estoy bien…
-No, te acompaño a tu casa…
-Qué, me quieres acompañar dos metros… te puedes ir Iván, no hay problema… déjame sola…
-Está bien… ¿sabes?... voy a pensar en ese beso que no te he dado…
-Y yo voy a mirarme en el espejo, a ver si tengo la cara de un mono…
-Jajajaja te pasas Isabella…
(FRACO DE VITA: ¿QUIEN ES?... JAJAJAJA)
(FELICIDADES A JESUS Y MILUSCA, POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE)
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