UNA NOVIA FELIZ.
UN HOMBRE DE BUENA FE.

(SILVIO RODRIGUEZ, POETA Y TROVADOR)
(OTRA VEZ SILVIO Y SU QUIEN FUERA... TAM K.)

UNA NOVIA FELIZ.
Penélope, se casó un sábado de abril de éste año (2009), se casó, dicen, vestida de blanco. Juran que nunca la habían visto tan feliz como ese día, a pesar que no es un acontecimiento para ponerse triste, me imagino; pero igual, ellos insistieron, los que sí habían asistido a la boda que, la bella Penélope al caminar por la iglesia abrumaba total felicidad. Yo me enteré de la boda por Giga, ex amiga de Penélope. Giga me llamó un día antes de la boda de su ex amiga. Todavía recuerdo esa llamada como si fuera ayer, como si fuera hoy y, como si fuera mañana. Giga ya se había comunicado conmigo días antes de esa llamada. Había vendido su auto, porque las vacas flacas le habían caído sin darse cuenta. Ella perdió el trabajo por sus múltiples tardanzas, siempre fue eficiente, eso me consta, ella me lo hacía saber cada vez que nos frecuentábamos. Y claro como el agua es que, por más eficiente que uno sea en lo que hace, si llegas tarde reiteradas veces a tu centro laboral, pierdes cualquier trabajo, salvo que seas la hija(o) del dueño. Lamentablemente Giga no era hija de ningún jefe. Y perdió su trabajo como se pierde un gol frente al arco del equipo contrario sin defensas ni arquero. A pesar que la muy bella Giga tardona, en el Poder Judicial, era indeterminada, su jefe no doblegó en despedirla. Perdió un trabajo estable en estos tiempos donde todos nos sumergimos en la penosa gota de la inestabilidad laboral.
Me acuerdo que Giga me contó una historia real, según ella, sobre un revolcón (sexo) que se dio una vez con su antiguo jefe sólo para mantener su trabajo, a sabiendas que sus tardanzas eran lamentablemente su talón de Aquiles, vaya talón de Aquiles, ¿no?. Estábamos reposando los dos en silencio, sobre la cama, totalmente desnudos y con algo de alcohol en la cabeza, es allí donde la bella Giga me hace confesión de una de sus tantas locuras del pasado:
-¿Iván, alguna vez te has acostado con alguien sólo para conseguir algo?...
-Bueno depende…
-¿Depende de qué?...
-Un hombre se acuesta con una mujer por dos motivos: 1) porque está enamorado y la desea a morir y 2) porque está aguantado y no la ve y agarra lo que se le presenta en ese momento…
-No pues tontito, eso ya lo sé. Me refiero cuando por ejemplo: quieres algo por interés y te tienes que acostar con tu jefe(a)… y para variar el jefe(a) es un(a) feo(a) de mierda.
-A ver déjame pensar… mmmm… no, nunca…
-Yo pienso que eso sólo le pasa a las mujeres…
-Al menos eso se ve más, ¿no?...
-Eso parece…
-Nooooo… ¡Giga!... ¡tú has hecho eso?...
-¿Tú qué crees?...
-¡Loca!, ¿y por qué hiciste eso?…
-Necesitaba trabajar, Iván… y, porque en ese trabajo me pagaban muy bien. Tú sabes que mis tardanzas son siempre únicas y soberanas…
-Ja, no era para llegar a tanto, ¿no?…
-Sííííííí… era un viejo de mierda, asqueroso… repugnante…
-Vaya, me das miedo Giga.
-No me alucines como una puta, tampoco, ah…
-Escúchame Giga, quiero que me respondas a esta pregunta que te voy a hacer: ¿cuando estás conmigo veo que me obligas a protegerme… pero… así lo haces con todos… bueno, perdón, con los que te has acostado, incluyendo, al asqueroso de tu ex jefe, también le dices que se cuiden, que usen condón?...
-Claro tontito…sólo he tenido sexo con un sólo hombre sin protección, y ese fue mi enamorado, Mario…
-Y me imagino que Mario fue tu primer hombre…
-Así es tontito…
-Bueno, yo siempre me cuido… siempre lo hago. Por algo no tengo treinta y dos años y no tengo hijos.
-Sí se nota, y te agradezco que lo hagas. Porque yo soy muy floja para tomar pastillas y ponerme inyecciones.
-Eso parece… ¿y los has visto?...
-¿A quién?... ¿al asqueroso de mi ex jefe?…
-Sí…
-No ya no. Pero no sabes, puta madre, siempre me buscaba, me llamaba a cada rato, en fin… creo que se había templado de mí… puta que asco…
-Tú le diste motivo, ¿no?…
-Sí, y quería acostarse otra vez conmigo, no, ni cagando… así que tuve que renunciar, ya tenía algo ahorrado para vivir un par de meses sin hacer nada…
-¿Y ahora, que estás sin trabajo, qué vas a hacer, Giga?...
-Siempre hay trabajo, sólo hay que buscarlo, hay que saber dónde está la oportunidad y listo…
-Bueno, eso sí…
-Sabes, Iván. Me gusta estar contigo, contigo me puedo desnudar de las dos formas… es por eso que no puedo entender ¿cómo estás solo, tontito?, cualquier mujer daría la vida por ti...
-¿La vida?... jajajaja… no te pases pues.
-No, de verdad Iván. Por ejemplo: yo… si seguimos frecuentándonos y haciéndonos el amor, fácil que me enamoro de ti.
-No te lo recomiendo, no soy un buen elemento.
-Nada qué ver, tontito, todo lo contrario. Tú no eres como los demás. O sea no eres celoso, ni posesivo, besas de locura, haces el amor de locura, no pides cuentas, eres inteligente, en fin, tontito… créetela…
-Pero ya ves…. Sigo estando solo.
-Porque tú quieres, así que no te pases, Iván.
-Quizás tengas razón, Giga…
-Ah, ya sé por dónde van los tiros… es por Penélope ¿no?...
-¿Qué te hace pensar eso?…
-Se nota que sigues enamorado de ella. Lo puedo ver en tus ojos. Pero lamentablemente ella ya está comprometida, ap portas de casarse con otro hombre…
-Nunca te conté ¿no?...
-¿Qué cosa?…
-Que ella se fue de mi vida porque se enteró de nuestra relación…
-¡No!... ¿Y cómo se enteró?...
-Por mi vecina, ella se confundió de persona, pensaba que eras tú… y bueno, Penélope ató cabos y así llegó a la verdad…
-Ah… pero ustedes nunca formalizaron… no tenían nada…
-Mira Giga, hay cosas que ya no hace falta decirlas por su nombre… Penélope, ya vivía conmigo, éramos una pareja, ya teníamos planes e inclusive queríamos tener un hijo…
-No, no te creo… jaja pero igual Iván… Penélope se fue de tu vida y ahora ya está comprometida con otro hombre…
-Así parece… cambiemos de tema, ¿quieres?…
-Ya está bien… ¿Iván, alguna vez has estado con un hombre?...
-¿Y esa pregunta?… qué fuerte, ah…
-No me cambies de tema…
-No, nada qué ver, ¿cómo crees?… lo que sí te puedo decir es que he conocido maricones que se han querido propasar conmigo… y no pues… el pare de inmediato…
-Esos maricones… jajajaja…
-Jajajaja… ¿y tú has tenido algún roce lésbico?...
-Mmmmmmmmm sí… pero sólo besos… quería probar qué se sentía besar a una mujer, a alguien de tu mismo sexo…
-¿Y qué sentiste?...
-Nada fuera de lo normal… sólo nervios…
-Mira tú… me estoy acostando con una lesbiana…
-¡Idiota!... ¿quieres que te demuestre que no soy una lesbiana?...
-A ver…
-Entonces cierra los ojos…
-¿Qué me vas a hacer?
-Ya los verás…
(…)
Martín, es uno de mis mejores amigos, sino el mejor. Nos conocemos hace quince años. Siempre hemos sido buenos amigos, somos como hermanos. Lamentablemente por razones de familia ya no paramos juntos. Martín, está próximo a ser padre por primera vez, su novia Carolina tiene casi dos meses de embarazo. Carolina, siempre estuvo enamorado de Martín. Se conocieron en una reunión de trabajo. Martín es administrador y Carolina Contadora Pública. Martín siempre me da buenos consejos, siempre me suele decir, cada vez que me ve, que ya tengo que ir buscado a una mujer para casarme y tener hijos. Que ya es hora que mi vida tenga sentido y que se vea encaminada por los senderos del amor y de la familia. Yo nunca le he puesto peros a Martin, porque sé que él quiere mi bien. Y de verdad se lo agradezco de corazón. Martín me pregunta mucho por Liseth. Una linda mujer, con la cual tuve la suerte de tener un romance efímero. Martín siempre estuvo de acuerdo con ese romance, quería que ya formalicemos, hasta incluso casarnos y todo. Lamentablemente la bella Liseth me dejó y se fue a convivir con un Ing. Presumido, del cual no quiero acordarme su nombre, ni mucho menos, escribirlo en éste post. Un Ingeniero de Sistemas pedante, que, por tener un coche del año y un puesto de gerente en una Institución que sirve para capacitar a jueces y a fiscales, se la da de importante figura y con todas las ganas de minimizar a cualquiera que se le presente o se le enfrente. Un día se presentó en la universidad donde yo trabajo, me buscó en la biblioteca de la universidad, me encontró laborando, pasando unos libros al sistema. Cuando lo vi, pensé que se trataba de un profesor nuevo, con esa cara de intelectual, lo atiné como el docente perfecto de Física-pura. Me llamó por mi nombre, lo hizo como si no lo importarla –Tú eres Iván ¿no?- yo lo miré, me sorprendió, para qué negarlo, después de un silencio, le respondí diciéndole que efectivamente ese es mi nombre, el sólo se rió y volvió a preguntarme: -¿con éste trabajo piensas darle una vida ejemplar a Liseth?, jajajaja… Liseth se merece un hombre como yo… así que te pido que por favor ya no la llames, ni vayas a buscarla… ahora, yo estoy saliendo con ella- me dijo eso y, de inmediato, se fue como si nada, como si nada hubiese dicho. Liseth, nunca se despidió de mí, mejor dicho, nunca me dijo nada. Se fue y nunca más volvió. Nunca me resentí con ella por su partida, más bien, me alegro que se haya ido con ese Ing. Él sí, ahora, le está ofreciendo una vida como ella se lo merece. Hace poco supe que, ella ya está manejando un Toyota del año, y sé que pronto se va a casar con él, en Máncora a la luz de la luna llena y frente al mar. Yo desde aquí le deseo a Liseth las mejores de las suertes y que su vida se vea iluminada (dinero) como siempre lo soñó. A la bella Liseth la conocí por Carolina, es su prima hermana, y un día nos fuimos a bailar los cuatro a un lugar que Martín frecuenta mucho, una peña disco, llamada: CASA GRANDE. Martín le gusta ir mucho a ese sitio, con Carolina y a veces iba solo, claro está, cuando estaba soltero. Cuando todavía no había conocido a Carolina. Me acuerdo que la primera vez que fui a ese sitio, a CASA GRANDE, con Martín, fuimos con una sola intensión, con tan sólo un fin, el de ir de “casería”. Me acuerdo que Martín ya se besaba con una desconocida que, por cierto, era muy bella. En cambio yo, sólo había cazado un solo vaso y mucho líquido elemento. No bailaba con nadie, mejor dicho, las chicas no me daban pie para bailar. Sólo se me acercó una linda chica para preguntarme la hora, estaba mareada, había bebido de más y yo que no me quedaba atrás (lo digo por lo movido que estaba); pero al final de cuentas ella y yo tuvimos una linda conversación:
-Hola, me puedes decir la hora… ¡Salud!...
-A ver, déjame ver… sí, un cuarto para las tres…
-Gracias, oe… tú no bailas ¿no?... ¡salud!...
-No me gusta bailar, sólo me gusta ver bailar a las chicas lindas como tú, porque bailan muy bonito…
-Gracias ¡Salud!... Qué raro que un hombre a estas horas y en este lugar no esté de casería… porque míralos, todos desesperados buscan a sus presas para tener un desliz con legua y todo… ¡Salud!...
-Bueno, hay para todos ¿no?...
-Sí pues, yo estoy esperando que un cuero me saque a bailar…
-Ahorita lo hace… pero si estás conmigo nadie te va a sacar a bailar.
-Sí tienes razón…
-¡Salud!... y que tengas una noche loca…
-¡Salud!... Pero insisto, me parece raro… eres un lunar negro en un poto blanco…
-Jajajaja qué buena…
-Mira no eres un cuerazo ni mucho menos simpático; pero mal, mal, no estás, ah…
-Gracias por el cumplido… ¿Cómo te llamas?...
-Mi nombre no te interesa ¡Salud!...
-Yo me llamo, Iván…
-Mucho gusto Iván… ¡Salud!...
-¡Salud!, cómo te llames…
-Bueno te dejo que sigas bebiendo… y apúrate que la promoción de los tragos gratis termina a las tres…
-Sí, lo sé… pero igual gracias por el dato…
La chica misteriosa se fue de mi vista y Martín se apareció con su nueva conquista.
-Iván, ya me voy… ¿te quedas no?...
-Sí Martín…
-Mira te presento a Luisa…
-Hola Luisa…
-Hola…
Martín, se fue con luisa a revolcarse quién sabe a qué hostal y yo me quedé sólo en ese lugar bebiendo toda la cerveza que quedaba.
(…)
Giga, sabía que estaba triste por el matrimonio de Penélope. Nunca me dijo nada, nunca me tocó el tema, seguro porque no quería oírme hablar de Penélope, su ex amiga. Esa noche de aquel sábado, donde Penélope le iba a dar el sí a un imbécil, a Giga le hice el amor como nunca, como nunca en la vida lo había hecho, y sí, es verdad… alucinaba que era Penélope, la aluciné tanto que al final no pude soportar que Giga estuviera a mi lado desnuda pidiéndome más y más. Sabía muy bien que Giga sabía, valga la redundancia, que no me estaba acostando con ella, sino con el pasado de una mujer que, ya seguro en ese momento, estaba celebrando con todos los invitados su apoteósica boda. Giga, nunca me dijo nada, sólo calló y se dejó llevar por la pasión de un loco totalmente despechado, totalmente arruinado y totalmente perdido en desamor.
-Hoy has estado como nunca, Iván…
-¿Sí?… tú también…
-Yo siempre, querido, siempre…
-ah, sí pues…
-¿Sabes, Iván?... me estoy enamorando de ti…
-Sí fue hermoso…
-¿Iván, has escuchado lo que te acabo de decir?...
-Sí, claro… fue hermoso Giga, yo también lo disfruté mucho.
-¡Idiota!... ya ves que no me estás prestando atención…
-Giga estoy cansado, si quieres te puedes quedar a dormir o bueno, mañana nos vemos…
-Me voy Iván… chau.
Es verdad que Giga nunca me tocó el tema de la boda de Penélope, pero de ahí a ignorarla del presente de ese momento, tampoco, tampoco ¿no?... Cuando se fue de mi departamento, lloré, lloré como un niño, lloré por Penélope, tanto así que, me tomé todo lo que había en el pequeño bar de mi departamento, me tomé hasta los recuerdos, los sudores y las ganas de volverla a amar y las ganas de escucharla gritar pidiéndome más y más. Lloré sin lágrimas, ya se me habían acabado, incluso las lágrimas del fututo, las que por desgracia todos tenemos que llorar, o sea, llorar la muerte de un familiar. Me acuerdo que lo llamé a Martín, necesitaba el apoyo de un amigo, de alguien que mandara a la mierda y me hiciera ver que Penélope no era la única mujer de este mundo. Vaya, que para mí sí lo era. Martín contestó y efectivamente me mando al carajo con todos sus ajos y cebollas:
-Oe, ¡hijo de puta!… no tienes porqué ponerte así. El mundo no se va a acabar porque una ex se case con otro…
-¡Salud Martín!... para mí sí… mi mundo se me acabó ya…
-Oe, canoso de mierda… qué te pasa, qué pasó con tu fortaleza emocional… qué paso con ese hombre que escribe historias triunfadoras en un blog… vamos Iván… vamos hombre, no es para tanto…
-¡Salud Martín!... Tu sabes Martín que Penélope y yo habíamos planificado tener un bebito, ya nos faltaba dos meses para que ella dejara de cuidarse… un hijo de Penélope, te imaginas… ahora todo se fue al carajo… ahora tendrá un hijo con otro…
-¿Y?... ¿y, idiota?... eso quiere decir que Penélope nunca fue para ti… tú sólo de enamoraste tío, tú solo…
-No te quito más tu tiempo, Martín… sigue disfrutando de la llegada de tu hijo… déjame emborracharme hasta perder el conocimiento…
-No tío, ya me preocupaste… voy por ti… me abres ya… espérame… te cuelgo…
-¡Salud, Martín!... ¡Salud!…
Esa noche, Martín llegó a mi casa en un abrir y cerrar de ojos. Me encontró hecho mierda, alcoholizado hasta los huesos. Me cargó hasta mi cuarto, me sacó los zapatos, me desnudo y me puso mi pijama. Cuando desperté, él estaba durmiendo en la silla, había velado mi sueño alcohólico hasta quedarse dormido. Yo estaba ya sobrio, eso sí, con mucha resaca, pero ya sobrio. Lo desperté y esperé hasta que se ubicara para decirle qué había pasado. Martín se rió con enojo y me soltó todo lo que había pasado:
-¿De verdad no te acuerdas de nada?...
-Bueno, algo… que estaba tomando contigo…
-Jaja… perdón, que tú estabas tomando.
-Da igual Martín, Joder.
-Te vas a joder al carajo. No sabes cómo me has preocupado y, dicho sea de paso, has preocupado a Carolina.
-Lo siento Martín.
-Qué fácil es decir lo siento cuando ya lo has hecho… así no es Iván.
-No volverá a pasar… ya acepté que Penélope nunca fue para mí.
-Bueno, menos mal… te cuento: me abriste la puerta a duras penas, estabas de más, te quedaste dormido, te tuve que cambiar y llevarte cargado hasta tu cuarto.
-¿Me has cambiado la ropa?...
-No tiene nada de malo ¿no?...
-Así que me has visto desnudo jajaja…
-Huevón…
-No, de verdad gracias Martín. Amigos como tú, ya no hace falta tener hermanos…
-Pero no lo vuelvas a hacer… ahora me voy, tengo que contarle a Carolina lo sucedido.
-Salúdala…
-Gracias… hablamos.
-Hablamos.
Martín, salió de mi casa y yo volví a quedarme dormido. Volví a quedarme dormido pensando en Penélope, alucinando su linda boda, y su linda sonrisa.
(…)
Un fin de semana cualquiera, ya había pasado un mes de la boda de Penélope, Martín me llamó para salir en pareja. Usó el tono de voz clásico para empilar a un amigo.
-Oe anímate, vamos a Casa Grande, hoy se presente Bartola.
-Normal, pero déjame avisarle a Giga, claro está, si me quiere acompañar, la última vez se fue molesta de mi casa…
-¿Qué le habrás hecho?...
-Nada…
-¿Seguro?...
-Ya, después te cuento...
-Ya pues, entonces paso por ustedes, diez de la noche.
-Ok, saludos a Carolina, que ya debe estar crecidita su pancita…
-No sabes, está linda mi bebé… hoy le celebramos su segundo mes.
-No faltaba más, a celebrar se ha dicho.
-Ok Iván. Te dejo. Hablamos más tarde.
-Hablamos.
Cuando terminé de hablar con Martín, de inmediato llamé a Giga. Ella me contestó con una pegunta clásica.
-¿Y ese milagro?…
-¿Cómo estás, Giga?...
-Acá pues todavía sin trabajo y aburrida.
-Paciencia, ya va a salir algo por ahí… ¿Vamos a bailar con Martín y Carolina?... ¿Qué dices?...
-¿A dónde?...
-A Casa Grande…
-Mmmmmmmm ya pues… vamos.
-Ya, entonces pasamos por ti.
-Ok, Iván. Te espero.
-Listo. Hablamos.
-Ok, bye.
Terminé de hablar con Giga y de inmediato como un despertador, me acordé de lo que me dijo Giga esa vez que se fue molesta de mi casa.
-¿Sabes, Iván?... me estoy enamorando de ti…
Tiré el celular sobre mi mueble preferido; pero antes, solté una sólo palabra al vacio de la atmosfera de mi casa:
-¡Mierda!...
Me acuerdo que Giga me contó una historia real, según ella, sobre un revolcón (sexo) que se dio una vez con su antiguo jefe sólo para mantener su trabajo, a sabiendas que sus tardanzas eran lamentablemente su talón de Aquiles, vaya talón de Aquiles, ¿no?. Estábamos reposando los dos en silencio, sobre la cama, totalmente desnudos y con algo de alcohol en la cabeza, es allí donde la bella Giga me hace confesión de una de sus tantas locuras del pasado:
-¿Iván, alguna vez te has acostado con alguien sólo para conseguir algo?...
-Bueno depende…
-¿Depende de qué?...
-Un hombre se acuesta con una mujer por dos motivos: 1) porque está enamorado y la desea a morir y 2) porque está aguantado y no la ve y agarra lo que se le presenta en ese momento…
-No pues tontito, eso ya lo sé. Me refiero cuando por ejemplo: quieres algo por interés y te tienes que acostar con tu jefe(a)… y para variar el jefe(a) es un(a) feo(a) de mierda.
-A ver déjame pensar… mmmm… no, nunca…
-Yo pienso que eso sólo le pasa a las mujeres…
-Al menos eso se ve más, ¿no?...
-Eso parece…
-Nooooo… ¡Giga!... ¡tú has hecho eso?...
-¿Tú qué crees?...
-¡Loca!, ¿y por qué hiciste eso?…
-Necesitaba trabajar, Iván… y, porque en ese trabajo me pagaban muy bien. Tú sabes que mis tardanzas son siempre únicas y soberanas…
-Ja, no era para llegar a tanto, ¿no?…
-Sííííííí… era un viejo de mierda, asqueroso… repugnante…
-Vaya, me das miedo Giga.
-No me alucines como una puta, tampoco, ah…
-Escúchame Giga, quiero que me respondas a esta pregunta que te voy a hacer: ¿cuando estás conmigo veo que me obligas a protegerme… pero… así lo haces con todos… bueno, perdón, con los que te has acostado, incluyendo, al asqueroso de tu ex jefe, también le dices que se cuiden, que usen condón?...
-Claro tontito…sólo he tenido sexo con un sólo hombre sin protección, y ese fue mi enamorado, Mario…
-Y me imagino que Mario fue tu primer hombre…
-Así es tontito…
-Bueno, yo siempre me cuido… siempre lo hago. Por algo no tengo treinta y dos años y no tengo hijos.
-Sí se nota, y te agradezco que lo hagas. Porque yo soy muy floja para tomar pastillas y ponerme inyecciones.
-Eso parece… ¿y los has visto?...
-¿A quién?... ¿al asqueroso de mi ex jefe?…
-Sí…
-No ya no. Pero no sabes, puta madre, siempre me buscaba, me llamaba a cada rato, en fin… creo que se había templado de mí… puta que asco…
-Tú le diste motivo, ¿no?…
-Sí, y quería acostarse otra vez conmigo, no, ni cagando… así que tuve que renunciar, ya tenía algo ahorrado para vivir un par de meses sin hacer nada…
-¿Y ahora, que estás sin trabajo, qué vas a hacer, Giga?...
-Siempre hay trabajo, sólo hay que buscarlo, hay que saber dónde está la oportunidad y listo…
-Bueno, eso sí…
-Sabes, Iván. Me gusta estar contigo, contigo me puedo desnudar de las dos formas… es por eso que no puedo entender ¿cómo estás solo, tontito?, cualquier mujer daría la vida por ti...
-¿La vida?... jajajaja… no te pases pues.
-No, de verdad Iván. Por ejemplo: yo… si seguimos frecuentándonos y haciéndonos el amor, fácil que me enamoro de ti.
-No te lo recomiendo, no soy un buen elemento.
-Nada qué ver, tontito, todo lo contrario. Tú no eres como los demás. O sea no eres celoso, ni posesivo, besas de locura, haces el amor de locura, no pides cuentas, eres inteligente, en fin, tontito… créetela…
-Pero ya ves…. Sigo estando solo.
-Porque tú quieres, así que no te pases, Iván.
-Quizás tengas razón, Giga…
-Ah, ya sé por dónde van los tiros… es por Penélope ¿no?...
-¿Qué te hace pensar eso?…
-Se nota que sigues enamorado de ella. Lo puedo ver en tus ojos. Pero lamentablemente ella ya está comprometida, ap portas de casarse con otro hombre…
-Nunca te conté ¿no?...
-¿Qué cosa?…
-Que ella se fue de mi vida porque se enteró de nuestra relación…
-¡No!... ¿Y cómo se enteró?...
-Por mi vecina, ella se confundió de persona, pensaba que eras tú… y bueno, Penélope ató cabos y así llegó a la verdad…
-Ah… pero ustedes nunca formalizaron… no tenían nada…
-Mira Giga, hay cosas que ya no hace falta decirlas por su nombre… Penélope, ya vivía conmigo, éramos una pareja, ya teníamos planes e inclusive queríamos tener un hijo…
-No, no te creo… jaja pero igual Iván… Penélope se fue de tu vida y ahora ya está comprometida con otro hombre…
-Así parece… cambiemos de tema, ¿quieres?…
-Ya está bien… ¿Iván, alguna vez has estado con un hombre?...
-¿Y esa pregunta?… qué fuerte, ah…
-No me cambies de tema…
-No, nada qué ver, ¿cómo crees?… lo que sí te puedo decir es que he conocido maricones que se han querido propasar conmigo… y no pues… el pare de inmediato…
-Esos maricones… jajajaja…
-Jajajaja… ¿y tú has tenido algún roce lésbico?...
-Mmmmmmmmm sí… pero sólo besos… quería probar qué se sentía besar a una mujer, a alguien de tu mismo sexo…
-¿Y qué sentiste?...
-Nada fuera de lo normal… sólo nervios…
-Mira tú… me estoy acostando con una lesbiana…
-¡Idiota!... ¿quieres que te demuestre que no soy una lesbiana?...
-A ver…
-Entonces cierra los ojos…
-¿Qué me vas a hacer?
-Ya los verás…
(…)
Martín, es uno de mis mejores amigos, sino el mejor. Nos conocemos hace quince años. Siempre hemos sido buenos amigos, somos como hermanos. Lamentablemente por razones de familia ya no paramos juntos. Martín, está próximo a ser padre por primera vez, su novia Carolina tiene casi dos meses de embarazo. Carolina, siempre estuvo enamorado de Martín. Se conocieron en una reunión de trabajo. Martín es administrador y Carolina Contadora Pública. Martín siempre me da buenos consejos, siempre me suele decir, cada vez que me ve, que ya tengo que ir buscado a una mujer para casarme y tener hijos. Que ya es hora que mi vida tenga sentido y que se vea encaminada por los senderos del amor y de la familia. Yo nunca le he puesto peros a Martin, porque sé que él quiere mi bien. Y de verdad se lo agradezco de corazón. Martín me pregunta mucho por Liseth. Una linda mujer, con la cual tuve la suerte de tener un romance efímero. Martín siempre estuvo de acuerdo con ese romance, quería que ya formalicemos, hasta incluso casarnos y todo. Lamentablemente la bella Liseth me dejó y se fue a convivir con un Ing. Presumido, del cual no quiero acordarme su nombre, ni mucho menos, escribirlo en éste post. Un Ingeniero de Sistemas pedante, que, por tener un coche del año y un puesto de gerente en una Institución que sirve para capacitar a jueces y a fiscales, se la da de importante figura y con todas las ganas de minimizar a cualquiera que se le presente o se le enfrente. Un día se presentó en la universidad donde yo trabajo, me buscó en la biblioteca de la universidad, me encontró laborando, pasando unos libros al sistema. Cuando lo vi, pensé que se trataba de un profesor nuevo, con esa cara de intelectual, lo atiné como el docente perfecto de Física-pura. Me llamó por mi nombre, lo hizo como si no lo importarla –Tú eres Iván ¿no?- yo lo miré, me sorprendió, para qué negarlo, después de un silencio, le respondí diciéndole que efectivamente ese es mi nombre, el sólo se rió y volvió a preguntarme: -¿con éste trabajo piensas darle una vida ejemplar a Liseth?, jajajaja… Liseth se merece un hombre como yo… así que te pido que por favor ya no la llames, ni vayas a buscarla… ahora, yo estoy saliendo con ella- me dijo eso y, de inmediato, se fue como si nada, como si nada hubiese dicho. Liseth, nunca se despidió de mí, mejor dicho, nunca me dijo nada. Se fue y nunca más volvió. Nunca me resentí con ella por su partida, más bien, me alegro que se haya ido con ese Ing. Él sí, ahora, le está ofreciendo una vida como ella se lo merece. Hace poco supe que, ella ya está manejando un Toyota del año, y sé que pronto se va a casar con él, en Máncora a la luz de la luna llena y frente al mar. Yo desde aquí le deseo a Liseth las mejores de las suertes y que su vida se vea iluminada (dinero) como siempre lo soñó. A la bella Liseth la conocí por Carolina, es su prima hermana, y un día nos fuimos a bailar los cuatro a un lugar que Martín frecuenta mucho, una peña disco, llamada: CASA GRANDE. Martín le gusta ir mucho a ese sitio, con Carolina y a veces iba solo, claro está, cuando estaba soltero. Cuando todavía no había conocido a Carolina. Me acuerdo que la primera vez que fui a ese sitio, a CASA GRANDE, con Martín, fuimos con una sola intensión, con tan sólo un fin, el de ir de “casería”. Me acuerdo que Martín ya se besaba con una desconocida que, por cierto, era muy bella. En cambio yo, sólo había cazado un solo vaso y mucho líquido elemento. No bailaba con nadie, mejor dicho, las chicas no me daban pie para bailar. Sólo se me acercó una linda chica para preguntarme la hora, estaba mareada, había bebido de más y yo que no me quedaba atrás (lo digo por lo movido que estaba); pero al final de cuentas ella y yo tuvimos una linda conversación:
-Hola, me puedes decir la hora… ¡Salud!...
-A ver, déjame ver… sí, un cuarto para las tres…
-Gracias, oe… tú no bailas ¿no?... ¡salud!...
-No me gusta bailar, sólo me gusta ver bailar a las chicas lindas como tú, porque bailan muy bonito…
-Gracias ¡Salud!... Qué raro que un hombre a estas horas y en este lugar no esté de casería… porque míralos, todos desesperados buscan a sus presas para tener un desliz con legua y todo… ¡Salud!...
-Bueno, hay para todos ¿no?...
-Sí pues, yo estoy esperando que un cuero me saque a bailar…
-Ahorita lo hace… pero si estás conmigo nadie te va a sacar a bailar.
-Sí tienes razón…
-¡Salud!... y que tengas una noche loca…
-¡Salud!... Pero insisto, me parece raro… eres un lunar negro en un poto blanco…
-Jajajaja qué buena…
-Mira no eres un cuerazo ni mucho menos simpático; pero mal, mal, no estás, ah…
-Gracias por el cumplido… ¿Cómo te llamas?...
-Mi nombre no te interesa ¡Salud!...
-Yo me llamo, Iván…
-Mucho gusto Iván… ¡Salud!...
-¡Salud!, cómo te llames…
-Bueno te dejo que sigas bebiendo… y apúrate que la promoción de los tragos gratis termina a las tres…
-Sí, lo sé… pero igual gracias por el dato…
La chica misteriosa se fue de mi vista y Martín se apareció con su nueva conquista.
-Iván, ya me voy… ¿te quedas no?...
-Sí Martín…
-Mira te presento a Luisa…
-Hola Luisa…
-Hola…
Martín, se fue con luisa a revolcarse quién sabe a qué hostal y yo me quedé sólo en ese lugar bebiendo toda la cerveza que quedaba.
(…)
Giga, sabía que estaba triste por el matrimonio de Penélope. Nunca me dijo nada, nunca me tocó el tema, seguro porque no quería oírme hablar de Penélope, su ex amiga. Esa noche de aquel sábado, donde Penélope le iba a dar el sí a un imbécil, a Giga le hice el amor como nunca, como nunca en la vida lo había hecho, y sí, es verdad… alucinaba que era Penélope, la aluciné tanto que al final no pude soportar que Giga estuviera a mi lado desnuda pidiéndome más y más. Sabía muy bien que Giga sabía, valga la redundancia, que no me estaba acostando con ella, sino con el pasado de una mujer que, ya seguro en ese momento, estaba celebrando con todos los invitados su apoteósica boda. Giga, nunca me dijo nada, sólo calló y se dejó llevar por la pasión de un loco totalmente despechado, totalmente arruinado y totalmente perdido en desamor.
-Hoy has estado como nunca, Iván…
-¿Sí?… tú también…
-Yo siempre, querido, siempre…
-ah, sí pues…
-¿Sabes, Iván?... me estoy enamorando de ti…
-Sí fue hermoso…
-¿Iván, has escuchado lo que te acabo de decir?...
-Sí, claro… fue hermoso Giga, yo también lo disfruté mucho.
-¡Idiota!... ya ves que no me estás prestando atención…
-Giga estoy cansado, si quieres te puedes quedar a dormir o bueno, mañana nos vemos…
-Me voy Iván… chau.
Es verdad que Giga nunca me tocó el tema de la boda de Penélope, pero de ahí a ignorarla del presente de ese momento, tampoco, tampoco ¿no?... Cuando se fue de mi departamento, lloré, lloré como un niño, lloré por Penélope, tanto así que, me tomé todo lo que había en el pequeño bar de mi departamento, me tomé hasta los recuerdos, los sudores y las ganas de volverla a amar y las ganas de escucharla gritar pidiéndome más y más. Lloré sin lágrimas, ya se me habían acabado, incluso las lágrimas del fututo, las que por desgracia todos tenemos que llorar, o sea, llorar la muerte de un familiar. Me acuerdo que lo llamé a Martín, necesitaba el apoyo de un amigo, de alguien que mandara a la mierda y me hiciera ver que Penélope no era la única mujer de este mundo. Vaya, que para mí sí lo era. Martín contestó y efectivamente me mando al carajo con todos sus ajos y cebollas:
-Oe, ¡hijo de puta!… no tienes porqué ponerte así. El mundo no se va a acabar porque una ex se case con otro…
-¡Salud Martín!... para mí sí… mi mundo se me acabó ya…
-Oe, canoso de mierda… qué te pasa, qué pasó con tu fortaleza emocional… qué paso con ese hombre que escribe historias triunfadoras en un blog… vamos Iván… vamos hombre, no es para tanto…
-¡Salud Martín!... Tu sabes Martín que Penélope y yo habíamos planificado tener un bebito, ya nos faltaba dos meses para que ella dejara de cuidarse… un hijo de Penélope, te imaginas… ahora todo se fue al carajo… ahora tendrá un hijo con otro…
-¿Y?... ¿y, idiota?... eso quiere decir que Penélope nunca fue para ti… tú sólo de enamoraste tío, tú solo…
-No te quito más tu tiempo, Martín… sigue disfrutando de la llegada de tu hijo… déjame emborracharme hasta perder el conocimiento…
-No tío, ya me preocupaste… voy por ti… me abres ya… espérame… te cuelgo…
-¡Salud, Martín!... ¡Salud!…
Esa noche, Martín llegó a mi casa en un abrir y cerrar de ojos. Me encontró hecho mierda, alcoholizado hasta los huesos. Me cargó hasta mi cuarto, me sacó los zapatos, me desnudo y me puso mi pijama. Cuando desperté, él estaba durmiendo en la silla, había velado mi sueño alcohólico hasta quedarse dormido. Yo estaba ya sobrio, eso sí, con mucha resaca, pero ya sobrio. Lo desperté y esperé hasta que se ubicara para decirle qué había pasado. Martín se rió con enojo y me soltó todo lo que había pasado:
-¿De verdad no te acuerdas de nada?...
-Bueno, algo… que estaba tomando contigo…
-Jaja… perdón, que tú estabas tomando.
-Da igual Martín, Joder.
-Te vas a joder al carajo. No sabes cómo me has preocupado y, dicho sea de paso, has preocupado a Carolina.
-Lo siento Martín.
-Qué fácil es decir lo siento cuando ya lo has hecho… así no es Iván.
-No volverá a pasar… ya acepté que Penélope nunca fue para mí.
-Bueno, menos mal… te cuento: me abriste la puerta a duras penas, estabas de más, te quedaste dormido, te tuve que cambiar y llevarte cargado hasta tu cuarto.
-¿Me has cambiado la ropa?...
-No tiene nada de malo ¿no?...
-Así que me has visto desnudo jajaja…
-Huevón…
-No, de verdad gracias Martín. Amigos como tú, ya no hace falta tener hermanos…
-Pero no lo vuelvas a hacer… ahora me voy, tengo que contarle a Carolina lo sucedido.
-Salúdala…
-Gracias… hablamos.
-Hablamos.
Martín, salió de mi casa y yo volví a quedarme dormido. Volví a quedarme dormido pensando en Penélope, alucinando su linda boda, y su linda sonrisa.
(…)
Un fin de semana cualquiera, ya había pasado un mes de la boda de Penélope, Martín me llamó para salir en pareja. Usó el tono de voz clásico para empilar a un amigo.
-Oe anímate, vamos a Casa Grande, hoy se presente Bartola.
-Normal, pero déjame avisarle a Giga, claro está, si me quiere acompañar, la última vez se fue molesta de mi casa…
-¿Qué le habrás hecho?...
-Nada…
-¿Seguro?...
-Ya, después te cuento...
-Ya pues, entonces paso por ustedes, diez de la noche.
-Ok, saludos a Carolina, que ya debe estar crecidita su pancita…
-No sabes, está linda mi bebé… hoy le celebramos su segundo mes.
-No faltaba más, a celebrar se ha dicho.
-Ok Iván. Te dejo. Hablamos más tarde.
-Hablamos.
Cuando terminé de hablar con Martín, de inmediato llamé a Giga. Ella me contestó con una pegunta clásica.
-¿Y ese milagro?…
-¿Cómo estás, Giga?...
-Acá pues todavía sin trabajo y aburrida.
-Paciencia, ya va a salir algo por ahí… ¿Vamos a bailar con Martín y Carolina?... ¿Qué dices?...
-¿A dónde?...
-A Casa Grande…
-Mmmmmmmm ya pues… vamos.
-Ya, entonces pasamos por ti.
-Ok, Iván. Te espero.
-Listo. Hablamos.
-Ok, bye.
Terminé de hablar con Giga y de inmediato como un despertador, me acordé de lo que me dijo Giga esa vez que se fue molesta de mi casa.
-¿Sabes, Iván?... me estoy enamorando de ti…
Tiré el celular sobre mi mueble preferido; pero antes, solté una sólo palabra al vacio de la atmosfera de mi casa:
-¡Mierda!...
(SILVIO RODRIGUEZ, POETA Y TROVADOR)
(OTRA VEZ SILVIO Y SU QUIEN FUERA... TAM K.)
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias.