EL ARCA DE NOÉ

UN HOMBRE DE BUENA FE.




EL ARCA DE NOÉ

A Liseth le gustan los animales. No por nada tiene en su casa de Miraflores, una gata, dos perritos, un canario y un pollo que, obviamente, por instintos felinos, lo tiene bien alejado de la bella gata Amanda. La gata, como ya expresé, se llama Amanda. Los dos perritos, uno es hembra y se llama Pelona y el otro perrito es macho y se llama Codito. Su canario se llama Pirulín y su pollito se llama Brownie. Cuando Carolina me presentó a Liseth, la primera conversación que tuvimos fue sobre sus adoradas mascotas, y al decir verdad, me apasionó mucho la fascinante idea de vivir con todos esos animalitos inofensivos. Es por eso que, en una de esas tantas conversaciones que tuve con la bella Liseth, me detalló muy emocionada, cual madre abnegada, cada ocurrencia de sus tantos bebés (Animalitos) que viven en su casa:

-Vaya Liseth, de verdad me sorprendes mucho… ¿cómo haces para querer tanto a los animales?...

-No sabes Iván. Yo siempre quise estudiar veterinaria, pero soy un poco hueca para los exámenes de admisión…

-No, nada qué ver. Eso es una falacia Liseth. Tú eres una mujer muy inteligente y con un corazón enorme… a ver pues cuéntame las ocurrencias de tus animalitos.

-Sí, sí, sí… ya, escucha… empecemos con la Gata Amanda.

-Adelante.

-La primera vez que vi a Amanda fue en el bote de la basura cerca a mi casa. Pensaba que era una gata callejera, bueno, digamos que pensé que se había criado en la calle y sobrevivido a este clima de Lima. Pero no, cuando la vi por segunda vez, me di cuenta que no era una gata callejera, todo lo contrario, era una gata de su casa y que por una mala jugada del destino, se había perdido.

-Espera, ¿Cómo uno se puede dar cuenta de eso?...

-Por los pelos. Un pelaje descuidado de un animal, es sinónimo de que es un animalito que está desamparado… es como los locos, ¿manyas?…

-Ah, sí pues. Bueno, continúa.

-Entonces al ver los pelos de Amanda que estaban cuidados y que no tenía apariencia de callejera. Me acerqué a abrazarla. Ella se dejó, y, como dice Tula, hicimos clic…

-Jaja qué buena. Me imagino que cuando la llevaste a tu casa la habrás bañado y todo, ¿no?…

-Obvio, Iván. Y bueno se la presenté a Codito, mi perrito que mi tío Lucas me regaló por mi cumpleaños…

-¿Qué más?...

-Bueno, Amanda es celosa, me quiere mucho, tanto así que, no duerme hasta que yo llegué a casa y sólo para acariciarla por horas…

-Engreída…

-Sí, muy engreída. Muy misteriosa y muy enigmática.

-Bien, espero conocerla.

-De hecho… ahora te cuento de mi perrita Pelona.

-Te escucho.

-Pelona también la encontré en la calle; pero esta vez sí, me di cuenta que ella estaba sola y muy enfermita. La abrigué y me la llevé al veterinario. Ahí la curamos y bueno me la traje para mi casa.

-Bonito gesto. ¡Dios!... el cielo te queda pequeño, Liseth.

-Ay Iván, si pudiera ver por un ojo mágico a todos los animales desamparados, heridos y abandonados, me construiría un arca, así como la de Noé, y agruparía a todos esos angelitos indefensos, para curarlos y quererlos para siempre.

-No me quepa la menor duda. Eres única, alucina que ahora al escucharte hablar así, deseo ser un perrito para que me abrigues y alimentes jajajajaja…

-Jajajaja loco, eres un loco.

-Bueno te sigo contando de Pelona. Ella es muy tierna y posera ante la cámara fotográfica, ni te cuento, una mona a más no poder. Es una lástima que ya por viejita esté perdiendo la vista, ay mi pobre Pelona.

-Bueno Liseth, no podemos evitar la vejez, es inevitable…

-Si pues. En fin, ahí está Pelona fuerte y sana, todavía.

-Así es. Y de Codito qué me cuentas.

-No, mi Codito es único. El es el más juguetón de la mancha y el más educado, nunca he tenido problemas con él.

-Ese si es un perrito raro…

-¿Por qué dices eso?...

-Porque todos los perritos son una bala, destruyen toda la sala de una casa.

-No pues, Codito como me lo regalaron de cachorro, le he enseñado todo pues… así que es por eso que es bien tranquilo, juguetón y educado.

-Ah, bueno eso si es verdad. Y qué me dices de tu canario Pirulín.

-Ese canario me lo regaló un amigo que me quiere mucho…

-¿Un amigo que te quiere mucho?...

-¿Tiene algo de raro eso?...

-Bueno, para mí sí.

-Explícate…

-Es muy difícil que un amigo te quiera tanto, sino está enamorado de ti… más aun, si te ha regalado un canario.

-Estás loco, para nada… mi amigo me quiere mucho porque nos conocemos ufffffff, no sabes, años.

-Bueno, es mi punto de vista…

-Estás loco. Bueno te cuento pues.

-Dale…

-Pirulín siempre nos despierta temprano, es muy bullero y tienen varios amiguitos del barrio.

-Me imagino que esos amigos son pajaritos que visitan su jaula para comer lo que Pirulín bota, sin querer, al suelo…

-Precisamente. Ese es mi Pirulín siempre compartiendo y siempre amiguero.

-Ahora, ¿cómo haces para que Amanda no esté por el jardín?…

-Bueno, Amanda es obediente, lo que pasa es que ya la gata se acostumbró a comer mi comida que le preparo en casa. Así que ni bola le da a Pirulín.

-Me parece muy bien, pero nunca debes bajar la guardia, porque el instinto es el instinto.

-Ah claro, por ejemplo: mi Pollito, Brownie, está en la casa de mi tía, ahí crecerá hasta que se muera.

-No le piensas dar vuelta para la cena jajajajaja… sorry, fue una broma.

-No te preocupes. Pero no, morirá hasta que sea viejito.

-Me quedo estupefacto, anonadado, apasionado y un etcétera enorme por lo que me has contado… te admiro Liseth.

-No, Iván. Gracias a ti por escucharme. ¿Sabes?... eres la primera persona que siento que me ha escuchado. Que le ha gustado mi conversación. Muchos les importan un pepino, por ejemplo, si les hablo de Codito y de mis demás bebes…

-No saben apreciar la vida… son unos estúpidos. Yo te prometo que te haré un post en mi blog…

-Iván, sería lindo…

-Hecho, no te preocupes…

-En vista que voy a ser unas de las privilegiadas que van a estar en tu blog, mediante un post, qué tal si vamos al cine…

-¿Me estás invitando?...

-Sí, si lo quieres llamar así, sí…

-Acepto… ¿alguna película en especial?...

-Sí, ya está en cartelera EL MANUAL DEL AMOR, es una película italiana…

-No me suena, pero da igual, vamos a verla…

-Entonces paso por ti…

-¿No crees que debería yo decir eso?...

-Sí, pero como yo estoy invitando… no me hago paltas.

-Bueno, a punta mi dirección…

-A ver, déjame sacar mi blog electrónico… ya, ahora sí canta…

-Calle…

(…)

Cuando volví a hablarle a Liseth, ya después de mirar el cuerpo desnudo de Giga flotando sobre la cama, sobre su cama. Me sentí preso como Pirulín, el canario de Liseth, tenía unas ganas de volar y ser libre y no estar preso en esta disyuntiva de elegir, en ese momento, con cuál de las dos me quedaría. Yo estaba en busca de mirar sólo a un lado, ya me había cansado de jugar, sin querer, al conquistador de mujeres con problemas sentimentales. Con Penélope, era más que suficiente, bastaba y sobraba. Yo quería querer intensamente, luchar por alguien, comer con alguien, pertenecer a alguien, buscar a alguien, decirle a alguien: ¿QUIERES ESTAR CONMIGO?... decir cosas como por ejemplo: vamos al parque a besarnos eternamente, vamos a ver al Parque de las Leyendas a la nueva foquita que acaba de nacer, vamos a ver el mar y contar las olas que reventarán sobre nuestros pies, vamos a caminar para cansarnos, vamos a buscar el sinónimo de lo que sentimos, vamos a jugar al papá y a la mamá, vamos a hacer la tareas en la cama, vamos a prometernos mucho y nada, vámonos de viaje sin tener dirección, vamos a construir un futuro con éste presente, en fin y sin fin… volver a tener veinte años, y volver a enamorarme como que cuando se enamora uno por primera vez. Y precisamente sólo en eso, y para eso, en ese momento, estaba la oportunidad que yo tanto busqué:

- Bueno, Liseth, lo que pasa… es que ahorita estoy en la casa de alguien…

-Ah, no importa Iván… además, yo no te estoy diciendo para vernos ahorita, sino, para vernos más tarde…

-No me has entendido, Liseth… ya estoy saliendo con alguien.

-Mmmmmmmm…

-Lo siento.

-Pero no me has respondido, Iván, ¿te sigo gustando?...

-Ya no tiene sentido hablar sobre eso, ¿no?…

-No me hagas volver a preguntártelo, Iván… no te das cuenta, yo he dejado a un hombre que me ha podido bajar el cielo si es preciso, lujos, posición, en fin, como dices tú, en fin, en fin, no sabes cómo me gusta escucharte decir: en fin… Iván… y todo por ti, porque entendí que cuando estoy contigo, sólo con tu presencia, me importa tres mil rábanos los lujos, las casas, los autos, hasta incluso, mis mascotas… escúchame, si te sigo gustando ya sabes que te espero en la casa de Carolina y si no vienes, volveré con Grover, volveré a una vida de lujos, pero no de felicidad… te corto, chau…

-Liseth, espera…

-¡Sí Iván!…

-Grover, te conviene… Él es tu futuro…

-¿No vas a ir no?... ¿sabes?... todavía tengo tu urraquita de peluche que me regalaste… está en mi cartera…

-Ya me había olvidado que te había regalado una urraquita…

-Iván te voy a esperar…

-Lo siento Liseth. Pero no voy a ir…

Liseth, colgó cuando terminé de hablar y yo también hice lo propio. Giga, daba señales de despertar y guardé mi celular. Otra vez, regresé a los servicios y me lavé los dientes solo con pasta dental y volví a la cama junto a ella para abrazarla y protegerla. Ella volvió a dormirse y yo volví a enamorarme cual niño esperando un regalo en navidad. Después, unas dudas empezaron a crecer en mi cabeza:

-Hasta que punto habrá llegado Giga con su adicción a la Marihuana… ya estará enferma… sentirá necesidad de consumo… ¡Dios!...


(CODA Y SU BUEN ROCK)

(OTRA DE CODA)

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