GRASA, TUERCAS Y UNA SOLA AMIGA.

UN HOMBRE DE BUENA FE.

GRASA, TUERCAS Y UNA SOLA AMIGA.

¿Qué será de la vida de mi amiga Magaly?. Cuando nos separamos nos prometimos, a pesar de la distancia, en frecuentarnos todos los fines de semana. Lamentablemente esas promesas nunca se hicieron realidad. Nunca más, hasta hora, la he vuelto a ver. Sé que acabó su carrera de Ingeniería de Sistemas, sé también que continua con su novio Omar, sé también que su genio malgeniado, su carácter, nunca cambiará y sé que su mami me sigue queriendo como el yerno que siempre quiso para su hija. A veces (casi siempre) los padres quieren para sus hijos un buen partido, es lo normal, es lo natural. Me imagino que ningún padre va a querer para sus hijos un(a) compañero(a) que no esté a la altura de las circunstancias. O sea, que si mi hijo(a) es doctor(a), ingeniero(a), etc… por ende su esposa(o) tiene que estar a la altura del proyecto ascendente familiar. Vuelvo a reiterar lo que dije hace ratito: es lo normal, es lo natural. Tomando el mismo punto, sin llegar a exagerar, puedo comentar que también he visto casos diferentes con respecto a este tema. Hay padres que a pesar que son conscientes que estamos en tiempos difíciles (siempre estamos en tiempos difíciles, qué novedad), no les importa con quien se meta su hijo(a), quiero decir que, ellos con tal de saber que si el (la) novio(a) ama a su hijo(a) les basta y sobra. Claro está, sin dejar de lado el gran compromiso con que uno le pone a las cosas.

(…)

-¿Hijo de verdad la amas?...

-Sí mamá… no sabes cuánto.

-Mira que casarse no es un juego… vas a tener la mejor boda, mucho apoyo, en fin mi amor… pero de ahí, tú mismo bailas con tu propio pañuelo…

-No me importa mamá… cuando hay amor siempre las cosas salen para adelante, siempre adelante…

-Entonces mi amor, me basta y sobra, veo que eres feliz… y Rosita te va a hacer el hombre más feliz del mundo…

-Gracias, mamá…

-Ve hijo, ella te está esperando… ve hijo y salúdala.

(…)

-Papá, yo lo amo…

-Pero hija tú eres Ingeniera de Sistemas… prácticamente estás ascendiendo en tu carrera, no tienes techo mi amor… vas a estancarte con un escritor que sólo publica cositas en un periódico barato…

-Pero entiéndeme papá, yo lo amo… lo amo en todo el concepto. Y yo creo en Él, papá… creo en lo que escribe, en su talento, en su inteligencia… mira mis ojos: ¿no te dicen nada papá?…

-Ay hija, mi chiquita… está bien. Yo quién soy para no dejarte ser feliz… parece increíble que todavía en estos tiempos el amor va estar por encima de todo, hasta incluso de la realidad misma.

-Te amo papito, tú eres mi primer hombre… te amo papito…

-Yo también chiquita, yo también… y dile a tu escritor, porque ya es tu escritor, que más le vale que te haga feliz, ah… más le vale…

-Jajajaja te amo papito…

-Bueno pues, que me venga a pedir tu mano para que de una buena vez planifiquemos tu boda… un escritor en la familia jaja, quién lo diría… quién lo diría.

(…)

En nuestras tertulias, en las tantas tertulias que hicimos los dos, o sea Magaly y yo. Magaly siempre me pedía consejos, porque la presión en su casa era muy fuerte. Ella estaba a punto de terminar una carrera exitosa, con las mejores calificaciones y, por si fuera poco, tenía un ponderado altísimo; pero, afortunadamente el amor le había llegado con un sólo nombre: Omar. Omar es mecánico y entre grasa y tuercas y llantas, se rajaba, se ensuciaba y se enamoraba de mi amiga Magaly. ¿Cómo se conocieron?... es una historia muy común; pero vamos, paso a contarla:

-Iván, acompáñame… hoy es cumple de mi mejor amiga…

-Maga… ¿pero son tus patas de la universidad, yo qué voy a hacer allí?…

-Vamos, no seas chuncho… y de paso te presento a mis amigas… futuras ingenieras…

-¿Por dónde es la fiesta?...

-San Miguel… por el Parque de las Leyendas…

-Bueno, dile a tu mami que vas a ir conmigo que no se preocupe…

-Gracias amigo… qué haría sin ti… eres mi mejor amigo.

-Y tú eres mi amiga interesada… porque si yo no iría, tú tampoco vas… sabes muy bien que tu mamá me quiere mucho…

-Sí, lo sé… pero sabes muy bien que: favor con favor se paga…

-Bueno, eso sí… entonces, paso por ti a las diez de la noche.

-Ok… te espero.

(…)

-Buenas noches señora Lucrecia…

-¡Iván, hijo!... pasa muchacho…

-Cómo está señora Lucrecia. Gracias…

-Bien hijo, bien… siéntate. ¿Quieres algo, un vaso con agua, con gaseosa?...

-No se preocupe señora…

-¿Y se van a la fiesta de Gloria?…

-Bueno, si usted me confirma que la mejor amiga de Maga se llama Gloria, entonces, así es, para allá vamos…

-Sí, es su mejor amiga, hijo. Y me da mucha seguridad que tú la acompañes. Ahora no podemos confiar en nadie… está todo peligroso por las calles, imagínate, hijo.

-Sí señora, no se preocupe… ahí nos acompañamos.

-Gracias hijo… bueno voy a apurarla a esta muchacha… tiene como dos horas cambiándose…

-Adelante… no se preocupes yo espero.

(…)

-¿Qué hacemos Maga… taxi o microbio?…

-Nada, vamos en combi… caminamos hasta la av. La Marina de ahí tomamos una combi pirata y le decimos al cobrador que nos deje en el metro, de ahí caminamos hasta llegar a la fiesta.

-Ya pues… normal… pagamos chinita.

-Así es… chinita.

(…)

-¡Feliz cumpleaños amiga!…

-¡Loca!... ya me estaba asustando por tu ausencia…

-Jaja… sabes que nunca te voy a fallar amiga… somos las locas de la universidad.

-Jajajaja… ya veo…

-Sí. Mira te presento a Iván… otro loco…

-Hola Iván… gracias por venir.

-No, de qué… feliz cumpleaños, Gloria…

-Gracias, Iván. Pero mi cumple es mañana… pero ya falta veinte minutos para las doce…

-Bueno, que conste que soy el primero en decírtelo…

-Jajajaja que buena. Pero pasen no se queden ahí… ahorita les traigo la chelita… espérenme…

Después de una hora de baile y conversaciones en una fiesta disco casa. Apareció en el silencio de la noche un muchacho extraño, fuerte en brazos y con el olor a grasa petrolera y a kerosene fermentado humano. Nunca voy a olvidar la mirada que Magaly le dio a ese muchachón. Hasta me puse celoso. Magaly, empezó a bailar con más ganas, con más vitalidad. Se inventaba todos los pasos ya sea del meneíto o de la macarena, aún dentro de la época. Bailaba sin dejarlo de mirar, sin dejarlo de apreciar. Omar, un rudo de aquellos, incluso hasta para hablar.

-Habla tío… ¿dónde está la dueña del diablo, pe… no la veo, pe?…

-Está que busca un CD en su cuarto…

-A ya, pe. Yo soy Omar, su primo, pe…

-Mucho gusto, yo soy Iván… un amigo de la mejor amiga de Gloria.

-Que paja, pe… ya la vi a mi prima pe… te dejo pe…

-Sigue no mas, no te preocupes…

Magaly, se me acercó de inmediato y con mucha seriedad me obligó a contarle qué fue lo que hablamos Omar y yo.

-Nada importante, Maga…

-No pues Iván…

-Se llama Omar…

-Omar… bonito nombre…

-Es primo de Gloria…

-Mira tú, nunca me habló Gloria de Él…

-Mira, ahí vienen los dos…

-Sí, ya me puse nerviosa…

Nunca la había visto tan nerviosa a mi amiga Magaly. Gloria, muy emocionada nos presentó a su querido primito.

-Magaly, mira te presento a Omar… mi primo querido…

-Hola Omar, mucho gusto…

-Hola flaca…

-Omar, él es Iván, amigo de Gloria…

-Sí, ya nos conocemos… hola nuevamente, Omar…

-Chévere causita… me caes bien, pe.

-Entonces no perdamos más tiempo, a bailar se ha dicho, ¿Iván bailamos?… -me dijo gloria a penas escucho la canción de Vico C:

Que la guitarra me haga un sonido así seguido por el bajo, desde el Caribe yo vengo aquí…

-Claro, vamos… -dije yo-

Entonces, es ahí donde empezó toda esa historia. Nunca más se dejaron ir. La grasa de los carros y las computadoras se unieron por primera vez; el olor a kerosene y el olor a flores negras, combinaron a la perfección, mejor dicho, el amor los hizo combinar así. Magaly, hablaba con el pe, y mil veces pe al cuadrado y Omar, aprendió a encender y a pagar una computadora, a ver sus correos, sus fotos por el hi5 y Facebook y a darse cuenta que no era lo que él creía, no se trataba de un mago (brujo) que llevaba los correos electrónicos hacia otro lugar… así no era la cosa Omarcito, pe. Pero si de autos se trata, Omar puede saber con tan solo usar el oído qué auto sirve o no, qué motor está a punto de colapsar o a punto de empezar una carrera, de todas las fallas habidas y por haber; incluso, la policía lo llama cada vez que puede cuando pasa cualquier accidente de tránsito para saber a qué velocidad iba el auto y cuál fue el meollo del accidente. Un maestro el gran Omar, un maestro de aquellos y a la mierda sus pes, a la mierda sus causitas, sus pajas, y sus “nadies”, esos “nadies” que generalizan las ganas de empezar a tener en cuenta que uno nunca deja de aprender.

Me imagino que Magaly ya se habrá casado con Omar. Yo la dejé en espera de un bebito. Omar había ampliado su negocio, su taller y ella, mi amiga, estaba a punto de firmar para una empresa americana con sede en Lima. Magaly, siempre me animó a que estudiase algo. Que, de ordenar libros en una biblioteca de una universidad, no iba a crecer como persona. Y peor aún, de la fama de escritor de un blog no iba a pasar a nada. Quizás haya tenido razón mi amiga Magaly, quizás… yo nunca le dije nada, quizás no quería decirle nada, quizás no quería compararme con Omar, quizás ya su realidad la estaba afectando. ¿Quizás ó quizá?… cualquiera sirve, ya, pe.

Con Magaly apliqué esa teoría en donde dicen que la amistad nace de uno mismo y no se basa en reciprocidades. Con ella lo pude demostrar y quedarme con esa teoría para toda la vida. Ya Magaly abusaba de mi confianza o quizás de mi amistad. Todos los fines de semana tenía que ir con ella a una fiesta, yo tenía que ir a buscarla y comerme todos los elogios de su madre, todo para que ella pudiera ir con Omar a la fiesta de turno o a la discoteca de moda. Y yo como siempre me quedaba varado mirando cómo se divertían, como se besaban, como se amaban. Entonces, en una de esas tantas salidas, eso fue en el tiempo en que yo ya empezaba a sufrir del hígado, en esa salida mi amiga Magaly le iba a dar la prueba de amor a Omar. Me lo había dicho sin pelos en la lengua y sin vergüenza. Prácticamente yo era su hermano menor, su hermano confidencial, su mejor amigo, su lornita en las fiestas. Yo estaba mal, me sentía mal. Pero tanta fue la existencia de Maga, que tuve que ceder, a pesar de mi estado crítico. Cuando los tres llegamos a la discoteca (a Omar casi no lo dejaron entrar porque llevaba puesto un bivirí blanco, un pantalón desteñido y unas zapatillas descuidadas), nos sentamos en una mesa reservada por Magaly, reservada para la gran antesala de su primera vez y seguro, no me consta, de las tantas de Omar. Yo ya me sentía mal, me dolía la barriga, no tenía ganas de bailar ni mucho menos tomar. Pero Magaly me obligó a tomar, me obligó a fumar y a bailar. Hasta que ya mi estomago no pudo más y vomité todo lo malo que estaba en mi barriga, todo lo fermentado, todo lo podrido. Lo hice ahí mismo debajo de la mesa, Magaly se asqueó, no era para menos, y Omar también… después me di cuenta que cuando me retorcía de dolor ellos disimulaban que no me conocían y me ignoraron por completo. Los vi, los extrañé y los odié también. Cuando se me acercó el vigilante de la discoteca, acompañado de la mesera, mi amiga Magaly y Omar ya no estaban conmigo, me habían dejado sólo, pensé que estaban bailando; pero después me di cuenta que ya se habían ido de ese lugar. Me invitaron a salir de la discoteca, por no decir me botaron de ese lugar, y me fui con la vergüenza del caso, con la indignación de mi vergüenza. Cuando llegué a mi casa ya tirado sobre la cama con la misma ropa de la discoteca, lloré sin control, lloré por ella, por mi amiga Magaly, lloré porque si es cierto que era una noche especial para ella, Magaly le iba a entregar a Omar lo más bonito que una mujer puede entregarle a un hombre, su virginidad, también es cierto que yo creía que era su mejor amigo, y que por lo menos me iba a embarcar o a llevar a mi casa, y no dejarme ahí en ese lugar solo, esperando que el fortachón de la discoteca me sacara prácticamente a insultos. Me sentí traicionado, me sentí perdidamente solo, por primera vez sentí que mi soledad era cruel y destructiva. Ya en la mañana, desconecté el auricular y escuché la voz de Magaly, estaba feliz, y mil veces feliz.

-¡Iván!... ¡lo hice!… ¡no sabes!… ¡lo hice!…

-¿Qué hiciste, Maga?...

-Lo hice… hice el amor con Omar… mi primer hombre… lo amo…

-A ya… bueno Maga, te felicito… ¿cómo te sentiste?...

-No sabes, soy la mujer más feliz del mundo, me siento por las nubes… no me importa el mundo sin Él, sin mi Omar… sin mi amor…

-Me imagino…

-Oye, Iván… nunca vuelvas a hacer lo que hiciste ayer en la discoteca, ah… vomitar, ah… casi me malogras la noche… te tuvimos que dejar porque casi nos botan de la disco…

-No te preocupes Maga, no lo vuelvo a hacer…

-Más te vale, ah. Ahora déjame seguir durmiendo… quiero seguir pensando en todo lo bonito que hicimos Omar y yo…

-Siga, siga Maga. Y de verdad me siento feliz que lo hayas hecho con amor… eso es lo más importante, de eso se trata todo…

-Gracias, Iván… la próxima semana vamos a ir al Big Bar… otra vez quiero que me ayudes…

-Está bien, Maga… iré a buscarte…

-Gracias, Iván… entonces te dejo… besito.

-Cuídate.

En la navidad de ese mismo año, Magaly tuvo unos problemas con Omar. Se habían peleado. No sabía exactamente qué había pasado, por primera vez Magaly no me dijo nada, o bueno, no quiso decirme nada. Pero yo tenía que ir a ver a mis abuelos, uno de ellos estaba muy mal. Mis abuelos vivían en Piura, Tambogrande. Cuando estaba ya para subir al ómnibus, suena mi celular con una fuerza sobre natural, que tuve que contestar de inmediato para no molestar a las personas que estaban haciendo cola adelante como atrás mío.

-¿Aló?...

-¡Iván!... soy yo… Magaly…

-Hola Magaly, ¿por qué estás llorando?…

-Estoy mal Iván… he peleado con Omar… hemos terminado…

-Pucha amiga… lo siento…

-Iván, te necesito… ¿dónde estás?...

-Esperando que termine la cola para subirme al ómnibus, rumbo a Piura, amiga.

-¡Iván! necesito de un amigo… te necesito amigo… estoy desesperada.

-Tranquila Magaly, ya vas a ver que, Omar te va a llamar y así todo volverá a la normalidad…

-No creo Iván… ¿no puedes cancelar tu viaje?…

-Lo siento Magaly… mi abuela está mal… además ya estoy aquí en el terminal Fiori…

-¡Iván!... por favor… no sé lo que voy a hacer, voy a cometer una locura… me siento sola… me siento sola…

-Lo siento Magaly…

-No sabes cómo me siento amigo… necesito de tu amistad ahora más que nunca…

-No puedo, lo siento Magaly.

-Ya, no te preocupes Iván… discúlpame…

-Maga, yo…

Cuando colgué me estaban pidiendo mi DNI y mi pasaje para ya subir al ómnibus. Saqué mi DNI y mi pasaje y el señor encargado me dio la aprobación. Cuando me senté en el asiento veinticuatro, no sabía que ya estaba sentado. Me quedé en total silencio, me quedé pensando en Magaly, nunca la había escuchado tan mal, nunca le había sentido llorar así, nunca, nunca, nunca digas nunca.

-Sí, bajo…

-Pero, joven… ya estamos saliendo…

-Bajo… hoy no viajo…

-Ah, bueno… que consté que no se le va a devolver el dinero…

-Eso es lo que menos me importa…

-Como usted quiera…

-¡Aló Magaly!...

-¡Iván!...

-¡Sí, espérame, ahí voy amiga!...

Salí del ómnibus y, al bajar del mismo, entendí y comprendí para siempre que la amistad sólo es de uno mismo y no reciproca: si yo me hubiese ido a Piura sabiendo que mi amiga Magaly me necesitaba, jamás me hubiese perdonado. Hubiese tenido esa carga de conciencia en carne viva. Y lo que me pasó en esa discoteca ya lo había borrado de mis recuerdos, de mi mente, de mi cólera. Ni modo, Magaly necesitaba de mi ayuda, mi eterna amiga, mi más fiel amiga traicionera, mi más fiel traicionera amiga. ¿Quizás ó quizá?, en estos casos, igual me da.

(…)

-¡Señor… encontramos a su novia!...

-¡Doctor Parodi!... ¿de verdad?...

-Sí, señor, Iván…

-Gracias… ¿Cómo se encuentra?...

-Muy mal… quiere verlo…

-Le pregunto a usted Doctor: ¿Cómo está, Giga?...

-La verdad, la verdad… muy mal…

-¡Dios…! voy enseguida…

-Lo esperamos…

-No me tardo…



(UNA HERMOSA CANCIÓN)

(AMEN Y SUS PLAYAS, TE QUIERO K)

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