TERCERA CARTA
UN HOMBRE DE BUENA FE.
Querida Mar:
(Maestro ya de hace tiempo)
(Grande Guerra)
Querida Mar:
¿Cómo estás?... a ver, déjame responder por ti: “Bien chico, trabajando mucho y muy feliz, no juegue chamo, usted sigue teniendo esa cara de tristeza, no juegue, mí chamo”. Bueno, sí mi bella Mar, sigo teniendo esa cara de tristeza y tú sabes el porqué. Ahora más triste me encuentro porque te extraño a mares y océanos. Yo siento que me lees Mar, a pesar que no recibo respuesta ni nada que se le parezca, pero igual, siento que me lees. Y sigo con la esperanza de leer algo tuyo algo que me diga que estás bien, que te has enamorado de nuevo, que eres feliz y no imaginarlo como un loco que todo te está saliendo bien por medio de mi estúpida intuición masculina. En fin, mi bella Mar, en fin. Pero vamos, déjame contarte un poco cómo me está yendo en mi nueva vida desde que entré a trabajar en el periódico el Mercadeo.
Fue algo inesperado bella Mar. Nunca imaginé ni en mis mejores sueños trabajar en ese periódico. Trabajar haciendo algo que, bien sabes, me apasiona a morir, o sea, escribir. Sí, sé que siempre me dijiste que busque otro trabajo que tenga que ver con lo que me gusta hacer, que es escribir. Todavía recuerdo tus palabras sobre este asunto:
Chico, si usted escribe muy bonito… no me juegue, que hace usted ordenando libros, no juegue chico… vaya a buscar otro trabajo, cónchale vale…
Pero creo que la vida te escuchó o mejor dicho tu intuición te delató. Al decir verdad bella Mar, siempre los buenos momentos y las grandes cosas me vinieron sin quererlas o sin buscarlas. Siempre cayeron por su propio peso. Tú bien sabes que yo seguía igual, trabajando en la biblioteca y trabajando, valga la redundancia, al cien por ciento. Y tengo que agradecer a Dios, porque no creo que aparte de Él, haya otra persona que me esté ayudando, no creo bella Mar, es Dios, sé que es Dios, me lo dice mi corazón y me lo dice este gran amor que te tengo guardado desde hace mucho tiempo. ¿Sabes?... ya mi casa esta presentable, bueno, digamos que yo lo veo presentable… sobre todo el baño, ya no está como cantina de borrachos. Toda la ropa sucia ya no está en el piso sino bien lavadas y colgadas en mi closet. Los horarios de trabajo son muy uniformes, tengo hora de llegada pero no tengo hora de salida y si de fin de semana se trata, para el Periódico simple y llanamente no existe. Pero me gusta lo que hago, me llena y me satisface económicamente. Ahora sí puedo ahorrar para comprarme un auto o algo que se le parezca. Tú sabes y te consta que el tráfico de Lima es caótico y, los tiempos, en mi caso, ya son escasos, ahora sí me falta un auto para movilizarme a mis anchas y así no depender de la hora y no depender de un chofer para llegar a mis reuniones de trabajo o simplemente a mi trabajo. No, que qué va, mi bella Mar, imagínate Chica, no me juegue…
No hago el amor desde que te fuiste. Te lo escribí en mi primara carta. Te lo conté y te lo vuelvo a decir o a escribir otra vez. Cuando quiero satisfacerme sexualmente busco tu foto donde apareces desnuda y ya en el baño llego a entrar en ti imaginariamente. Es un deseo AVATAR, pongámoslo así. Me toco pensando en ti y en todas las veces que hicimos el amor en mi cama, para que a la hora de llegar al éxtasis manualmente, sea tan igual o parecido a lo que significó tener tu cuerpo ardiendo sobre el mío. Pero nada se compara con tu presencia querida Mar, nada se compara. Ya sé que me estás diciendo en el silencio que tengo que buscar a otra chica, que no me aferre a ti, que nunca vas a volver, en fin… pero no puedo Mar, eres mi complemento, eres mi razón de ser, eres la otra cara de mi luna, de mi sol, de mi mente… quizás, más adelante, conozca a otra chica o chicas y, de ser así, déjame decirte que hasta ahora nadie y nada se campará contigo mi: Alfiler de piel Canela… esa frase te la dije cuando acabé en ti la última noche antes que partieras a Venezuela. Ya sabes, que por ahora sigo pensando en ti de las dos formas: pensando con la cabeza de arriba y con la cabeza de abajo. Cambiando de tema, he estado visitando, bueno, no mucho, pero sí visitando a tu hermana Giga. Déjame decirte que está muy bien, se le ve nueva, ha engordado y ahora está haciendo ejercicios muchos ejercicios. Te cuento que Giga ha conocido a un chico también con problemas de adicción, pero los dos están luchando y se hacen muy buena compañía. Al perecer y por lo que me ha contado Giga, los dos se gustan mucho y creo que hay romance a la vista. El chico se llama Dante y son de la misma edad. Sí, sé que te parece algo extraño, a Giga siempre le gustaron hombre mayores o por lo menos que tengan sus siete años de diferencia, en fin bella Mar, para el amor no hay edad ni cuerpo que se resista a estar separado. Ojalá se quieran mucho y sean felices para toda la vida. Yo a tu hermana la quiero mucho, la respeto y siempre que esté a mi alcance la voy a respetar y a cuidar… ¡No!... por favor, Mar… no me des las gracias, sabes muy bien que no lo hago como un favor… lo hago porque me nace hacerlo; así como me nace decirte que te amo, que estoy enamorado de ti, que te extraño y que ya no puedo vivir sin ti. Que siempre miro por mi venta a ver si baja frente a mi fachada alguien con equipaje en mano sobre un taxi con la esperanza de que ese alguien seas tú mi vida, mi Mar, mi mundo. Nunca en mi vida he sido tan cursi; pero qué quieres que haga, si es el amor que me tiene así, mi bella Mar, regresa, aunque es inútil que te pida eso, porque sé muy bien que nunca vas a regresar, nunca más. En fin, mi bella mar no te quiero dejar de escribir, no te quiero dejar de pensar y, mucho menos, dejar de tocarme por las noches pensado en ti… continuo escribiéndote electrónicamente.
¿Sabes?, te he buscado en el Facebook y al final te encontré. Te mandé una solicitud para que me agregues y hasta hora no me has agregado Mar. Tampoco te culpo querida Mar, tampoco. Tú no tienes la culpa de no quererme ni mucho menos la obligación de agregarme a una red social ni nada que se le parezca. Tu filosofía de no darme ni un ápice de esperanzas es la correcta, es la mejor. Aunque yo soy más terco que una mula, no me voy a dar por vencido te seguiré escribiendo y esperaré hasta que pase mil años de mi vida, con tal de verte otra vez. Quizás viaje a Venezuela para fin de año… No, sí, sé que no debo hacer ese viaje, no me lo perdonarías, no me lo perdonarías nunca. Lamentablemente lo que siento por ti es más fuerte que toda promesa bajo juramento. No te preocupes, no viajaré, no lo voy a hacer aunque me muera por hacerlo. Ay Mar, cómo te extraño… cómo extraño tu columna vertebral. Te acuerdas cuando me dijiste que te querías comprar un perrito para llevártelo a Venezuela, no sabes cómo me sentí al ver tu carita de pena por no comprarte ese perrito mi bella Mar. Y cómo lamenté que éste trabajo que tengo ahora no me llegara antes, para así poder comprártelo, estaba muy caro la raza que querías comprarte, la raza era Dogo, Argentino, y tú ya estabas con tus ahorros bajo el cuello. Mi bella Mar, nunca me voy a olvidar tu carita de pena. También me acuerdo cuando te pedí que me cocinaras mi plato preferido, unos Tallarines Rojos con Pollo. La cocina, según tú, no era tu fuerte, pero te compraste un libro de cocina para poder así prepararme el rico Tallarín rojo con Pollo que tanto me gusta. ¿Cómo te salió?... esto sí que te va a molestar mi bella Mar, esa noche te engañé, te hice creer que mi plato favorito que tú me habías hecho con mucha dedicación te había salido bien, pero ahora escribiendo estas líneas, mejor dicho, tecleando las teclas de esta portátil, déjame confesarte algo, esta vez no te voy a mentir, esta vez no mi bella Mar. A ver cómo te lo digo… caballero no más… bueno, los Tallarines Rojos con Pollo no te salieron bien, que pena, para empezar los fideos estaban crudos y la salsa roja muy aguada… yo no podía decirte que mi plato favorito estaba pal gato… no, porque te aseguro que, al gato tampoco le hubiese gustado, mucho menos, comido… lo siento mi bella Mar. Pero, eso sí, me sacrifiqué, no dejé ni un solo fideo en el plato, y lo hice por amor, porque quería hacerte creer que los tallarines te habían salido a pedir de boca. En fin, mi bella Mar, algunas nacieron para cocinar, otras para bailar, otras para estudiar y otras, grandes fotógrafas, como tu comprenderás y como tú sabrás. TE AMO.
Vamos terminando con esta misiva mi querida Mar, vamos terminando, Mar, seguro tendrás mucho que hacer y yo te estoy quitando tu tiempo tan valioso y productivo. Te voy a contar algo, he conocido a una chica, una chibola de 22 años, ella se llama Isabella, y hoy en la noche, mejor dicho, más tarde, vamos a salir. No te voy a mentir, me gusta Isabella, pero voy a salir con la mejor intención, sin esperar que nada suceda, aunque sé y me imagino que no me creerás lo que te voy a decir querida Mar, pero yo, te he sido fiel desde el día que te dejé partir en el avión rumbo a Venezuela. Te he sido fiel y pienso cumplir esa promesa hasta que este gran amor se vaya desvaneciendo de mi vida, de mi corazón. Claro está, promesa que salió de mi corazón, de la mente de este pobre escritor. La verdad, va a ser bien difícil que este lindo sentimiento (amor) que siento por ti, desaparezca de buenas a primeras, de verdad que sí, bien difícil.
Te cuento algo de Isabella, ella es linda, ojos claros, pequeñita y piel tostada. Le gusta el rock y le gusta la cerveza. Le gusta hablar de temas vagos e irrelevantes. Se blinda muy bien la niña. Aunque no la conozco del todo, porque sólo la he visto una sola vez, pero si hemos hablado por teléfono varias veces. Le gusta que la besen cuando está presa en alcohol y se hace de negar cuando la buscan a su casa. Tiene un timbre de voz muy sensual y unos labios gruesos y una figura en crecimiento sexual. Algo es algo ¿no?... en fin mi bella Mar, bueno pues ya llegó la hora de irme a bañar y luego acicalarme para ir a buscar a la bella Isabella y salir a tomar un buen trago para matar las penas, en este caso, matar las penas de amor. Un fuerte abrazo y, a pesar que hasta ahora no tengo respuesta por esta vía de comunicación, déjame decirte e ilusionarme que, a pesar de todo, seguimos en contacto.
Iván, tu chamo favorito, no juegue.
Posdata: con sólo la movida de un dedo de tus bellas manos, yo estaría a tu lado, TE AMO, MAR.
Reviso el correo electrónico como dos veces para dejarlo listo tal cual lo he querido escribir. Después, me vuelvo a fijar si he escrito bien la dirección del correo electrónico de la bella, Mar: marparatodos@hotmail.com y ya con la misma ilusión y esperanza doy clic a la ventanita de enviar y siento cómo se va mi alma volando cual hechizo de un mago rumbo al país de Venezuela. De inmediato apago mi portátil y en la mesa siento el vibrador de mi celular:
-Hola Isabella…
-Iván, son más de la diez de la noche y no has venido a mi casa a buscarme como quedamos…
-Lo siento Isabella, ya estoy saliendo he tenido un percance…
-Bueno, entonces te espero, ¿ya?…
-Sí, por favor, espérame…
-¿Cuánto tiempo?...
-Mmmmm media hora, ¿está bien?…
-Ya pues, qué me queda, te espero entonces…
-Listo.
Cuelgo y me voy de volada al baño, no sin antes, quitarme la ropa que llevaba encima. Me cae la regadera fría y desafiante por todo mi cuerpo, después, con esa tranquilidad manantial vuelvo a pensar en la bella Mar, recuerdo cuando nos bañábamos juntos, qué noche, qué noches… me acuerdo de Isabella y me apuro dejando el baño todo un desastre. Al menos por el día de hoy no quiero ver mi departamento limpio ni muchos menos ordenado.
Fue algo inesperado bella Mar. Nunca imaginé ni en mis mejores sueños trabajar en ese periódico. Trabajar haciendo algo que, bien sabes, me apasiona a morir, o sea, escribir. Sí, sé que siempre me dijiste que busque otro trabajo que tenga que ver con lo que me gusta hacer, que es escribir. Todavía recuerdo tus palabras sobre este asunto:
Chico, si usted escribe muy bonito… no me juegue, que hace usted ordenando libros, no juegue chico… vaya a buscar otro trabajo, cónchale vale…
Pero creo que la vida te escuchó o mejor dicho tu intuición te delató. Al decir verdad bella Mar, siempre los buenos momentos y las grandes cosas me vinieron sin quererlas o sin buscarlas. Siempre cayeron por su propio peso. Tú bien sabes que yo seguía igual, trabajando en la biblioteca y trabajando, valga la redundancia, al cien por ciento. Y tengo que agradecer a Dios, porque no creo que aparte de Él, haya otra persona que me esté ayudando, no creo bella Mar, es Dios, sé que es Dios, me lo dice mi corazón y me lo dice este gran amor que te tengo guardado desde hace mucho tiempo. ¿Sabes?... ya mi casa esta presentable, bueno, digamos que yo lo veo presentable… sobre todo el baño, ya no está como cantina de borrachos. Toda la ropa sucia ya no está en el piso sino bien lavadas y colgadas en mi closet. Los horarios de trabajo son muy uniformes, tengo hora de llegada pero no tengo hora de salida y si de fin de semana se trata, para el Periódico simple y llanamente no existe. Pero me gusta lo que hago, me llena y me satisface económicamente. Ahora sí puedo ahorrar para comprarme un auto o algo que se le parezca. Tú sabes y te consta que el tráfico de Lima es caótico y, los tiempos, en mi caso, ya son escasos, ahora sí me falta un auto para movilizarme a mis anchas y así no depender de la hora y no depender de un chofer para llegar a mis reuniones de trabajo o simplemente a mi trabajo. No, que qué va, mi bella Mar, imagínate Chica, no me juegue…
No hago el amor desde que te fuiste. Te lo escribí en mi primara carta. Te lo conté y te lo vuelvo a decir o a escribir otra vez. Cuando quiero satisfacerme sexualmente busco tu foto donde apareces desnuda y ya en el baño llego a entrar en ti imaginariamente. Es un deseo AVATAR, pongámoslo así. Me toco pensando en ti y en todas las veces que hicimos el amor en mi cama, para que a la hora de llegar al éxtasis manualmente, sea tan igual o parecido a lo que significó tener tu cuerpo ardiendo sobre el mío. Pero nada se compara con tu presencia querida Mar, nada se compara. Ya sé que me estás diciendo en el silencio que tengo que buscar a otra chica, que no me aferre a ti, que nunca vas a volver, en fin… pero no puedo Mar, eres mi complemento, eres mi razón de ser, eres la otra cara de mi luna, de mi sol, de mi mente… quizás, más adelante, conozca a otra chica o chicas y, de ser así, déjame decirte que hasta ahora nadie y nada se campará contigo mi: Alfiler de piel Canela… esa frase te la dije cuando acabé en ti la última noche antes que partieras a Venezuela. Ya sabes, que por ahora sigo pensando en ti de las dos formas: pensando con la cabeza de arriba y con la cabeza de abajo. Cambiando de tema, he estado visitando, bueno, no mucho, pero sí visitando a tu hermana Giga. Déjame decirte que está muy bien, se le ve nueva, ha engordado y ahora está haciendo ejercicios muchos ejercicios. Te cuento que Giga ha conocido a un chico también con problemas de adicción, pero los dos están luchando y se hacen muy buena compañía. Al perecer y por lo que me ha contado Giga, los dos se gustan mucho y creo que hay romance a la vista. El chico se llama Dante y son de la misma edad. Sí, sé que te parece algo extraño, a Giga siempre le gustaron hombre mayores o por lo menos que tengan sus siete años de diferencia, en fin bella Mar, para el amor no hay edad ni cuerpo que se resista a estar separado. Ojalá se quieran mucho y sean felices para toda la vida. Yo a tu hermana la quiero mucho, la respeto y siempre que esté a mi alcance la voy a respetar y a cuidar… ¡No!... por favor, Mar… no me des las gracias, sabes muy bien que no lo hago como un favor… lo hago porque me nace hacerlo; así como me nace decirte que te amo, que estoy enamorado de ti, que te extraño y que ya no puedo vivir sin ti. Que siempre miro por mi venta a ver si baja frente a mi fachada alguien con equipaje en mano sobre un taxi con la esperanza de que ese alguien seas tú mi vida, mi Mar, mi mundo. Nunca en mi vida he sido tan cursi; pero qué quieres que haga, si es el amor que me tiene así, mi bella Mar, regresa, aunque es inútil que te pida eso, porque sé muy bien que nunca vas a regresar, nunca más. En fin, mi bella mar no te quiero dejar de escribir, no te quiero dejar de pensar y, mucho menos, dejar de tocarme por las noches pensado en ti… continuo escribiéndote electrónicamente.
¿Sabes?, te he buscado en el Facebook y al final te encontré. Te mandé una solicitud para que me agregues y hasta hora no me has agregado Mar. Tampoco te culpo querida Mar, tampoco. Tú no tienes la culpa de no quererme ni mucho menos la obligación de agregarme a una red social ni nada que se le parezca. Tu filosofía de no darme ni un ápice de esperanzas es la correcta, es la mejor. Aunque yo soy más terco que una mula, no me voy a dar por vencido te seguiré escribiendo y esperaré hasta que pase mil años de mi vida, con tal de verte otra vez. Quizás viaje a Venezuela para fin de año… No, sí, sé que no debo hacer ese viaje, no me lo perdonarías, no me lo perdonarías nunca. Lamentablemente lo que siento por ti es más fuerte que toda promesa bajo juramento. No te preocupes, no viajaré, no lo voy a hacer aunque me muera por hacerlo. Ay Mar, cómo te extraño… cómo extraño tu columna vertebral. Te acuerdas cuando me dijiste que te querías comprar un perrito para llevártelo a Venezuela, no sabes cómo me sentí al ver tu carita de pena por no comprarte ese perrito mi bella Mar. Y cómo lamenté que éste trabajo que tengo ahora no me llegara antes, para así poder comprártelo, estaba muy caro la raza que querías comprarte, la raza era Dogo, Argentino, y tú ya estabas con tus ahorros bajo el cuello. Mi bella Mar, nunca me voy a olvidar tu carita de pena. También me acuerdo cuando te pedí que me cocinaras mi plato preferido, unos Tallarines Rojos con Pollo. La cocina, según tú, no era tu fuerte, pero te compraste un libro de cocina para poder así prepararme el rico Tallarín rojo con Pollo que tanto me gusta. ¿Cómo te salió?... esto sí que te va a molestar mi bella Mar, esa noche te engañé, te hice creer que mi plato favorito que tú me habías hecho con mucha dedicación te había salido bien, pero ahora escribiendo estas líneas, mejor dicho, tecleando las teclas de esta portátil, déjame confesarte algo, esta vez no te voy a mentir, esta vez no mi bella Mar. A ver cómo te lo digo… caballero no más… bueno, los Tallarines Rojos con Pollo no te salieron bien, que pena, para empezar los fideos estaban crudos y la salsa roja muy aguada… yo no podía decirte que mi plato favorito estaba pal gato… no, porque te aseguro que, al gato tampoco le hubiese gustado, mucho menos, comido… lo siento mi bella Mar. Pero, eso sí, me sacrifiqué, no dejé ni un solo fideo en el plato, y lo hice por amor, porque quería hacerte creer que los tallarines te habían salido a pedir de boca. En fin, mi bella Mar, algunas nacieron para cocinar, otras para bailar, otras para estudiar y otras, grandes fotógrafas, como tu comprenderás y como tú sabrás. TE AMO.
Vamos terminando con esta misiva mi querida Mar, vamos terminando, Mar, seguro tendrás mucho que hacer y yo te estoy quitando tu tiempo tan valioso y productivo. Te voy a contar algo, he conocido a una chica, una chibola de 22 años, ella se llama Isabella, y hoy en la noche, mejor dicho, más tarde, vamos a salir. No te voy a mentir, me gusta Isabella, pero voy a salir con la mejor intención, sin esperar que nada suceda, aunque sé y me imagino que no me creerás lo que te voy a decir querida Mar, pero yo, te he sido fiel desde el día que te dejé partir en el avión rumbo a Venezuela. Te he sido fiel y pienso cumplir esa promesa hasta que este gran amor se vaya desvaneciendo de mi vida, de mi corazón. Claro está, promesa que salió de mi corazón, de la mente de este pobre escritor. La verdad, va a ser bien difícil que este lindo sentimiento (amor) que siento por ti, desaparezca de buenas a primeras, de verdad que sí, bien difícil.
Te cuento algo de Isabella, ella es linda, ojos claros, pequeñita y piel tostada. Le gusta el rock y le gusta la cerveza. Le gusta hablar de temas vagos e irrelevantes. Se blinda muy bien la niña. Aunque no la conozco del todo, porque sólo la he visto una sola vez, pero si hemos hablado por teléfono varias veces. Le gusta que la besen cuando está presa en alcohol y se hace de negar cuando la buscan a su casa. Tiene un timbre de voz muy sensual y unos labios gruesos y una figura en crecimiento sexual. Algo es algo ¿no?... en fin mi bella Mar, bueno pues ya llegó la hora de irme a bañar y luego acicalarme para ir a buscar a la bella Isabella y salir a tomar un buen trago para matar las penas, en este caso, matar las penas de amor. Un fuerte abrazo y, a pesar que hasta ahora no tengo respuesta por esta vía de comunicación, déjame decirte e ilusionarme que, a pesar de todo, seguimos en contacto.
Iván, tu chamo favorito, no juegue.
Posdata: con sólo la movida de un dedo de tus bellas manos, yo estaría a tu lado, TE AMO, MAR.
Reviso el correo electrónico como dos veces para dejarlo listo tal cual lo he querido escribir. Después, me vuelvo a fijar si he escrito bien la dirección del correo electrónico de la bella, Mar: marparatodos@hotmail.com y ya con la misma ilusión y esperanza doy clic a la ventanita de enviar y siento cómo se va mi alma volando cual hechizo de un mago rumbo al país de Venezuela. De inmediato apago mi portátil y en la mesa siento el vibrador de mi celular:
-Hola Isabella…
-Iván, son más de la diez de la noche y no has venido a mi casa a buscarme como quedamos…
-Lo siento Isabella, ya estoy saliendo he tenido un percance…
-Bueno, entonces te espero, ¿ya?…
-Sí, por favor, espérame…
-¿Cuánto tiempo?...
-Mmmmm media hora, ¿está bien?…
-Ya pues, qué me queda, te espero entonces…
-Listo.
Cuelgo y me voy de volada al baño, no sin antes, quitarme la ropa que llevaba encima. Me cae la regadera fría y desafiante por todo mi cuerpo, después, con esa tranquilidad manantial vuelvo a pensar en la bella Mar, recuerdo cuando nos bañábamos juntos, qué noche, qué noches… me acuerdo de Isabella y me apuro dejando el baño todo un desastre. Al menos por el día de hoy no quiero ver mi departamento limpio ni muchos menos ordenado.
(Maestro ya de hace tiempo)
(Grande Guerra)
Hi Iván:
ResponderEliminarFeliz aniversario, pasalá super bien un año pasa volando, y se vienen mucho màs, felicidades!!!!!
Gracias y se viene más amiga mucho más. Cuídese.
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